Lección 5 para el 2 de agosto de 2025: LA PASCUA.
La décima plaga afectó a toda familia en Egipto que se negó a seguir las instrucciones de Dios. Porque no vino repentinamente, sino que fue anunciada con muchos días de antelación.
Fue, en realidad, una prueba de fe. Nadie necesitaba morir aquella noche. Todos tenían la oportunidad de salvar la vida de su primogénito.
Solo el cordero estaba condenado. Solamente él debía morir. Solo su sangre haría pasar de largo al Destructor. ¿Por qué? Porque SOLO CRISTO SALVA. Y esto debía ser recordado de generación en generación… hasta que Él venga.
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El aviso (Éxodo 11)
- Tras los tres días de oscuridad, Faraón se enojó contra Moisés y le prohibió volver a palacio (Éxodo 10:28). Pero Moisés no podía obedecer esta orden, pues era la vida misma del primogénito de Faraón la que estaba en juego. En su rol de «dios» para Faraón (Éxodo 7:1), debía advertirle de lo que estaba por hacer (Amós 3:7).
- Ahora fue Moisés el que salió enojado de la presencia de Faraón. Enojado por su terquedad, y por las consecuencias de su decisión. A pesar del respeto que tenían hacia Moisés, muchos egipcios se negaron a escuchar la advertencia (Éxodo 11:3).
- Llegó el momento del juicio divino (Éxodo 12:12):
- Para el orgulloso, arrogante y explotador: el castigo, y la obligación de devolver lo extorsionado (Éxodo 11:4-5, 2)
- Para el obediente a las órdenes de Dios: pasar por alto el castigo, y ser liberado (Éxodo 11:7-8)
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La preparación (Éxodo 12:1-16)
- Dios explicó minuciosamente qué debían hacer para que el Destructor “«pasase» (pesáj, pascua), y no muriesen los primogénitos:
- El día 10 debían apartar un cordero sin defecto por familia, o para varias familias (Éxodo 12:3-5).
- El día 14, al atardecer, debían sacrificarlo (Éxodo 12:6)
- Tenían que untar con la sangre los postes y el dintel de la puerta (Éxodo 12:7)
- Debían comer completamente la carne asada, con panes ácimos y hierbas amargas (Éxodo 12:8-10)
- Mientras la comían apresuradamente, debían estar vestidos y preparados para ponerse en marcha (Éxodo 12:11)
- Al salir de Egipto, debían seguir comiendo panes sin levadura durante siete días (Éxodo 12:15)
- Dios preparó a Su pueblo para que comprendiesen Su gracia, y le adorasen (Éxodo 12:27b).
- Dios explicó minuciosamente qué debían hacer para que el Destructor “«pasase» (pesáj, pascua), y no muriesen los primogénitos:
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La sangre y la levadura (Éxodo 12:17-23)
- El día 14, dos elementos jugaban un papel crucial en la ceremonia: la sangre y la levadura.
- Debían eliminar la levadura de sus hogares y hacer panes sin ella (panes ácimos). Como la salida era inminente, no dispondrían de levadura durante sus primeras etapas (Éxodo 12:17-20). Esta levadura es símbolo del pecado, y los panes ácimos simbolizan la nueva vida en Cristo Jesús (1ª de Corintios 5:6-8; 2ª de Corintios 5:17).
- La sangre era el elemento salvífico. Representaba la sangre de Jesús —que Él derramó en la cruz— para que, en el Juicio, Dios «pase por alto» nuestra condenación (1ª de Juan 1:7; 2:1-2).
- Por su parte, el hisopo con el que debía ser rociada la sangre (Éxodo 12:22), es un símbolo de la purificación del pecado (Salmos 51:7).
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Recordar y enseñar (Éxodo 12:24-28)
- Aun antes de sacarles de Egipto, Dios les enseñó a las familias hebreas a preservar su historia, narrándola cada año a sus hijos (Éxodo 12:24-27).
- La Pascua sería, de ahí en adelante, una fiesta familiar. Una ocasión para que los padres transmitiesen a sus hijos el conocimiento de Dios.
- La historia de la liberación de la Pascua debía ser explicada con todo detalle, y en primera persona (Deuteronomio 26:5-9).
- Esto contiene una enseñanza muy especial para nosotros. Debemos transmitir nuestra fe a nuestros hijos. Debemos hablarles de lo que Dios ha hecho, no solo en la historia, sino también en nuestras propias vidas. Debemos inclinarnos junto a ellos, y adorar (Éxodo 12:27).
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La décima plaga (Éxodo 12:29-30)
- Faraón había ordenado matar a todos los niños hebreos sin excepción (Éxodo 1:22). Dios determinó la muerte condicional solamente de los primogénitos (Éxodo 12:29). En toda casa donde no se untó la sangre del cordero hubo, al menos, un muerto (Éxodo 12:30).
- Los juicios de Dios habían caído con toda su fuerza sobre los dioses egipcios, de los cuales Faraón era el representante (Éxodo 12:12).
- Ningún dios egipcio alzó su mano para ayudar, ni Faraón pudo hacer nada para evitar el desastre.
- Al igual que ocurrió con Faraón, nuestro pecado puede afectar negativamente a otros. Pero, como ocurrió con Moisés, nuestra fidelidad y firmeza puede salvar a muchos.
Para meditar:
«Se les ordenó que se separaran de los egipcios, junto con sus hijos, y que se reunieran en sus propias casas, porque si alguno de los israelitas fuese encontrado en las casas de los egipcios, caería bajo la mano del ángel destructor. También se les ordenó que celebraran la fiesta de la Pascua como una ordenanza, para que cuando sus hijos preguntaran qué significaba tal servicio, les relataran su maravillosa preservación en Egipto, cuando el ángel destructor salió por la noche para matar a los primogénitos de los hombres y a los primogénitos de los animales, pasó por encima de sus casas y no murió ni uno solo de los hebreos que tuviera la señal de la sangre en los postes de sus puertas.
»[…] Suplicaron [algunos egipcios] que se les permitiera ir con sus familias a las casas de los israelitas, esa terrible noche cuando el ángel de Dios iba a matar a los primogénitos de los egipcios. Estaban convencidos de que sus dioses, a los que habían rendido culto, no tenían conocimiento ni poder para salvar o destruir. […] Los israelitas dieron la bienvenida a los egipcios creyentes en sus hogares». (Elena G. White, Spiritual Gifts, t. 3, pág. 223).
Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.