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Lección 1 para el 7 de octubre de 2023.

Fuimos creados para vivir eternamente con Dios. Sin embargo, el pecado creó una brecha que nos separó completamente de Su presencia.

Pero Dios no renunció a su plan original. Se negó a separarse de nosotros. Así pues, se propuso una misión: erradicar el pecado y restaurar a la humanidad a su condición inicial.

  • La misión de Dios anunciada:

    • Dios reacciona ante el pecado.

      • Desde el principio, la relación de Dios con la humanidad se basa en el amor, un atributo divino que Él compartió con nosotros (1Jn. 4:16).
      • Este amor debe ser ofrecido voluntariamente, y se manifiesta en la obediencia a las leyes divinas (Jn. 14:15). Por ello, la desobediencia de Adán y Eva perturbó nuestra relación con Dios (Gn. 2:16-17; 3:12).
      • Pero Dios se negó a alejarse de nosotros. Acercándose con preguntas que hiciesen reflexionar a Adán y Eva, los animó a reconocer su error (Gn. 3:9-13). Inmediatamente, les presentó su misión redentora (Gn. 3:14-15).
  • La misión activa de Dios:

    • Dios estuvo con nosotros en el pasado.

      • La Biblia registra varias ocasiones cuando Dios mismo bajó para ver a los hombres (Gn. 11:5; 18:20-21; Éx. 3:7-8). Pero, a parte de estos hechos puntuales, vemos que Dios quiso estar personalmente con nosotros:
        • Con Abraham (Gn. 17:7)
        • Con Isaac (Gn. 26:3)
        • Con Jacob (Gn. 28:15)
        • Con José (Gn. 39:2)
        • Con el pueblo de Israel (Éx. 29:43-45)
      • Dios vivía en el Santuario, pero a través de símbolos (1R. 8:27-30). Esto era solo una parte de la misión, que anticipaba el cumplimiento definitivo.
    • Dios habitó con nosotros.

      • La estrategia misionera de Dios fue avanzando. Llegó la hora de convertirse en hombre, y de hacer realidad la promesa dada en Edén (Gál. 4:4-5).
      • Al encarnarse, Dios se presentó como “Emanuel” [“Dios con nosotros”] (Is. 7:14; Mt. 1:21-23). Su amor y su deseo de estar con nosotros se materializó en Jesús, plenamente humano y plenamente divino (1Jn. 5:20).
      • En la cruz, la misión de Dios llegó a su punto culminante. Ahora, la reunión de Dios con la humanidad ya es posible nuevamente. Pero la misión aún no había acabado.
    • Dios está hoy con nosotros.

      • Durante su ministerio, Jesús nos mostró la naturaleza misionera de Dios: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc. 19:10).
      • Cuando llegó el momento de volver al Cielo, se resistió a dejarnos solos. Nos aseguró que Dios seguiría con nosotros en la Persona del Espíritu Santo (Jn. 14:16). De esta forma, Él mismo está con nosotros “todos los días, hasta el fin” (Mt. 28:20).
      • Junto a la promesa de su compañía, Jesús nos encargó que siguiésemos cumpliendo Su misión: buscar al pecador y enseñarle el camino de salvación (Mt. 28:18-20).
  • La misión de Dios cumplida:

    • Dios erradicará el pecado.

      • Jesús prometió que vendría a por nosotros (Jn. 14:1-3). Ésta es conocida como la “bendita esperanza” (Tito 2:13 NVI). Cuando esto ocurra, la misión de Dios habrá concluido.
      • En ese momento, estará con nosotros “el tabernáculo de Dios” (el de verdad, no en imágenes ni símbolos), y Dios morará con nosotros por la eternidad (Apocalipsis 21:3).
      • Podremos verle cara a cara de nuevo (Ap. 22:4). Hablaremos con Él y lo adoraremos en persona.
      • El Dios de la misión finalmente cumplirá su deseo de estar con sus hijos por la eternidad. ¡Qué tremendo privilegio formar parte de esta realidad!

Para meditar:

«Desde que Jesús vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e hija de Adán puede comprender que nuestro Creador es el amigo de los pecadores. Porque en toda doctrina de gracia, toda promesa de gozo, todo acto de amor, toda atracción divina presentada en la vida del Salvador en la tierra, vemos a “Dios con nosotros”». Elena G. White (El Deseado de todas las gentes, pg. 15).

DESAFÍOS

Desafío semanal:

Ora todos los días de la semana que viene para que Dios abra tu corazón a fin de ser parte de su misión.

Desafío avanzado:

Averigua el nombre de alguna persona con la que te relacionas, pero que todavía no conoces: un vecino, un compañero de trabajo, un comerciante, un conductor de autobús, un conserje, etc. Comienza a orar por él o ella todos los días.

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España