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Consumado es. Jesús es finalmente condenado a muerte y a sufrir el tormento de la crucifixión. Entre dos ladrones, el Hijo de Dios agoniza. Pero aunque se ciernen negros nubarrones sobre sus discípulos y el futuro del cristianismo, lo cierto es que la página más importante de la Historia estaba aún por escribir.

 

Revista Adventista de España