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El juicio contra Jesús no avanza. El Mesías es llevado ante el gobernador de Judea, el romano Poncio Pilatos, quien comprueba que la acusación contra Jesús es muy endeble. Pilatos se propone liberar a Cristo, un inocente, y condenar a Barrabás, un asesino. Pero el pueblo la sangre de quien ya no consideran el Ungido de Dios.

 

Revista Adventista de España