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Hace unos días atrás, leí un artículo sobre el discurso que dio el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (26.03.2020), acerca de la situación que viven Israel y el mundo a causa de la pandemia del Covid – 19. Me animo bastante, y me gustaría recalcar algunas ideas.

Utilizando la Mishná (es un cuerpo exegético de leyes judías compiladas, que recoge y consolida la tradición oral judía), cito un texto: salvar la vida de una persona es similar a salvar el mundo entero. Una idea que comparto en su totalidad.

Estoy seguro de que nos gustaría ser solidarios, en estos días, con todo el mundo. Aunque entiendo perfectamente que nuestros recursos son limitados y las necesidades muchas. Pero si tan solo pudiéramos ayudar a una persona, a una familia, en estos días de crisis, equivaldría a ayudar al mundo entero. Daríamos un sentido práctico al mensaje bíblico de Mt, 25:35.36 (RV95) “Porque tuve hambre y me disteis de comer…estuve enfermo y me visitasteis…”. Si enviáramos, aunque solo fuera, un mensaje de WhatsApp, no os imagináis el consuelo que genera un mensaje de afecto cuando estas enfermo, solo, aislado en la cama de un hospital.

El verdadero evangelio: la solidaridad

Otro texto que, hoy por hoy, podríamos hacer visible lo encontramos en He.13:16 (NVI): “No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios”. Eso es solidaridad.

No tenemos idea, cuando pase todo esto, como quedará nuestra economía personal, familiar, de la iglesia, de la sociedad toda, y creo que vamos a vivir un momento histórico. Será un momento en el que tendremos que aprender, a marchas forzadas, que el verdadero evangelio de Jesús radica en compartir entre todos lo poco o lo mucho que tengamos. Mientras antes aprendamos más pronto nos levantaremos, como individuos, como familias, como iglesia y como sociedad.

Personalmente creo que estamos viviendo un tiempo muy difícil. Pero puedo ver amor, cariño, solidaridad en donde antes no había. Puedo ver, y he sentido, como el personal sanitario, sin recursos y con las urgencias saturadas, sigue tratando con afecto, sensibilidad y respeto a las personas, aun cuando sus fuerzas empiezan a decaer.

Venceremos con la ayuda de Dios

En este contexto de crisis, de pandemia, el primer ministro israelí recordó a su pueblo la Pascua, el éxodo de Egipto, y como Dios les ayudo a resistir, les dio fuerza para continuar. Y dijo lo siguiente, recordando la liberación de Egipto: “Vencimos al Faraón. Y aunque la batalla es difícil y desafiante venceremos el coronavirus con la ayuda de Dios” Os aseguro que me encantó esta última frase de su discurso: venceremos con la ayuda de Dios.

Te invito a mantener una profunda reflexión sobre quien está al frente de nuestra iglesia, y de cada uno de nosotros. Que podamos enfrentar esta crisis presente y futura con la confianza de que Dios nos ayudará. Hoy es tiempo de orar sin cesar con fe y esperanza, seguros de que Dios está al control y cuidado de sus hijos. Aunque tengamos algunas bajas, os ruego que nuestra fe y confianza en Dios, no decaiga nunca.

Y termino recordando la oración e himno del profeta Habacuc 3:17-18 (RV60) “Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales. Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación”.

Autor: Fernando Bacuilima, pastor de las iglesias adventistas de Ventas, Móstoles y Collado Villalba Imagen:
Photo by Austin Kehmeier on Unsplash

Revista Adventista de España