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“El justo florecerá como la palmera;
Crecerá como cedro en el Líbano.
Plantados en la casa de Jehová,
En los atrios de nuestro Dios florecerán.
Aun en la vejez fructificarán;
Estarán vigorosos y verdes,
Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto,
Y que en él no hay injusticia”.

Salmo 92:12-15

Este precioso texto nos recuerda que aquellos que son justos darán fruto, o lo que es lo mismo, buenas obras. La fruta viene precedida por la flor, aroma agradable y belleza. Cuando las palmeras florecen, suelen llenar el aire de un aroma dulzón, presagio del fruto que dará lugar la flor que ahora se ve. Dará gusto estar al lado del justo, sus acciones son agradables, de aroma dulce.

Luego se utiliza el Cedro como símbolo de grandeza y robustez, el justo no solo será agradable a los que le rodean, sino que estará preparado para soportar los embates de la vida, al igual que el cedro, alto y majestuoso, es capaz de soportar las peores tormentas. Más aún, el cedro es un árbol símbolo de refugio, al que acuden los animales para protegerse en su sombraje del pesado sol de Oriente Meido, y al que acuden las aves en caso de lluvia y tormenta, para ser protegidas por sus ramas. El justo no solo será buscado por su agradable compañía, también por la seguridad que brinda a los que le rodean.

PERO, no debemos olvidar que esto no es algo inherente al ser humano. Si el justo llega a tener esas cualidades, se debe a algo importante, a estar “plantados en la casa de Jehová”, es decir, a vivir perennemente al lado de Dios, así como un árbol crece en el mismo sitio sin moverse. Pero estar plantado en los atrios de Dios significa también estar enraizados en Él, el árbol se nutre constantemente a través de sus raíces de los alimentos que le brinda el suelo donde está plantado. Si el justo llega a tener las cualidades prometidas anteriormente es porque constantemente vive al lado de Dios, y se nutre constantemente de su Palabra.

El “Suelo” es de tal calidad, que aunque el árbol sea viejo, dará su flor y su fruto, anunciando a todo el que acuda a él en busca de solaz y abrigo, que Dios es bueno, es el mejor terreno sobre el que enraizar nuestra vida, trata a todos por igual, de forma justa.

Revista Adventista de España