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Para el sábado 5 de enero de 2019.

Esta lección está basada en Mateo 12:46-50, Marcos 11:11, Juan 1:12, Juan 11:5 y El Deseado de todas las gentes, capítulo 7, páginas 49-55; capítulo 33, página 291; capítulo 58, páginas 495-496.

  • Jesús y su familia.

    • La niñez de Jesús:
      • Jesús pasó su niñez en el oscuro y despreciado pueblo de Nazaret, y aún con todo conservó su pureza.
      • Su madre fue su primera maestra. De ella aprendió a estudiar las Escrituras.
      • Se apartaba a la naturaleza para hablar con su Padre, y extraer lecciones sobre el carácter de Dios.
      • Vivía para beneficiar a otros. Siempre estaba dispuesto a servir a los demás. Era amable e inteligente. Decía siempre la verdad y era íntegro.
    • Su familia:
      • Sus hermanos se enfadaban porque Jesús no acudía a la escuela de los rabinos, y se avergonzaban de él.
      • Jesús no encontraba en su familia el apoyo y comprensión que necesitaba.
      • Sus hermanos no creían que él era un enviado del Cielo, y no cooperaban en hacer la obra de Dios.
  • Jesús y la familia de Lázaro.

    • Cuando ya era adulto y enfrentaba la oposición, los celos y la incredulidad, encontró refugio en el hogar de Lázaro, Marta y María.
    • Ellos vivían en Betania, a 3 km de Jerusalén. Allí Jesús los podía visitar a menudo.
    • En la atmósfera de fe, amor, ternura y cortesía que reinaba en casa de Lázaro, Jesús hallaba el descanso y la comprensión que no podía encontrar en su propia familia.
    • Allí encontraba una sincera bienvenida y una amistad pura y santa. Podía hablar con sencillez y perfecta libertad, sabiendo que sus palabras serían comprendidas y aceptadas.
  • Jesús y mi familia.

    • Si en tu familia reina Jesús, encontrarás en ella la misma atmósfera de fe, amor, ternura y cortesía que reinaban en el hogar de Lázaro. Todos estaréis a gusto disfrutando unos de otros y de la compañía de Jesús.
    • No obstante, si en tu casa hallas incomprensión y desconfianza, puedes hallar consuelo en el pensamiento de que Jesús soportó lo mismo y se compadece de ti. Te invita a hallar compañerismo y alivio donde Él lo halló: hablando con Dios en oración.
    • Si aceptas a Jesús como tu Salvador personal, te recibe como miembro de la familia celestial. Te invita a llamar a su Padre padre tuyo, y a Él tu hermano mayor. Jesús te tratará con ternura y te dará su amor.

Resumen: Nuestro lugar en la familia de Dios está asegurado.

Reflexión:

“Dios quiere que todo niño de tierna edad sea su hijo, adoptado en su familia. Por muy jóvenes que sean, pueden ser miembros de la familia de la fe, y tener una experiencia muy preciosa. Pueden tener corazones tiernos y dispuestos a recibir impresiones duraderas. Pueden sentir sus corazones atraídos en confianza y amor hacia Jesús, y vivir para el Salvador”. Elena G. White (Consejos para los maestros, página 161).

Actividades

Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposo, Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es

Foto: Ben Konfrst en Unsplash

 

Revista Adventista de España