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Lección 9 para el 31 de mayo de 2025: EN LOS SALMOS – SEGUNDA PARTE

Entre las profecías que encontramos en Salmos, podemos apreciar los eventos finales que conducen a la instauración definitiva del gobierno de Dios sobre esta Tierra.

En los distintos salmos que estudiaremos, vamos a ver la progresión de los sucesos que se desencadenarán desde los momentos previos a la Segunda Venida hasta la destrucción del pecado tras el Milenio.

Teniendo en mente estos eventos, ¿cuál es nuestra misión ahora?

  • Salmo 46: Esperanza en la angustia

    • ¿Qué eventos predice el salmo 46? ¿Cómo se relacionan con las profecías de Apocalipsis 6:14 o 2ª de Pedro 3:12? ¿Cómo me afectarán?
      • ¿Qué ocurre en la Tierra? Es removida; se mueven los montes; braman las aguas; braman las naciones
      • ¿Qué hace Dios? Nos ampara y fortalece; nos auxilia en la tribulación y nos da alegría; derrite la tierra; es nuestro refugio; hace cesar las guerras; es exaltado y enaltecido entre las naciones
      • ¿Qué hago yo? No temer; ver las obras de Dios; estar quieto y conocer a Dios; refugiarme en Dios
    • En tan solo un versículo, el versículo 6 (NVI), el salmo 46 describe cómo será el fin del mundo conocido:
      • Se agitan las naciones. A causa de los continuos desórdenes naturales y políticos, los gobiernos se unirán bajo un Organismo común (la imagen de la Bestia) buscando soluciones desesperadas. Esto afectará negativamente al pueblo de Dios, al que se perseguirá como causante de esos desórdenes.
      • Se tambalean los reinos. Las últimas plagas asolarán y harán tambalear a las naciones, que se volverán unas contra otras (Apocalipsis 17:16).
      • Dios deja oír su voz. Jesús, «con voz de mando […] y con trompeta de Dios» vendrá para terminar con la historia de las naciones (1ª Tesalonicenses 4:16).
      • La tierra se derrumba. Tal como indica Jeremías, la tierra quedará desolada y vacía (Jer. 4:23-26).
  • Salmo 47: La victoria final

    • El hecho de poner el pie en un lugar era en la antigüedad una manera de representar el derecho a la posesión del territorio (Deuteronomio 11:24), algo similar a lo que se hace ahora al plantar o alzar una bandera concreta en un lugar.
    • Cuando Satanás se presentó ante Dios y dijo que venía «de rodear la tierra y andar por ella» (Job 1:7), estaba manifestando su propiedad sobre nuestro planeta.
    • Llegará el día cuando la propiedad usurpada por él se le restaure a su legítimo dueño. Pero no será en el momento de la Segunda Venida, cuando Jesús no tocará con su pie la tierra, sino que nosotros ascenderemos hacia Él (1ª de Tesalonicenses 4:16-17).
    • Será tras el Milenio, cuando Jesús sí tocará con su pie la tierra, haciendo lugar para alojar a la Nueva Jerusalén –en la presencia de sus enemigos–, y derrotándolos definitivamente (Zacarías 14:4-5; Apocalipsis 20:7-9).
  • Salmo 75: El fin del pecado

    • El salmo 75 suena muy similar al mensaje del tercer ángel, donde los impíos deben beber del cáliz de la ira de Dios (Salmos 75:8; Apocalipsis 14:9-10).
    • ¿Cuándo ocurrirá esto? Tras el juicio final, donde todo impío será destruido en el lago de fuego, que es la muerte segunda (Salmos 75:2, 7; Apocalipsis 20:11-15).
    • El punto crucial que determina el destino de individuos y naciones es el orgullo (Salmos 75:4-5). El orgullo de los dirigentes por mantener y acrecentar su poder; y el orgullo de los individuos que los lleva a rechazar obstinadamente a Dios, y a enaltecerse a sí mismos (y a sus pecados más viles, que publican con orgullo).
    • Pero para los humildes que se someten a Dios, el futuro será muy distinto, pues seremos exaltados por Dios ante todo el universo (Salmos 75:10; Santiago 4:10).
  • Salmo 67: Nuestra tarea hoy

    • Apocalipsis nos habla de un día cuando la gloria de Dios nos iluminará de forma tan radiante que no necesitaremos la luz del sol (Apocalipsis 22:5).
    • Salmo 67:1 parece anticiparse a ese momento, al pedir a Dios que «haga resplandecer su rostro sobre nosotros». Una idea que también está presente en la bendición sacerdotal (Números 6:25).
    • Solo la muerte de Cristo en la cruz hace posible que el rostro de Dios brille sobre nosotros. Es evidente que esto solo ocurrirá plenamente cuando estemos con Él. Pero… ¿Puede ahora brillar el rostro de Dios sobre nosotros?
    • ¡Sí! Pero no lo hace solo para alegrarnos y animarnos. El rostro de Dios brilla sobre nosotros para que reflejemos su gloria para beneficio de otros, para que el mundo conozca a Dios, y lo alabe (Salmos 67:3-7).

Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.

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