Lección 1 para el 4 de julio de 2020
¿Qué motiva a Dios a ofrecer la salvación a la humanidad?
El gran anhelo de Dios es que todos sean transformados por su Espíritu y sean salvos. Él ama a cada ser humano, y su amor no tiene límites, su compasión es eterna, su perdón inagotable. Dios es un padre amoroso que quiere que todos sus hijos estén en casa lo antes posible.
¿Qué nos motiva a nosotros –a los que Dios ha escogido para esta obra– a ofrecer la salvación a la humanidad? ¿Por qué testificar?
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Para ofrecer salvación.
- Dios tiene diversas formas de darse a conocer:
- Por la obra del Espíritu Santo (Hechos 5:32).
- A través de la naturaleza (Salmo 19:1).
- Por circunstancias o providencias especiales (1ª de Crónicas 16:12).
- Por la vida y ministerio de Jesús (Juan 1:18).
- A pesar de disponer de todos estos medios, Dios ha querido usarnos a nosotros como canales para transmitir el plan de salvación.
- Él quiere que los que hemos aceptado la Salvación la compartamos con los demás. Quiere que demos de aquello que hemos recibido, dando a otros la oportunidad de alcanzar la vida eterna (Mateo 10:8; Santiago 5:20).
- Dios tiene diversas formas de darse a conocer:
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Para hacer feliz a Dios.
- ¿Te has preguntado alguna vez cómo se siente Dios ante tanto dolor y sufrimiento, ante tanta injusticia que el pecado ha traído a este mundo? (Jeremías 13:17).
- Cuando una persona acepta a Cristo, los ángeles prorrumpen en gritos de alegría. Dios mismo canta de gozo (Lucas 15:7; Sofonías 3:17).
- ¿Qué puede ser más gratificante, más reconfortante, que saber que, en un mundo de tristeza, tu testimonio trae alegría al corazón de Dios?
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Para crecer.
- Como vimos al principio, Dios tiene muchos medios para darse a conocer. Sin embargo, aun cuando se manifestó directamente, puso en contacto a las personas con otras personas. Piensa en el ejemplo de Saulo, o Cornelio (Hechos 9:3-6; 10:1-6).
- La predicación del Evangelio es un beneficio para nosotros mismos. Nos permite crecer espiritualmente y participar del gozo de ver a otras personas aceptar a Cristo.
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Para obedecer el mandato de Jesús.
- Dios desea fervientemente “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª de Pedro 3:9).
- A través de la historia, Dios ha escogido a hombres (2P 2:5; Gn. 12:1-3), naciones (Is. 49:6) y pueblos (Hch. 1:8) con el propósito de que diesen a conocer la Salvación al mundo.
- Para la iglesia, descuidar o minimizar el mandato de Cristo es fallar en el propósito de su existencia y perder su llamado profético al mundo.
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Por amor.
- Comprender que, por amor, Jesús se había entregado a sí mismo para morir en su lugar, era el motor que impulsaba a Pablo a diseminar la Palabra de Dios por todo el mundo (2Co. 5:14-15).
- Testificar es, por tanto, una respuesta de amor al amor de Dios.
- “Ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios […] lo hacen con buenas intenciones […] lo hacen por amor” (Filipenses 1:14-16 NVI).
Para meditar:
“Los siervos de Cristo deben testificar por su Jefe con el poder del Espíritu Santo. El intenso deseo con el cual el Salvador anheló salvar a los pecadores debe caracterizar todos sus esfuerzos. La misericordiosa invitación, hecha primero por el Salvador, debe ser repetida por voces humanas, y resonar en todo el mundo: “Y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida”. Apocalipsis 22:17”. Elena G. White (Testimonios para la iglesia, tomo 9, pg. 35).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Res ponsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
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