En mis 26 años de ministerio he visto que las iglesias sanas tienen las siguientes características:
- Liderazgo compartido. El poder no está centralizado en unos pocos. Está distribuído a través de todos los miembros que, sin excepción, son considerados “importantes” aunque ninguno “indispensable”. No existen “dueños de iglesia” ni élites, sino personas maduras que ayudan y motivan a aquellos que recién comenzaron su peregrinaje espiritual.
- Mensajes basados en la Palabra. En estas iglesias lo más importante no es conocer un credo doctrinal abstracto, sino aprender a vivir en base a los principios de la Palabra en total lealtad a Jesucristo. Si la doctrina no lleva a una experiencia relacional positiva con Jesús y el prójimo, no es doctrina bíblica.
- Compromiso motivado por una visión inspiradora y no por el control. Las iglesias sanas tiene una clara visión que se desprende de la visión de Dios para su iglesia. La inspiración y el contagio son los métodos para lograr comunidad espiritual y es lo que genera compromiso real. El control es considerado pecaminoso y contrario al espíritu de Jesucristo.
- Relaciones. Las relaciones de amor son consideradas como la evidencia de la conversión. Es por eso que en estas iglesias no hay exigencias, se pide perdón, se perdona, hay aceptación, y no se está pendiente de las equivocaciones de los demás aunque no se toleran sus vicios.
- Vida devocional de los miembros. En estas iglesias la mayoría de sus miembros tienen una vida devocional diaria con Jesucristo. Las reuniones son vivas. No hay una liturgia rígida, sino una espontaneidad ordenada que es la marca de la vida espiritual que hay en cada creyente.
- Misión constante. La misión no es una actividad esporádica ni forma parte de un programa eclesiástico, sino que es el resultado de la relación viva de cada creyente con Jesucristo que se manifiesta en testimonio a sus semejantes. A los miembros, que son sal, les gusta estar en la ensalada y no permanecer en el salero. Esto resulta en que los amigos de los creyentes deseen vivir la misma experiencia espiritual de sus amigos y se motiven a asistir a sus convocaciones.
- Sin complejos. Las iglesias sanas son humildes en Jesús pero no son acomplejadas. Debido a que sus prácticas se fundamentan en los principios de la Palabra y no en meras tradiciones, sus miembros no tienen miedo de considerarlos inquebrantables y de proclamarlos con claridad sin pretender imponerlos.
¿No crees que sería muy bueno empezar a aplicar una reforma pro-salud a nuestras iglesias?