“Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1ª Ped.3:15).
No todos piensan como nosotros
Fue una experiencia reciente. Estuve escuchando a un pastor adventista que presentaba, a un público entusiasmado, los misterios de los libros de Daniel y Apocalipsis. Cada vez que escucho exposiciones bíblicas y claras sobre la profecía, afirmo la importancia de estos temas como parte del ADN del movimiento Adventista. Nuestra existencia tiene sentido en la profecía y la profecía ha de formar parte de nuestro mensaje, sobretodo en estos tiempos difíciles.
Personalmente, disfruto cuando escucho a pastores que han profundizado en el tema profético. Me encanta escuchar presentaciones proféticas cuyo fundamento es que la “Biblia es su propio interprete”. Aquellos que contestan a las preguntas difíciles de la Biblia con la misma Biblia, tienen toda mi admiración y respeto.
Pues bien, estaba yo escuchando a dicho pastor, pero no lo estaba haciendo “en directo”. Lo estaba viendo en diferido por Youtube. Es fascinante ver el impacto y el alcance que, con internet, pueden tener las predicaciones que, en el pasado, se ceñían a un ámbito local con una repercusión mucho menor. Cuando salimos de las “cuatro paredes” que forman nuestras iglesias y nos abrimos “al mundo”, nos damos cuenta que no todos piensan de la misma manera que nosotros.
Frente a la oposición
Es fácil predicar en un auditorio donde todos piensan como tú. Lo difícil es hacerlo “en medio de una fuerte oposición” (1ª Tes. 2:2). Nosotros defendemos la autoridad inspirada de los escritos de Elena White. Usar citas de sus escritos es algo que se espera de cualquier pastor adventista que se esté dirigiendo a una congregación local. El problema es que, cuando vamos a internet, los que ven y escuchan, no tienen los mismos sentimientos que los que somos adventistas.
Es necesario que consideremos nuestras actitudes ante aquellos que piensan diferente a nosotros. Mientras escuchaba al predicador adventista, estuve mirando los comentarios y opiniones de los que, como yo, estaban escuchando al predicador. La mayoría eran adventistas que agradecían la claridad del mensaje y alababan a Dios por el don del pastor. Pero había otros que también se animaban a opinar. No estaban de acuerdo con lo que se estaba diciendo, puesto que, según ellos, tenían otras interpretaciones que encajaban mejor con el texto bíblico.
Hasta aquí, todo normal. El problema surgió en mi mente al ver la falta de respeto con la que muchos adventistas contestaban a los que había osado a diferir de su pensamiento. Los invitaban a dejarlos en paz, a que no molestaran. Les pedían que, si no estaban de acuerdo con el pastor, no escucharan el mensaje. Entre los comentarios, algún que otro insulto y mucha falta de educación.
La actitud del cristiano
Sentí mucha vergüenza. ¿Es esta la actitud que deberíamos tener? Lejos están ciertas actitudes que vemos en la web de lo que Pablo dejó escrito: “Nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y respondemos con bondad” (1ª Cor. 4:12-13). Bendecir, soportar y responder con bondad no es precisamente lo que veo en muchos foros adventistas donde se debate sobre temas complejos y conflictivos que hoy dividen a la iglesia. Recuerdo las palabras de Isaías, cuando hablando de algo aparentemente bueno como es el ayuno, les dice a los israelitas que, en realidad, “… para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto” (Is.58:4)
En el texto que he colocado al principio de este artículo se nos anima a “presentar defensa con mansedumbre y reverencia” (1ª Ped.3:15). Es obvio que la mansedumbre es evidencia de la obra del Espíritu en nuestro carácter. Mencionando el fruto del Espíritu, Pablo nos recordará que “el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza” (Gal.5:22-23).
El ejemplo de Jesús
Jesús dijo claramente: “Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad” (Mt.5:5). A veces no es tan importante tener razón como mostrar amor por aquel que no la tiene. Me entristece cuando, para defender el punto de vista adventista, hay quien recurre a la falta de respeto, a la ofensa, al menosprecio y desprestigio del otro. Jesús nos animó a aprender de él, “que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt.11:29). Cuando me ataquen, o cuestionen mis creencias y opiniones, responderé con la mansedumbre de Cristo si Él mora, por fe, en mi corazón.
Así pues, los adventistas queremos que se nos conozca: ¿Por tener siempre razón o por reflejar a Jesús ante aquellos que se opongan a nosotros?
Autor: Óscar López, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
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