Lección 9 para el 26 de febrero de 2022: JESÚS, EL SACRIFICIO PERFECTO.
Hasta la venida de Jesús, los sacrificios de animales constituían el medio de salvación, porque “sin derramamiento de sangre no hay perdón” (Hebreos 9:22 NVI).
¿Por qué Dios escogió un medio tan cruento para brindar su perdón? Es más, ¿por qué Jesús mismo tuvo que ser sacrificado?
Por otra parte, ¿acabó todo en la cruz? ¿Que razón tenía Pablo para hablar de un ministerio posterior de Jesús en el Santuario Celestial?
-
¿Por qué había que sacrificar?
- Entre los diversos usos de los sacrificios animales (perdón, gratitud, …), aparece el tema del pacto: un compromiso entre dos partes.
- Era costumbre antigua dividir los animales sacrificados en dos partes y formar así un camino por el que debían pasar las partes implicadas (Gn. 15:9-10, 17; Jer. 34:18).
- “Abraham pasó reverentemente entre las porciones del sacrificio, e hizo un solemne voto a Dios de obediencia perpetua” (E.G.W., Patriarcas y profetas, pg. 116). Luego, Dios hizo lo mismo, ratificando así el pacto.
- También para ratificar el Nuevo Pacto, fue necesario el derramamiento de la sangre de Jesús. Dios estaba allí (2Co. 5:19). ¿Ratificarás tú el pacto andando cada día con Jesús?
-
¿Cuándo había que sacrificar?
- En el santuario se ofrecían sacrificios u ofrendas de diversos tipos, cada uno por motivos distintos: ofrenda para holocausto; de cereal; de paz; por el pecado; por la culpa.
- Cada sacrificio se realizaba bajo un contexto distinto, abarcando, más allá del perdón, la gratitud, la consagración, etc.
-
¿Qué nos ofrece el sacrificio de Jesús?
- Además de ser el cumplimiento de todos los sacrificios del Antiguo Testamento (Jn. 1:29), el sacrificio de Jesús tiene características únicas:
- Puede limpiar nuestra conciencia (Heb. 9:14).
- Puede quitar nuestro pecado (Heb. 9:26).
- Ofrece santificación (Heb. 10:10).
- Es eficaz e insuperable (Heb. 10:12).
- Nos hace perfectos (Heb. 10:14).
- Nos permite acercarnos a Dios (Heb. 10:19-22).
- Nos ofrece un ejemplo a seguir (Heb. 12:2).
-
¿Cómo se aplica hoy el sacrificio de Jesús?
- Al igual que el ministerio de los sacerdotes terrenales no acababa cuando se sacrificaba al animal, el ministerio de Jesús no acabó cuando murió en la cruz.
- Según la categoría de la persona que hubiese pecado, el sacerdote rociaba la sangre sobre el velo del Lugar Santísimo (un sacerdote o la congregación; Lv. 4:1-21), o comía la carne de la víctima (Lv. 6:25-26). En ambos casos, el pecado era llevado, simbólicamente, al Tabernáculo.
- Posteriormente, una vez al año –el día de la Expiación–, el Santuario era purificado de los pecados que habían sido confesados durante el año (Lv. 16).
- Desde su ascensión, Jesús está realizando un ministerio intercesor en el Santuario Celestial, aplicando su sangre a cada persona que solicita el perdón (Heb. 7:25).
- En Hebreos 9:27-29, Pablo nos dice que, entre la Cruz y la Segunda Venida, debe realizarse una obra de juicio. Cuando regrese, Jesús no tendrá relación con el pecado, porque todo pecador habrá sido ya juzgado, y todo pecado perdonado.
- Este juicio es una segunda fase del ministerio de Jesús en el Santuario Celestial, conocida como la “purificación del santuario” (Lv. 16:16; Dn. 8:14).
- El propósito de este juicio es mostrar la justicia de Dios al perdonarnos. Cuando los registros se abran ante el Universo, Dios mostrará lo que sucedió en el corazón de los creyentes y cómo abrazaron a Jesús como su Salvador.
- Además de ser el cumplimiento de todos los sacrificios del Antiguo Testamento (Jn. 1:29), el sacrificio de Jesús tiene características únicas:
Para meditar:
“El inmaculado Hijo de Dios pendía de la cruz […] Y todo lo que sufrió: las gotas de sangre que cayeron de su cabeza, sus manos y sus pies, la agonía que torturó su cuerpo y la inefable angustia que llenó su alma al ocultarse el rostro de su Padre, habla a cada hijo de la humanidad y declara: Por ti consiente el Hijo de Dios en llevar esta carga de culpabilidad; por ti saquea el dominio de la muerte y abre las puertas del Paraíso. […] el que abrió los ojos de los ciegos y devolvió la vida a los muertos, se ofrece como sacrificio en la cruz, y esto por amor a ti”. Elena G. White (El Deseado de todas las gentes, pg. 703).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática