El 31 de octubre se celebran dos efemérides tan opuestas entre sí como la luz y la oscuridad, el día y la noche: Halloween y Día de la Reforma Protestante, cuyo abanderado, Lutero, promulgó las 95 tesis, manteniéndose firme en su «Sola Scriptura» («Solamente la Biblia»). Puestos a celebrar, escojamos siempre la luz antes que las sombras, conscientes de que «No se puede servir a dos señores» (Mateo 6:24).
El 31 de octubre se ha convertido en una fecha controversial, especialmente dentro del cristianismo. Mientras que para muchos en el mundo secular es el día de Halloween, una festividad centrada en lo oscuro y lo tenebroso, para los cristianos protestantes, es una oportunidad para recordar el inicio de la Reforma Protestante. Sin duda, la Reforma fue un momento importantísimo de transición de la tradición y el oscurantismo religioso a la posibilidad de poder estudiar personalmente el Plan de Salvación a través de las páginas de la Biblia, traducida al idioma del pueblo y totalmente libre de falsas tradiciones religiosas como el purgatorio o las indulgencias. Un hito histórico.
Halloween: Una estrategia de distracción
Halloween, derivado de «All Hallows’ Eve» o «Víspera de Todos los Santos», tiene sus raíces en antiguas festividades celtas como Samhain, donde se creía que los espíritus de los muertos regresaban a la tierra. Hoy en día, la celebración sigue plagada de imágenes de brujas, demonios y prácticas que exudan una atmósfera de miedo y muerte. Pero la Biblia nos advierte claramente sobre involucrarnos en prácticas que promuevan la oscuridad. En Efesios 5:11 nos dice: «No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas».
Elena de White fue clara en cuanto a la influencia de las prácticas paganas. Ella escribió: «Satanás trata constantemente de desviar la mente y de atraerla a falsedades de su propia invención» (El Conflicto de los Siglos, p. 518). Halloween, con su enfoque en lo macabro, encaja perfectamente en este tipo de distracción.
La Reforma Protestante: «Sola Scriptura»
En contraste, el 31 de octubre de 1517, Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, marcando el inicio de la Reforma Protestante. Este evento, que subrayó la importancia de la «Sola Scriptura» (Solamente la Biblia), es un recordatorio poderoso de la necesidad de basar nuestra fe y prácticas en la Palabra de Dios, y no en tradiciones o enseñanzas humanas.
Elena de White subrayó la importancia de este evento histórico: «Dios había designado que las Escrituras fueran la única norma de doctrina y reforma» (El Conflicto de los Siglos, p. 104). Recordar este día como un hito de la libertad espiritual y del retorno a la verdadera fuente de autoridad —la Biblia— es un acto de reconocimiento y agradecimiento hacia Dios por Su providencia.
«Sola Scriptura»
«Sola Scriptura» no es solamente un principio teológico del siglo XVI; es una guía vital para nuestros tiempos modernos. En un mundo donde las influencias culturales y seculares tratan de distorsionar la verdad, debemos, como Lutero, estar firmes en la Palabra de Dios. Elena de White enfatizó la necesidad de adherirse estrictamente a la Biblia en tiempos de confusión: «Satanás está decidido a ocultar de los hombres la clara luz de la Biblia y de las evidencias que la sustentan» (Mensajes Selectos, vol. 1, p. 16).
¿Por qué rechazar Halloween?
Para los adventistas y muchos otros cristianos, celebrar Halloween significa exponerse y participar en actividades que glorifican lo oculto y lo siniestro. No es simplemente una festividad «inocente»; es una glorificación del mal disfrazado de entretenimiento. En Deuteronomio 18:10-12, Dios advierte a Su pueblo contra todas las formas de espiritismo, brujería y adivinación, actividades que se promueven abiertamente durante Halloween.
Una alternativa cristiana
Por eso, en lugar de celebrar Halloween, tal vez podríamos dedicar este día a recordar esa «Sola Scriptura» y el regreso a la pureza del evangelio. Organizar programas de estudio bíblico, actividades para niños enfocadas en la Biblia, y reuniones de oración pueden ser maneras efectivas de honrar este día, tanto en los hogares como en las iglesias.
«Y si mal os parece servir a Dios, escoged hoy a quién servir; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos al Señor» (Josué 24:15).
Elena de White escribió: «La historia de los valientes defensores de la verdad ha de ser repetida a la juventud de hoy. Que ellos entiendan que su llamamiento es a ser como los reformadores, proclamando el mensaje de salvación y fidelidad a Dios» (El Conflicto de los Siglos, p. 268).
Conclusión
El 31 de octubre no es una fecha para participar en festividades que promuevan la oscuridad, ¡y mucho menos nuestros niños!, sino para recordar la poderosa obra de Dios y su Plan de Salvación contenido en la Biblia. Es un llamado a rechazar la influencia de lo oculto y a abrazar la luz de la Palabra de Dios, reafirmando nuestro compromiso con la «Sola Scriptura». En lugar de Halloween, celebremos con gratitud el legado de Lutero y tantos otros reformadores que nos enseñaron a vivir según la Biblia, la única fuente verdadera de sabiduría y verdad.
Ojalá entre la luz y la oscuridad, escojamos siempre la luz. «Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas» (1ª de Tesalonicenses 5:5).
Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Redactora y coeditora de revista.adventista.es
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