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El reciente brote de listeriosis nos recuerda que los animales están cada vez más enfermos, y su carne y su leche cada vez más contaminados.

Desde que en 1928 el médico escocés Alexander Fleming descubrió la penicilina, muchos pensaron que la era de las enfermedades infecciosas pasaría a la historia.

Es cierto que la incidencia (casos nuevos) de enfermedades infecciosas transmisibles se fue reduciendo en las pasadas décadas gracias a los antibióticos y sobre todo, a los progresos de la higiene; pero a pesar de ello, recientemente están aumentando. Las enfermedades no transmisibles o no comunicables, que no se adquieren por contagio sino por un mal estilo de vida como la diabetes, la enfermedad coronaria o ciertos tipos de cáncer, también son cada vez más frecuentes.

Los alimentos son un vehículo fácil para la transmisión de gérmenes causantes de intoxicaciones o de infecciones. Esos alimentos contaminados son la causa de las preocupantes toxinfecciones alimentarias, uno de los tipos más frecuentes de enfermedades transmisibles o contagiosas. La expresión “toxinfección” hace referencia a que puede haber una intoxicación causada por toxinas bacterianas, además de una infección causada por los propios gérmenes.

Los animales, cada vez más enfermos

Ni los antibióticos ni las modernas medidas de higiene han terminado con las enfermedades contagiosas en general, ni con las transmitidas por los alimentos en particular.

Hay que señalar que la mayor parte de los gérmenes causantes de toxinfecciones alimentarias tiene su reservorio o foco de origen en los animales. Se trata de zoonosis, enfermedades de los animales que afectan a los seres humanos. Al haber más animales enfermos, su carne y su leche resultan cada vez más contaminadas.

Este aumento de las enfermedades animales y de las toxinfecciones alimentarias está ocurriendo contra todo pronóstico; no cabía esperarlo después de los avances de la higiene y de la ciencia veterinaria. Y sin embargo, ya fue predicho hace más de cien años por una escritora inspirada, Ellen White, como puede verse en las siguientes citas:

Citas de EGW

  • “Los animales están enfermos, y al participar de su carne, implantamos la semilla de la enfermedad en nuestros propios tejidos y en nuestra sangre”. (Consejos para la Iglesia 412.4)
  • “Las enfermedades de los animales están haciendo que el consumo de carne sea un asunto peligroso. La maldición del Señor está sobre la tierra, sobre el hombre, sobre las bestias y sobre los peces del mar”. (Consejos sobre el Régimen Alimentario 493.2).

La carne cruda puede transmitir bacterias, virus y parásitos causantes de toxinfecciones alimentarias. Si le cocina a alta temperatura se destruyen los gérmenes, pero se forman sustancias cancerígenas. Aquí puede decirse que “el remedio es peor que la enfermedad”.

Y el mismo Jesús ya advirtió del aumento de epidemias o plagas en los últimos tiempos de este planeta, previos a su segunda venida, cuando dijo: “y habrá pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares…” (Mateo 24: 7). Pero alguien dirá: pestes o epidemias ha habido siempre a lo largo de la historia. Cierto, pero es que ahora no debería haberlas; y el hecho de que las enfermedades infecciosas transmisibles sean ahora cada vez más frecuentes es lo que le da valor a la señal anunciada por Jesús.

Conclusión

  • Eliminar o reducir el consumo de productos de origen animal, como la carne, la leche y todos sus derivados, es la forma más eficaz de combatir las infecciones transmitidas por los alimentos.
  • Los alimentos vegetales deben procesarse sin entrar en contacto con los productos de origen animal.

Infecciones alimentarias más frecuentes

Autor: Dr. Jorge D. Pamplona Roger. Ministerio de la Salud de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
Imagen: Photo by José Ignacio Pompé on Unsplash

 

Revista Adventista de España