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Según un artículo publicado en julio de 2012 en la prestigiosa revista “The Lancet”, la inactividad física se ha convertido en la cuarta causa de muerte en el mundo. Los estudios revelan que la inactividad física se equipara como factor de riesgo con el tabaquismo y la obesidad. Se habla de una auténtica pandemia, ya que según la OMS, al menos un 60% de la población mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para la salud.

El cuerpo humano está diseñado para moverse. Sin embargo, debido al estilo de vida actual, la actividad física de las personas se ha visto muy reducida. España es uno de los cuatro países más sedentarios de Europa. Seguimos siendo personas sedentarias pese a que los estudios demuestran que la inactividad física es peligrosa y que el aumento de la actividad física, al contrario, es beneficiosa para la salud. En el Estudio sobre Promoción del Ejercicio Físico de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC) se expone que las personas activas viven tres años más de media, con mayor calidad de vida y autonomía personal que los inactivos.

Si estos datos no te han convencido aún de la importancia de la actividad física, aquí expongo algunos de los beneficios de la actividad física regular:

– disminuye el riesgo cardiovascular

– disminuye el riesgo de obesidad

– disminuye el riesgo de diabetes mellitus e intolerancia a los hidratos de carbono

– disminuye el riesgo de osteoporosis

– disminuye el riesgo de enfermedades mentales (ansiedad, depresión)

– disminuye el riesgo de determinados tipos de cáncer (colon, mama y pulmón)

Una forma sencilla de aumentar nuestra actividad física diaria es salir a caminar. Diversos estudios recomiendan realizar por lo menos 10.000 pasos al día con el objetivo de aumentar la actividad física de la población. Esto ayudaría a controlar la obesidad y disminuir otros factores de riesgo como la hipertensión arterial, dislipemia y valores elevados de glucosa en sangre.

Es el momento de replantearnos cómo planificamos nuestro día a día. Pequeños gestos como no usar el ascensor y usar las escaleras, ir caminando a nuestros centros de trabajo o estudio, aparcar un poco más lejos de nuestro destino, bajarnos una o dos paradas antes del metro o del autobús, etc. contribuyen a aumentar nuestra actividad física.

¡Tenemos que movernos más! ¡Hay que ponerse en marcha!

“Una caminata, aun en invierno, sería más benéfica para la salud que todas las medicinas que los médicos pueda prescribir”. (Consejos sobre la salud, pág. 59).

Imagen: (cc) Wikimedia / Ronnie Macdonald. Esquina inferior: María Somolinos.

 

Revista Adventista de España