Skip to main content

SalmosEsa tarde de otoño, en una pequeña librería de Buenos Aires, me crucé –casi sin querer– con el libro Cuando la vida te decepciona, del rabino Harold Kushner. La tenue llovizna de la jornada le dio un leve toque de melancolía al encuentro literario. Desde luego, no concordé con todo lo que el libro afirmaba, pero fue muy interesante analizar todos los periplos de la vida de Moisés desde la mirada del autor.

Esta publicación (de 2007) me llevó a otras obras de Kushner. En especial a la primera, por la que alcanzó una inesperada celebridad. El libro, publicado originalmente en inglés, se llama: Cuando a la gente buena le pasas cosas malas. Fue publicado en 1981 y se convirtió de inmediato en un best seller. Está dedicado a Aarón, su hijo, quien murió en 1977, con catorce años de edad, por una enfermedad degenerativa. En el texto, Kushner analiza la vida de Job y –aunque tampoco concuerdo con todos sus razonamientos– afronta una de las preguntas más angustiosas que el ser humano le puede formular a Dios: «¿¡Por qué!?»

Este mismo camino sigue Asaf (personaje del que ya hablamos en esta sección en el mes de febrero) en el Salmo 73. Este es un capítulo muy humano y confesional. Sin guardar las apariencias, el autor reconoce que al ver las injusticias del mundo estuvo a punto de perder la fe: «En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos» (Sal. 73: 2-3). ¡Estamos ante un salmo peligroso!

Para esa prosperidad de los impíos (del versículo 3), Asaf usa la palabra hebrea shalom, que significa un estado de bienestar íntegro. En la versión Reina-Valera se traduce como «prosperidad». Es lógico y entendible ese posible resbalón y ese germen de envidia. Pero, como asegura el refrán, «un resbalón no es caída». ¿Por qué? Pongamos la lupa en el contenido del capítulo.

Un resbalón no es una caída

Salmo 73, versículos del 1 al 3: El camino es resbaladizo, pero Dios es bueno con los limpios de corazón. El adjetivo «bueno» (del hebreo tob) implica –en la lengua original– abundancia, alegría, beneficio, bienestar, bondad, éxito, felicidad, prosperidad.

Salmo 73, versículos del 4 al 9:La sociedad es injusta y los malos gozan de una vida agradable, repleta de placer.

Salmo 73, versículos del 10 al 14: Los justos cuestionan la situación, ya que los impíos alcanzan riquezas y los inocentes son castigados. Viviendo en la habitación del desencanto, Asaf concluye que la limpieza de su corazón fue en vano.

Salmo 73, versículos del 15 al 17: Aparece una nueva perspectiva de la vida y, si bien no hay respuestas, al menos hay comprensión. ¿Cómo la logró? Entrando en el Santuario y ampliando la visión hacia el juicio de Dios: los buenos serán recompensados; y los malos, castigados. Ver las cosas desde el punto de vista eterno posibilitó que el tambaleante Asaf no tropezara.

Salmo 73, versículos del 18 al 20: Ya no es él quien se desliza, sino los que no andan conforme a la voluntad de Dios. Lejos de él, todo es inestabilidad.

Salmo 73, versículos del 21 al 24: Asaf reconoce la necesidad de ser guiado por Dios. Anhela que él lo tome de su mano y lo conduzca hacia la gloria.

Salmo 73, versículos del 25 al 28: La perspectiva celestial inunda la escena. El bien (, otra vez) reside en relacionarse con Dios.

¿Qué haré con lo que pasó?

Escribe Kushner: «Lo único que podemos hacer es intentar elevarnos sobre la pregunta “¿Por qué pasó?” y comenzar a preguntarnos “¿Qué haré ahora que pasó?”».

Responde Asaf: «Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras» (Sal. 73: 28). Es asombroso ver los beneficios que recibió Asaf al visitar la Casa del Señor: entendimiento y perspectiva eterna.

La Biblia requiere de nosotros que nos mantengamos firmes en la verdad, pero como frágiles seres finitos corremos el riesgo de resbalar y caer por compararnos, especular, perder el foco o alejarnos «solo un poquito» de Dios. «Creo que Dios hizo por mí lo que hace por tanta gente que sufre: me dio la fortaleza y la sabiduría para convertir mi dolor personal en un instrumento de redención, un medio de ayuda para los demás», declara Kushner. «Sí: tu crisis tiene un propósito».

No te caigas y no decaigas. No tienes por qué dudar y resbalar. Si tu vida es gris y lluviosa, ve al encuentro del Libro de los libros. Ese en el que Asaf cuenta las obras de Dios.

Autor: Pablo Ale, Licenciado en Teología y en Comunicación Social. Además, tiene una maestría en Escritura creativa. Es autor de los libros “¿Iguales o diferentes?”, “1 clic” y “Un día histórico”. Actualmente, es editor de libros, redactor de la Revista Adventista y director de las revistas Conexión 2.0 y Vida Feliz, en la Asociación Casa Editora Sudamericana.
Foto de Aaron Burden en Unsplash

Publicación original: El salmo más peligroso

2 comentarios

  • Mike Barboza dice:

    Muy interesante el modo en que se puede o no entender la palabra de Dios en momentos trágicos como es la perdida de un ser querido.
    Cuestionar al Señor en porque permite que sucedan cosas así, creo yo no tienen nada de malo. El es nuestro Padre, y permitirá que su paz pueda llenar nuestros corazones de fe y esperanza. Hacen dos años perdí a mi esposa de cuarenta años de matrimonio, por el maligno virus Covid, y hoy día a mis 68 años, puedo ver la vida a pesar de esos recuerdos que nunca desaparecerán de mi vida con una madurez que no creí podía tener.
    El amor de Dios no tiene medidas, o mejor dicho muchas veces es incomprensible por su belleza en cuanto a la manera como nos trata. Se me hace difícil inclusive ponerlo en palabras, tan solo insto a cualquiera que este sufriendo por una experiencia de esta clase, a dejar ese sufrimiento en sus manos, y sucederán milagros, que abarcaran nuestros corazones de maneras inexplicables a nuestro entender.

    • Esther Azón. Revista Adventista dice:

      Gracias, Mike, por compartir esa experiencia. Son hermosas tus palabras y seguro que ayudan a otras personas que estén pasando por algo parecido. «Dejar el sufrimiento en sus manos y sucederán milagros» Así es, estimado Mike. Además, Dios es maravilloso y la esperanza de volver a abrazar a nuestros seres amados nos da paz en medio del dolor. Es espectacular como el Señor, en su infinito amor, nos ayuda a cada uno a superar todo; nos hace más fuertes, de Su mano.
      Plantearse preguntas es una cualidad humana, y nos la ha concedido nuestro Creador, quien, al mismo tiempo, nos pide que tengamos fe y confianza en Él (Hebreos 11:6). Nos gusta el final del artículo: «”Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras” (Sal. 73: 28). Es asombroso ver los beneficios que recibió Asaf al visitar la Casa del Señor: entendimiento y perspectiva eterna». Ojalá cada uno de nosotros pueda tener ese entendimiento y esa perspectiva eterna, aun en medio de las luchas de esta vida. Muchas gracias por comentar, bendiciones y mucho ánimo en Jesús.

Revista Adventista de España