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Para el sábado 17 de marzo de 2018.

Esta lección está basada en Mateo 20:20-28; Juan 13:1-17 y “El Deseado de todas las gentes”, capítulo 71, pp. 613-621.

Jesús y los doce apóstoles se reunieron en el aposento alto para celebrar la Pascua.

  • Actitudes antes de actuar el sirviente.
    • Los apóstoles:
      • Se preguntaban a quién nombraría Jesús como ministros para formar parte de su gobierno.
      • Todos, orgullosamente, pensaban que merecían el puesto más importante.
      • Estaban enojados porque pensaban que sus talentos y fidelidad no eran apreciados.
    • Juan:
      • Había pedido a su madre que intercediera por él y por su hermano ante Jesús para recibir los puestos más importantes.
      • Por esta razón, habían discutido con el resto de los apóstoles.
      • Al sentarse para celebrar la Pascua, lo hizo a la derecha de Jesús.
    • Judas:
      • Él también quería el puesto más importante, costase lo que costase.
      • Nada más terminar de cerrar el contrato para entregar a Jesús, se mezcló con los discípulos para preparar la pascua como si fuera inocente, aunque era un traidor.
      • Al sentarse para celebrar la Pascua, lo hizo a la izquierda de Jesús.
    • Pedro:
      • Como los demás discípulos, anhelaba un puesto importante en el reino.
    • El sirviente inesperado.
      • Un sirviente acostumbraba a lavar los pies de los que iban a participar de la cena. Sin embargo, en esa ocasión no había ningún sirviente presente. ¿Quién asumiría el papel de sirviente?
      • Jesús esperó un tiempo para ver si alguno iba a asumir el papel de sirviente. Todos estaban en silencio, negándose a humillarse.
      • Jesús mismo se quitó su manto, cogió una toalla y un recipiente, y comenzó a lavar los pies de los discípulos.
      • Con este acto, Jesús quería mostrarles que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio amante y la verdadera humildad. Quería prepararlos para que entendieran lo que les iba a explicar.
    • Actitudes después de actuar el sirviente.
      • Los apóstoles:
        • Comprendieron el mudo reproche de Jesús y se avergonzaron de su actitud.
        • Se vieron a sí mismos desde un nuevo punto de vista.
      • Juan:
        • Fue el último al que Jesús le lavó los pies, pero no se ofendió por ocupar ese último lugar.
      • Judas:
        • Jesús no desenmascaró su traición.
        • Fue el primero al que le lavó los pies.
        • Cuando Jesús le lavó, sintió el gran amor que Jesús le tenía. Aunque se conmovió profundamente, no quiso humillarse, sino que endureció su corazón.
        • Pensó que, si Jesús se humillaba así, no podía ser el rey de Israel.
      • Pedro:
        • Se negaba a que Jesús le lavase los pies, pero Él le explicó que no tendría parte en el reino si no se dejaba lavar.
        • La paciencia y la bondad con que Jesús le habló quebrantó su corazón.
        • Renunció a su orgullo y altivez.
      • Después del lavamiento de pies, los corazones de todos (menos Judas) estaban unidos por el amor mutuo. Habían llegado a ser humildes y estaban dispuestos a ser enseñados. Estaban listos para conceder a otro el lugar más elevado.
    • Nuestra actitud ante el sirviente.
      • Pide a Dios que te de fuerzas para ser una persona dispuesta a servir en cualquier circunstancia y a cualquier persona, aunque se porte mal contigo.
      • Imita el ejemplo de servicio de Jesús.
      • Piensa a quién puedes servir para beneficio suyo y no para tu propio beneficio.
      • Jesús también quiere lavarte transformando tu corazón y dándote la humildad necesaria para que tú también sirvas a tu prójimo.
      • Recuerda que el servicio es la clave para el liderazgo exitoso.

Resumen: Aprendemos a servir imitando el ejemplo de Jesús.

Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposo Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es 

Foto: Annie Spratt en Unsplash

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