Lección 2 para el 13 de abril de 2019
Cada día tenemos que tomar decisiones. Algunas son rutinarias y de poco alcance, otras pueden llegar a decidir nuestra vida eterna (Josué 24:15).
Nuestras decisiones pueden cambiar nuestra vida y la vida de las personas que nos rodean (para bien o para mal). Piensa en Caín, los hermanos de José, Coré, Datán y Abiram; o Cornelio, el carcelero de Filipos y el cónyuge de una persona incrédula (1ª de Corintios 7:16).
Analizaremos los consejos bíblicos para la toma general de decisiones, así como consejos específicos para tomar algunas de las decisiones más importantes de nuestra vida.
-
Cómo elegir
-
Elegir libremente.
- La Biblia nos enseña que Dios nos hizo con libre albedrío. Es decir, nos da libertad para elegir, y nos invita a tomar las decisiones correctas (Gálatas 5:13; Deuteronomio 30:19).
- Desde antes de ser creados, en su amor, Dios nos ha elegido para vida eterna (Efesios 1:4).
- No obstante, somos nosotros los que tenemos que tomar diariamente la decisión de aceptar esa salvación (Juan 3:16; Josué 24:15).
-
Elegir acertadamente.
- ¿Cómo nos enseña la Biblia a tomar elecciones acertadas?
- Orar antes de decidir (1ª de Tesalonicenses 5:17; Santiago 1:5)
- Estar dispuestos a obedecer a Dios (Isaías 1:19; Mateo 7:24-25)
- Estudiar la Biblia (Salmo 119:105; 2ª de Timoteo 3:16)
- Confiar plenamente en Dios (Proverbios 3:5-6; Isaías 58:11)
- Buscar consejeros sabios (Proverbios 15:22; 24:6)
- ¿Cómo nos enseña la Biblia a tomar elecciones acertadas?
-
-
Qué elegir
-
Elegir amistades.
- La elección de nuestras amistades crea vínculos que nos afectan para bien o para mal.
- Un buen amigo “es como un hermano en tiempo de angustia”, que nos ama “en todo tiempo” (Proverbios 17:17).
- La amistad debe fluir en ambos sentidos: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo” (Proverbios 18:24).
- Jonatán y David presentan un gran ejemplo de amistad incondicional. A pesar de que David iba a ocupar el puesto que le correspondía a Jonatán, éste no lo consideró su rival, sino que, con humildad, le ofreció su amistad.
-
Elegir cónyuge.
- El primer paso es pedirle a Dios que nos ayude en esta elección. Esta es, sin duda, la mejor forma de no errar (Génesis 24:7).
- La historia de Isaac y Rebeca nos proporciona otra pauta útil: buscar nuestro cónyuge entre personas creyentes (Génesis 24:3-4).
- Si queremos un matrimonio de éxito, debemos comenzar siendo nosotros mismos la persona adecuada (Sal. 37:27; 119:97; 1Co. 15:33; Stg. 1:23-25). Debemos estar dispuestos a comportarnos con nuestro cónyuge como deseamos ser tratados (Mateo 7:12).
-
Elegir ocupación.
- A menos que se trabaje a tiempo completo en el hogar atendiendo la casa y la familia (la más noble de todas las ocupaciones), mucha gente tiene que elegir una forma de ganarse la vida.
- El primer paso es elegir, en la medida de lo posible, los estudios que necesitarás para obtener el trabajo que deseas. Cada elección debe ser guiada por esta máxima: “hacedlo todo para la gloria de Dios” (1ª de Corintios 10:31).
- Por otro lado, no debemos convertir el trabajo en el centro de nuestra vida (ver Eclesiastés 2:1-11). Recuerda que el amor al dinero es la raíz de todos los males (1Ti. 6:10).
-
Para meditar:
“El carácter que cultivamos ,y las actitudes que asumimos, hoy están fijando nuestro destino futuro. Todos estamos haciendo elecciones, ya sea para estar con los benditos dentro de la ciudad de luz, o estar con los malvados, fuera de la ciudad”. Elena G. White (Reflejemos a Jesús, 16 de octubre).
“La elección de esposo o de esposa debe ser tal que asegure del mejor modo posible el bienestar físico, intelectual y espiritual de padres e hijos, de manera que capacite a unos y a otros para ser una bendición para sus semejantes y una honra para su Creador”. Elena G. White (Carta a jóvenes enamorados, pg. 14).
“Recordemos que aun cuando el trabajo que nos toque hacer no sea tal vez el de nuestra elección, debemos aceptarlo como escogido por Dios para nosotros. Gústenos o no, hemos de cumplir el deber que más a mano tenemos. “Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el Seol [sepulcro], adonde vas, no hay obra, ni trabajo ni ciencia ni sabiduría”. Eclesiastés 9:10”. Elena G. White (El colportor evangélico, pg. 190).
“Lo que debéis entender es la verdadera fuerza de la voluntad. Esta es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, la facultad de decidir o escoger. Todo depende de la correcta acción de la voluntad. Dios dio a los hombres el poder de elegir; a ellos les toca ejercerlo. No podéis cambiar vuestro corazón, ni dar por vosotros mismos sus afectos a Dios; pero podéis escoger servirle. Podéis darle vuestra voluntad, para que Él obre en vosotros tanto el querer como el hacer, según su voluntad. De ese modo vuestra naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Cristo, vuestros afectos se concentrarán en Él y vuestros pensamientos se pondrán en armonía con Él”. Elena G. White (El camino a Cristo, pg. 47).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Foto: Vladislav Babienko en Unsplash