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lluvia primaveraHacía tiempo que un movimiento de reavivamiento no alcanzaba los principales medios de comunicación en los Estados Unidos. Me refiero al movimiento de reavivamiento en el predio de la Universidad de Ausbury, Kentucky, EE. UU. Comenzó luego del culto normal de la institución. Incluyó cantos y testimonios de cientos de estudiantes que se reunieron allí. Al momento de escribir este artículo, los servicios se han mantenido durante las 24 horas, 7 días a la semana, sin interrupción; aunque han anunciado que (después de dos semanas) pasarán a una fase más “normal” de reuniones. Miles viajaron desde los extremos del país para asistir, y programas similares se han extendido en otros campus universitarios e iglesias.

Rápidos de reflejos, algunos hermanos adventistas activos en las redes sociales se lanzaron a hacer una radiografía de este movimiento. En la mayoría de los casos, lo catalogaban como «un falso reavivamiento». Esta reacción (casi alérgica, diría yo, en algunos casos) me hizo reflexionar sobre nuestra propia situación como pueblo de Dios.

¿Hasta cuándo seremos solo «expertos en falsificaciones»? ¿Cuándo dejaremos de ser la «policía espiritual» de «falsos movimientos» en el ámbito global? ¿Es que acaso no ha llegado la hora de que dejemos de disecar otros reavivamientos (sean verdaderos o no) para ver que –lejos de estar en una condición de pararnos en un pedestal para analizar la condición espiritual de otros– somos pobres, ciegos y estamos desnudos (Apoc. 3: 17)?

Verdadero reavivamiento y la lluvia tardía

Sí, antes de convertirnos en especialistas en supuestas falsificaciones, es ya hora de que –como pueblo de Dios– experimentemos el verdadero reavivamiento profetizado para el tiempo del fin.

En este último gran reavivamiento, el Espíritu Santo será derramado con todo su poder. El evangelio se extenderá rápidamente por todo el mundo. Multitudes responderán a la predicación de la Palabra de Dios.

La Biblia se refiere a este reavivamiento poderoso como el derramamiento de la lluvia tardía. La lluvia temprana y la lluvia tardía son expresiones que se refieren a una parte del ciclo de la agricultura de Israel. La lluvia temprana regaba la semilla que había sido plantada y la ayudaba a germinar. La lluvia tardía caía al final del ciclo agrícola, a fin de madurar el grano y prepararlo para la cosecha. Sin lluvia tardía no había cosecha final.

En la Biblia, la lluvia tardía es uno de los símbolos del derramamiento del Espíritu Santo en los últimos días. El Espíritu Santo da poder al pueblo de Dios para realizar la tarea de predicar el evangelio a todo el mundo antes de que Jesús vuelva por segunda vez.

Paciencia. La venida del Señor se acerca

El apóstol Santiago lo expresa así: «Hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra: aguarda con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y tardía. Ustedes también tengan paciencia, afirmen sus corazones, porque la venida del Señor se acerca» (Sant. 5: 7- 8, NTV).

Joel, el profeta del Antiguo Testamento, añade esta promesa: «Ustedes también, hijos de Sion, alégrense y gócense en el Señor su Dios; porque les dio la primera lluvia a tiempo, y les enviará lluvia temprana y tardía, como al principio» (Joel 2:23).

Es la hora

ES HORA DE CLAMAR POR EL DERRAMAMIENTO DEL ESPÍRITU SANTO, A FIN DE QUE HAGA REVERDECER NUESTRA EXPERIENCIA.

Históricamente, la lluvia temprana cayó en Pentecostés. Más de tres mil personas fueron bautizadas en un día en un solo lugar. La Palabra de Dios dice que este número es moderado respecto de lo que ha de venir. La lluvia temprana es moderada en comparación con la lluvia tardía venidera.

El asunto es que, como adventistas, hace décadas que no solo creemos en esta promesa, sino también anhelamos vehementemente que se haga una realidad en nuestro medio. No obstante, en lugar de hacer esfuerzos decididos para alcanzar este objetivo, nos hemos dedicado más a evaluar iniciativas y manifestaciones ajenas.

Es hora de darnos cuenta de nuestra propia aridez espiritual. Es hora de clamar por el derramamiento del Espíritu Santo, a fin de que haga reverdecer nuestra experiencia y traiga mucho fruto en nuestros esfuerzos de preparar al mundo para la Segunda Venida.

Este fenómeno no comenzará sin el esfuerzo individual. Haz los cambios que necesitas hoy en tu vida personal, en tu familia y en tu iglesia local, para que juntos podamos recibir esa lluvia vivificante de primavera.

Autor: Marcos Blanco, pastor y doctor en Teología. Desempeña su ministerio en la ACES desde 2001. Autor de «Versiones de la Biblia», es Jefe de Redacción y director de la Revista Adventista desde 2010. Está casado con Claudia y tiene dos hijos: Gabriel y Julieta.
Imagen: Shutterstock

Publicación original: ¿Y el verdadero? ¿Cuándo?

Revista Adventista de España