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Lección 8 para el 25 de mayo de 2019.

Desde el momento en que Dios creó al primer hombre y a la primera mujer, les invitó a ser padres: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla” (Génesis 1:28).

Aunque lo habitual es que un bebé crezca bajo la atenta mirada de un padre y una madre, hay casos especiales en los que esto no es posible.

Una paternidad responsable nos lleva a plantearnos cómo educar a nuestros hijos para hacer de ellos ciudadanos del Cielo.

  • Casos especiales:

    • No tener hijos.

      • Dios escucha las oraciones, aunque no siempre las contesta.
      • Hay parejas que deciden voluntariamente no tener descendencia. Otras, deciden adoptar hijos y darles un futuro mejor.
      • Debemos ser especialmente sensibles con el dolor de aquellos que, deseando ser padres, no se les concede este privilegio.
    • Padres y madres solos.

      • En la Biblia tenemos ejemplos de madres divorciadas (Génesis 21:24), solteras (Génesis 38:24) o viudas (2ª de Reyes 4:1) que tuvieron que criar solas a sus hijos.
      • Hoy en día, esta misma casuística hace que hombres y mujeres tengan que criar a sus hijos sin el apoyo de su cónyuge.
      • Esto provoca problemas serios que dificultan la crianza de los hijos. Para ellos, es especialmente importante confiar en Aquel que nos dice: “no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5)
      • Como iglesia, debemos preocuparnos por apoyar y ayudar a estos hermanos y hermanas en sus dificultades (Santiago 1:27).
  • La educación de los hijos

    • Principios de la educación.

      • Deuteronomio 6:4-9 provee los fundamentos de la educación para los padres que desean criar a sus hijos para que sean adultos responsables, y ciudadanos del reino de los Cielos. Los padres deben: Reconocer a Dios (v. 4); amarlo de corazón, mente y espíritu (v. 5); atesorar su Palabra (v. 6); compartirlo con los hijos (v. 7).
      • ¿Cómo aplicar estos fundamentos? Usando dos pares de principios:
        • Inculcar / Hablar (v. 7)
          • Instrucción formal: momentos dedicados a estudiar la Biblia (p.e. el culto familiar)
          • Instrucción informal: aprovechando las circunstancias de la vida cotidiana.
        • Atar / Escribir (v. 8-9)
          • Ligar la verdad a nuestras acciones (mano) y pensamientos (frente)
          • Que la verdad pueda leerse tanto en nuestra vida pública (puerta) como privada (postes)
    • El objetivo de la educación.

      • El objetivo de los padres cristianos es hacer de sus hijos verdaderos hijos e hijas de Dios, inculcarles el amor de Dios y el anhelo de compartir con ellos la eternidad.
        • Consejos bíblicos para educar a nuestros hijos:
          • Disciplinarlos con amabilidad (Colosenses 3:21).
          • Enseñarles la Ley de Dios (Salmo 78:5).
          • Darles buen ejemplo (Génesis 18:19).
          • Dirigir bien nuestro hogar (1ª de Timoteo 3:12).
          • Corregirlos (Proverbios 29:17).
    • Cuando no se alcanza el objetivo.

      • Es fácil acusar a los padres de no haber educado correctamente a sus hijos. Sin embargo, los padres pueden haber hecho todo correctamente y, a pesar de todo, el hijo se ha desviado.
        • Los hijos toman sus propias decisiones y son los responsables últimos ante Dios por sus acciones. Ser buenos padres es decisión nuestra; ser buenos hijos es decisión de ellos.
        • Necesitamos oración ferviente, amor y paciencia; y permanecer a su lado mientras lucha con Dios. Recuerda que Dios lo ama.

Para meditar:

“Padres, ¿estáis obrando con energía incansable en favor de vuestros hijos? El Dios del cielo nota vuestra solicitud, vuestra labor ferviente, vuestra vigilancia constante. Oye vuestras oraciones. Con paciencia y ternura, educad a vuestros hijos para el Señor. Todo el cielo se interesa en vuestra obra. Los ángeles de luz se unirán a vosotros mientras lucháis por guiar a vuestros hijos hacia el cielo. Dios se unirá a vosotros y coronará de éxito vuestros esfuerzos. Cristo se deleita en honrar a la familia cristiana; porque tal familia es un símbolo de la familia del cielo”. Elena G. White (La oración, pg. 234).

Mira aquí el comentario de la E.S. de esta semana

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Photo by Kelly Sikkema on Unsplash

 

Revista Adventista de España
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