Las investigaciones confirman que las buenas relaciones familiares son fuente de felicidad y de salud. Un estudio realizado sobre 3,5 millones de hombres y mujeres por parte del Centro Médico Langone, de la Universidad de Nueva York, determinó que, independientemente de la edad, el sexo o los factores de riesgo, las personas casadas eran menos propensas a padecer enfermedades cardiovasculares que las solteras, divorciadas o viudas.
Asimismo, la Dra. Bronwyn Harman realizó un estudio sobre satisfacción familiar, conducido por la Universidad Edith Cowan (Perth, Australia) durante cinco años. La investigadora concluyó que en las familias grandes, donde había apoyo mutuo, existía menos aburrimiento que en las familias pequeñas y se sentían más felices.
Por otra parte, hicieron un estudio muy interesante en Nueva Zelanda con dos grupos de adolescentes de entre 14 y 15 años (uno de 976 y otro de 3000) que dedicaban mucho tiempo a mirar televisión y a jugar videojuegos. El estudio reveló que estos chicos tenían un bajo nivel en el vínculo de apego con sus hermanos y sus padres. Se descubrió que, por cada hora que pasaban mirando televisión, aumentaba un 13% el riesgo de tener un bajo apego a los padres. Además, aumentaba un 24 % el riesgo de tener bajo apego por sus hermanos.
Los investigadores también evidenciaron que los adolescentes que pasaban más tiempo leyendo o realizando tareas escolares eran más cercanos a sus padres.
La espiritualidad y el apego familiar
Las avenidas del alma y «¿Qué haría Jesús?»
La sociedad hoy está regida por el enemigo. Él nos domina y esclaviza nuestros hogares a través de la basura televisiva, la mayoría de los videojuegos, etc., pero muchas lecturas tampoco son mejores.
Necesitamos aprender a gestionar adecuadamente nuestras avenidas del alma y las de nuestros hijos. Esas avenidas son todos y cada uno de nuestros sentidos. Ante esto… preguntémonos siempre ¿Qué haría Jesús?
La frase «¿Qué haría Jesús?», a menudo abreviada como «WWJD» («What Will Jesus Do»), se hizo popular particularmente en los Estados Unidos a fines del siglo XIX, gracias a la publicación de un libro de Charles Sheldon sobre ese mismo tema.
Si cada cristiano sincero se preguntara «¿Qué haría Jesús?», cada vez que mirase una película, se comprara ropa, se alimentara, escogiera lectura, etc. nuestras vidas y nuestros hogares serían, realmente, muy diferentes.
Cómo fomentar la espiritualidad en el hogar
En la práctica, podemos desarrollar la espiritualidad en el hogar a través de actividades individuales y en familia. Cada miembro del hogar necesita su propio espacio, su propio tiempo, a solas con Jesús. Unos momentos para estudiar la Biblia, orar, cantar y vivir la presencia de Dios de forma personal. Esos momentos pueden darse por la mañana, como primera actividad del día, o en los momentos que la persona decida. Pero además, la familia necesita un tiempo de unidad, de conexión, para disfrutar al Señor juntos.
Cada persona, y cada familia, debe decidir las actividades, el momento y la duración de las mismas. Pero algunas actividades interesantes para realizar en grupo son:
- Cantar unidos.
- Orar en familia.
- Estudiar la Biblia juntos.
- Juegos bíblicos y dinámicas.
- Ver películas cristianas, series, documentales, etc. en HopeMedia.es u otros canales cristianos adventistas.
- Dar estudios bíblicos a otras personas (pocas cosas nos hacen crecer más que ayudar a otros).
- Leer libros juntos. Por ejemplo, un capítulo, cada uno, para los demás.
- Etc.
¿Y tú? ¿Qué actividades haces de manera individual que te ayudan a mejorar tu espiritualidad? ¿Qué actividades de familia realizáis en vuestro hogar? Comparte tu experiencia, puede ayudar a alguien más.
Autor: Mario Pereyra, doctor en psicología, docente universitario, y autor de numerosos libros y trabajos de investigación, y Esther Azón, teóloga y editora de revista.adventista.es
PUBLICACIÓN ORIGINAL: Cómo cultivar buenas relaciones familiares