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caminoPronto descubrí que Dios no solo cumplió los deseos de mi corazón, sino que los superó. Por supuesto, debo entregarme completamente a él y confiar en su sabiduría y propósito para mi vida.

En algún momento de la infancia, todos pensamos que tenemos muy claro cuál será nuestra profesión cuando seamos adultos. Sin embargo, durante la adolescencia, la mayoría de nosotros ya no estamos tan seguros como cuando éramos niños, especialmente cuando llegamos al final del colegio y debemos elegir una universidad en función de la profesión que nos gustaría ejercer. En esta encrucijada, solemos tomar decisiones basadas en una combinación de factores como los talentos que Dios nos ha dado, las opiniones y consejos de personas de confianza, lo que nos gusta hacer, dónde podemos permitirnos ir y lo que sabemos (o creemos saber). En la lista, notarás el componente `talento´, y aquí tengo que admitir que fue un reto para mí identificar mis talentos. A veces dudaba de tener alguno.

La Palabra de Dios afirma, «cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas» (1o Pedro 4:10).*

Tomando una decisión

En consecuencia, al tomar una decisión tan importante como mi carrera profesional, quería asegurarme de que mi profesión combinara con mi deseo de servir a Dios a través del servicio a los demás y lo que disfrutaba hacer. No era mucho pedir, ¿verdad? Sinceramente, esta incertidumbre me acompañó durante los primeros años de mis estudios universitarios mientras cursaba la carrera de ciencias biológicas.

Ser una estudiante cristiana en un entorno dominado por una filosofía diferente y antagónica a mis creencias sobre los orígenes fue una experiencia interesante y desafiante. Me encontré con una falta de conocimiento tanto del naturalismo como del creacionismo. El deseo de aprender y comprender más sobre estos temas fue una de las fuerzas que impulsaron mis años universitarios.

Recuerdo que todo empezó un día en que estaba estudiando para uno de mis exámenes de la Licenciatura en Biología. Estaba leyendo sobre la teoría de la evolución de los cordados. Desde el punto de vista de la analogía y la genética, todo tenía sentido y parecía coherente; sin embargo, en mi mente surgían muchas preguntas sin respuesta. Mis creencias, convicciones y cosmovisión chocaban con las ideas y teorías del libro de texto. Fue en ese momento, sentada en mi escritorio, cuando cerré los ojos y hablé con Dios, pidiéndole ayuda, discernimiento y respuestas.

Estaba frustrada y creía erróneamente que estaba perdiendo el tiempo. A pesar de mis preguntas y mi falta de comprensión, estaba segura de la realidad de un Dios creador. En ese momento, frente a mis libros, recuerdo haber sentido el deseo de entender más sobre este aparente conflicto. Fue entonces cuando me aferré a la promesa hecha por nuestro Señor: «Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá» (Juan 15: 7).

Recursos sobre fe y ciencia

Después de mi oración, comencé a buscar recursos sobre temas de fe y ciencia en Internet. En mi búsqueda, encontré un sitio web en el que se invitaba a profesores y profesionales de instituciones educativas adventistas a participar en un Congreso de Fe y Ciencia organizado por la Universidad Adventista del Plata (UAP) en Argentina y el Instituto de Investigación en Geociencias (GRI) en California, EE.UU. Yo todavía no era profesora, ni profesional, pero no podía dejar de pensar en ese anuncio. Tenía un profundo deseo de poder asistir a esa conferencia. Envié un correo electrónico al director de Educación de la Asociación explicando mi situación y expresando mi deseo de asistir a esa reunión. Para mi sorpresa, respondió favorablemente a mi petición y me confirmó que me incluiría en la lista de asistentes.

Casualmente, ese mismo año tuve que decidir la especialidad que seguiría en mi licenciatura. Tenía cuatro opciones: botánica, vertebrados, genética y paleontología. No estaba segura de cuál debía elegir; sin embargo, de lo único que estaba segura era de que la especialización en paleontología no era una opción para mí. Sin embargo, poco tiempo después, Dios me demostraría que estaba equivocada.

No puedo expresar lo emocionada que estaba ese día cuando emprendí el viaje a la UAP para asistir al congreso. Para mi sorpresa, la mayoría de las charlas estaban relacionadas con la geología y la paleontología. Cada uno de estos temas me resultaba fascinante. Estos geólogos y paleontólogos cristianos tenían preguntas similares a las mías. En sus presentaciones, hacían hincapié en la diferencia entre los datos y la interpretación. Pensé que iba a resolver algunas de mis preguntas conflictivas; en cambio, aprendí que no siempre tendremos respuestas a todas nuestras preguntas en la ciencia.

La tafonomía de las ballenas

Una de las presentaciones que me llamó la atención trató sobre los estudios basados en la tafonomía de las ballenas conservadas en la Formación Pisco, en Perú. Tras esa presentación, me dirigí al ponente para solicitarle más información sobre las investigaciones que se estaban llevando a cabo en esa zona, a lo que accedió amablemente. Una semana más tarde, formalicé mi petición por correo electrónico, y a los pocos días, recibí copias de sus ponencias y mucha información relacionada con el trabajo de estos científicos. Hasta entonces, la única publicación dirigida a los universitarios cristianos que recibía de forma esporádica era Diálogo.

A menudo, cuando reflexiono sobre los planes que tenía para mi vida y cómo esos planes cambiaron con los planes que Dios me propuso, no puedo evitar pensar en cuántas veces he hecho reír a Dios con mis proyectos. Sin duda, muchas veces. Mi participación en ese congreso fue un punto de inflexión en mi vida. Enterarme de que había científicos creyentes en mi Iglesia, a los que también se les apoyaba para que investigaran y publicaran sus trabajos, fue una revelación inesperada y agradable para mí.

Agradecí a Dios por su respuesta; porque comprendí íntimamente que la paleontología era precisamente la orientación que Dios tenía en mente para mi futuro profesional.

Ese año decidí terminar mi carrera con un énfasis en paleontología. Después de decidirme por esa opción, todo fluyó con mayor rapidez y naturalidad en mi vida estudiantil y profesional.

Como resultado de mi interés en la investigación del GRI en la Formación Pisco, participé en dos trabajos de campo con investigadores del GRI. Esto me permitió completar mi tesis de licenciatura y aprobarla con éxito. Estas experiencias fueron enriquecedoras para mí como investigadora y me permitieron continuar mis estudios de postgrado en la Universidad de Loma Linda (LLU).

En la Universidad de Loma Linda

Al inicio de mi programa de Doctorado en Ciencias de la Tierra en la Universidad de Loma Linda, ya sabía que quería estudiar los nanofósiles calcáreos (cocolitos) de la Cuenca de Pisco, aunque su existencia en esa cuenca (predominantemente siliciclástica) estaba escasamente documentada en la literatura científica. Sin embargo, por la gracia de Dios y después de un arduo trabajo de campo con la ayuda de mi asesor de investigación y asistentes de campo, logré encontrar el sedimento donde se conserva- ban los nanofósiles calcáreos de la Cuenca de Pisco.

Al año siguiente tuve la alegría y el privilegio de asistir a mi primera reunión internacional de científicos especializados en nanofósiles, en representación del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Loma Linda, que se celebró en Bohol, Filipinas. En ese evento, presenté mi investigación preliminar, que fue premiada como la mejor presentación de póster de un estudiante entre docenas de presentaciones de otros estudiantes de diferentes países. Sentí que este reconocimiento era una caricia del Señor, que bendecía mi proyecto de investigación. Pero las alegrías y las sorpresas no terminaron en la concesión de mi presentación. También me dio la oportunidad de hacer nuevos amigos en esa reunión científica y de consolidar mi carrera como investigadora. Más tarde, publiqué mi investigación con mi asesor y dos científicos que conocí durante este y otro evento.

Conclusión

Al igual que yo en mis años de universidad, es probable que te encuentres abrumado por las dudas, las preguntas sin respuesta y los conflictos internos sobre cómo desenvolverte en el entorno académico como estudiante cristiano. Puedo decirte sin duda que no estás solo. Dios está a tu lado y está dispuesto a guiarte durante tu viaje. Él no solo cumplió los deseos de mi corazón, sino que los superó. Por supuesto, debes entregarte completamente a él y confiar en su sabiduría y propósito para tu vida. También debes estar dispuesto a salir de tu zona de confort y no tener miedo de correr riesgos o fracasar. Todo lo que te he dicho hasta ahora no es fácil ni sencillo. Requiere trabajo, perseverancia, compromiso… pero, sobre todo, confianza en las promesas y deseos de Dios para tu vida. Te animo a que lo intentes. Te garantizo que vale la pena.

Autora: Emilia Belia (PhD en Ciencias de la Tierra, Universidad de Loma Linda, California, EE. UU.) es experta en micropaleontología y bioestratigrafía. Actualmente está trabajando en un manuscrito de su investigación postdoctoral realizada en la Universidad de Nebraska-Lincoln mientras cursaba una Maestría en Administración de Empresas en la Universidad Canada West de Vancouver, Columbia Británica, Canadá. Recientemente, ha colaborado en un capítulo del libro Design and Catastrophe: 51 Scientists Explore Evidence in Nature [Diseño y catástrofe: 51 científicos exploran las pruebas en la naturaleza], editado por L. James Gibson, Ronny Nalin y Humberto M. Rasi (Andrews University Press, 2021).
Imagen: Foto de JOHN TOWNER en Unsplash 

* A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas han sido extraídas de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®1999, 2015, por Bíblica, Inc.® Usado con permiso de Bíblica. Reservados todos los derechos en todo el mundo.

Publicación original: Encontrar su camino

Revista Adventista de España