Lección 9 para el 3 de marzo de 2018
Como mayordomos de Dios, imitamos a nuestro Señor. Él da generosamente todos los recursos que necesitamos.
Mostramos nuestro agradecimiento ofrendando generosamente de nuestros tesoros, tiempo y talentos.
- Mayordomos agradecidos.
- Atesorando para la eternidad. Mateo 6:19-20.
- Nuestros pensamientos y nuestras motivaciones tienen que estar puestas más allá de este mundo.
- Aunque es necesario preocuparse de las cosas terrenales y prever situaciones futuras (falta de trabajo, jubilación, etc.), no debe ser ésa la meta principal de nuestra vida.
- Debemos ser coherentes con nuestra fe. Nuestra confianza no debe estar puesta en lo terrenal, sino en Dios.
- Administrando gracia. 1ª de Pedro 4:10.
- De todo lo que Dios nos da, la gracia que nos es dada en Jesucristo es el don más precioso de todos (Efesios 2:8).
- La gracia que Dios nos manifiesta de diversas formas no es solo para que nos la quedemos y la disfrutemos, sino para que la compartamos con los demás
(Mateo 10:8). - La ofrenda de nuestros tesoros, talentos y tiempo permite que otros puedan conocer la salvación.
- Las ofrendas de gratitud.
- La calidad de la ofrenda. Números 18:29-30.
- Debemos mostrar nuestro agradecimiento por los dones recibidos ofreciendo a Dios lo mejor.
- Dado que nuestras monedas, billetes y transferencias bancarias tienen siempre el mismo valor, ¿a qué tipo de ofrendas podríamos aplicar este principio de dar “lo mejor”?
- ¡Tal vez un frasco de perfume especial para ungir a nuestro Señor! (Lucas 7:37-47).
- La motivación del oferente. 2ª de Corintios 8:12.
- Solo Dios puede conocer los motivos que nos llevan a entregar nuestras ofrendas, sean pequeñas o grandes. Nadie más puede juzgar estos motivos (Santiago 4:12).
- Podemos realizar acciones correctas por motivos equivocados (para recibir parabienes, por quedar bien, …).
- La dadivosidad abnegada tiene su motivación en el amor. Un amor que es respuesta al amor de Dios que hemos recibido y experimentado.
- El gozo de ofrendar. 2ª de Corintios 9:7.
- Cuando hemos experimentado el amor de Dios, podemos comprender que Él siempre busca nuestro bien. Nunca nos pedirá algo que pueda perjudicarnos. Esto incluye, por supuesto, su pedido a que seamos dadivosos.
- Ofrendar es un acto de fe, una expresión de gratitud por lo que recibimos de Jesús. A medida que damos de forma voluntaria, generosa y alegre, estamos reflejando el carácter de Dios y aumentando nuestra confianza en Él.
- Experimentemos el gozo de dar a Dios lo primero y lo mejor de nuestro dinero, nuestro tiempo y nuestras capacidades.
- La calidad de la ofrenda. Números 18:29-30.
- Atesorando para la eternidad. Mateo 6:19-20.
“Dios quiere ofrendas voluntarias. Los que den deben considerar que es privilegio el poder hacerlo. Algunos dan de su abundancia, pero no les falta nada. No se niegan especialmente de ninguna cosa por la causa de Cristo. Todavía tienen todo lo que el corazón puede desear. Dan liberalmente y de corazón. Dios los observa y conoce y percibe con exactitud sus acciones y motivos. Ellos no perderán su recompensa. Los que no pueden dar con tanta liberalidad, no deben excusarse porque no pueden hacer tanto como otros. Haced lo que podáis. Privaos de algunas cosas que no son indispensables y sacrificaos por la causa de Dios. Lo mismo que la viuda, dad vuestras dos moneditas. Y en realidad daréis más que todos los que dan de su abundancia; y sabréis cuán dulce es negarse a sí mismo para dar a los necesitados, sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el cielo”
Elena G. White (Testimonios para la iglesia, tomo 1, pg. 164)
Vídeo de la lección completa: Punto de encuentro con la Biblia:
Para más recursos relacionados con la E.S. visita el sitio oficial: escuelasabatica.adventista.es
Resumen de Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Video de HopeMedia.
¡Gracias por la bondad!
Gracias por estar ahí 😉 Un abrazo en Jesús, y que Él dirija sus pasos.