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¡Quisiera que tuviesen tal corazón, que me respetasen y obedeciesen, todos los días, todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (Deuteronomio 5:29).

Hace años vi en un libro una pintura en la que podía ver a un rey, lleno de joyas, forjándose una cadena con su propia corona y cerca de él un esclavo que, al contrario, convertía su cadena en una corona.

De aquel cuadro aprendí que puedes tenerlo todo, como aquel rey, y estar viviendo en esclavitud; o puedes contentarte con lo que tienes y tenerlo todo, aunque no tengas nada. Al fin y al cabo, no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita, porque, en realidad, lo importante no es el dinero, sino la felicidad que suponemos que podremos comprar con él. Sin embargo, las cosas que realmente pueden hacernos felices, son tan valiosas que no tienen precio y no se pueden comprar: tiempo, vida, amor, paz, familia, esperanza, etc.

El dinero es un excelente siervo, pero un terrible amo. 

Puedes haber nacido en un palacio o en un arroyo; en una familia amorosa o en una desestructurada. Tu no eliges “las cartas” que la vida te ha repartido, pero si puedes jugarlas con sabiduría, dirigido por Dios, y con Su ayuda ganar la Vida eterna. Felicidad sin límite. Tiempo, amor, paz… ¡todo!

Tu Creador te ama y desea lo mejor para ti. Por eso en la Biblia están recogidos Sus mandamientos, la guía para que “te vaya bien”, así como las biografías de hombres y mujeres que se relacionaron con Él en algún momento de la historia. En ellas puedes estudiar sus aciertos para imitarlos, y sus errores para evitarlos.

Eres libre para elegir, porque tu Creador te ama y te ha dotado de esa cualidad. Él te aconseja de la mejor forma posible. Si eres inteligente, y deseas ser feliz y hacer felices a los demás, en ese libro tienes suficiente información para elegir correctamente la mejor manera de vivir. De todas las elecciones que tendrás que hacer mientras estés aquí, la más importante es escogerle a Él. Si tienes a Dios en tu vida, y le obedeces, lo tienes todo. Si no tienes a Dios, que es la Vida, no tienes nada.

La sociedad pretende hacerte creer que eres libre porque puedes hacer lo que te de la gana. Quiere que creas que eres más importante si tienes mucho dinero; posición social, títulos, etc., cosas que en las manos de Dios pueden servir de bendición para ti y para los demás, pero que sin Dios se convierten en pequeños diosecillos que te alejan de Él. No, no te engañes, sin Dios no eres libre, eres esclavo de tu egoísmo, de tu mal carácter, de tu vanidad, orgullo, envidia, falta de Amor… Solamente puedes ser libre en Dios. Y cuando Él te libera, comprendes que ¡no necesitas nada!, porque tu tesoro es Él. La felicidad no la dan las cosas materiales, ni las personas, ni las opiniones de los demás. La felicidad está en conocer a Dios y dejarse llenar de Su Paz. Aprender a Amar como Él Ama y confiar en Él de todo corazón.

La elección más importante que tendrás que hacer en esta vida, con consecuencias aquí y ahora y consecuencias eternas, es tan solo una: ¿Con Dios o sin Dios?

De esa decisión dependerán el resto de las elecciones que hagas en la vida, y las consecuencias de ellas.

Esther Azón. Teóloga y comunicadora. Productora TV, guionista y redactora web en HopeMedia. Editora de la Revista Adventista de España.

Foto: Freddie Collins en Unsplash

Lic. Teología & Comunicadora Editora Revista Adventista Productora radio y TV/ Redactora Web en HopeMedia Edit/coordin. Quecurso.com

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