Fallece Jean Florí
Jean Florí, su vida
Cuando era estudiante, se encontró con un nuevo movimiento religioso, el adventismo, a través de uno de sus compañeros. Él le presentó a dos personas que fueron fundamentales para su vida. Primeramente a un pastor con quien Jean Flori comenzó a estudiar la Biblia. Él consideró siempre a la Biblia como “el fundamento de la religión cristiana en todas sus formas”. Poco después, leyendo los libros de Elena G. de White, tuvo su encuentro personal con Jesucristo, quien le marcó intensamente. Mas tarde, a través del mismo colega, conocería a una niña adventista, Anne-Marie, que se convertiría en su esposa un tiempo después. Juntos, tuvieron dos hijos: Laurent y Pascale.
Jean Florí, su legado
Su enorme deseo de entender la Biblia le empujó a ir al campus de Colllonges-sous-Salève, a pesar de que todavía tenía algunas dudas sobre el adventismo. Así fue como comenzó a estudiar teología, mientras era profesor de matemáticas en Collonges High School.
Formación científica. Estos seminarios son una novedad para él. Le permiten practicar su gusto por la lectura y la escritura y, sobre todo, liberar un poco de sed de conocimiento y verdad. Es con este espíritu que se convierte en profesor de la Facultad de Teología.
El profesor Florí era un maestro que no se doblegaba a la tradición sino que buscaba contrarrestar los defectos del tradicionalismo, al que que consideraba un “peligro mortal”. Es tal vez esta característica la que lo hacía, y lo hace, muy apreciado por todos sus alumnos. No solo les daba lecciones sino con quienes vivía la Palabra. El profesor les proponía un cristianismo práctico, a través de acciones de asistencia social, como lavar coches en Ginebra (acción retransmitida por la radio local).
Jean Florí escribía lo que aprendía y entendía de la Biblia. Sin embargo, a veces era muy crítico con las posiciones de la Iglesia Adventista. Muchos de sus libros y artículos han sido publicados por diferentes editores, pero también por la División Adventista Inter-Europea. El profesor Florí provocaba reflexión y cuestionamiento.
Esto es sin duda lo que se mantiene como el mayor recuerdo de Jean Flori, tal como lo demuestran las numerosas muestras de respeto y cariño durante su ceremonia de despedida. Su funeral se celebró el pasado 23 de de abril de 2018 en Bretaña (Francia), región en la que pasó sus últimos años con su familia. Todos se refirieron a él como un hombre sincero y recto, siempre en busca de la verdad, que hizo feliz a su familia. Especialmente a sus nietos, David, Yoann, Samuel y Nicolás. El profesor Florí marcó la formación teológica de toda una generación de pastores, así como a la iglesia adventista de habla francesa.
Testimonios sobre Jean Florí
David Jennah:
“Jean Flori fue un excelente maestro. Me enseñó el rigor y la metodología. Sobre todo, me inspiró una religión aliviada de la apariencia y el artificio, para hacer espacio a una auténtica. Tuvo una actitud de escucha excepcional y valoraba las opiniones de sus alumnos, incluso cuando algunas eran inadecuadas. Con él nos sentimos un poco inteligentes”.
John Graz:
“¡Un maestro inolvidable! Sus clases fueron una maravilla […] ya que el material que nos daba era lógico, y estaba documentado y estructurado como una obra arquitectónica. Pocos cursos a los que asistí en diferentes universidades estuvieron a su nivel. Representó la seriedad en la investigación; en el intercambio de conocimientos y, como un maestro, nos dio el deseo de seguir sus pasos.
Para mí, él siempre será el maestro que me enseñó a no caer en la monotonía, a no escatimar en el trabajo, y a dar siempre lo mejor de sí mismo al servicio de los demás y de Dios, que es nuestro maestro supremo”.
Ulrich Frikart:
“Su enseñanza, rigurosa y profunda, me fascinó de inmediato. Su espiritualidad viviente y práctica, y su profundo conocimiento, ampliaron mi horizonte y fui de descubrimiento en descubrimiento. Mi admiración por el profesor, y el científico de la historia de la Edad Media, fue ilimitada.
Inolvidables también los intercambios con este hombre extraordinario fuera de las aulas. No tenían precio. Querido Jean, no te imaginas lo que representas para mí. Lo importante que has sido para mi a lo largo de mi ministerio. ¡Gracias por siempre, maestro y amigo!”