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Lección 10 para el 6 de septiembre de 2025: EL PACTO Y EL MODELO.

Después de proclamar a viva voz los Diez Mandamientos, y de transmitir a Moisés un conjunto básico de leyes, Dios quiso hacer un pacto con Israel.

El pacto era sencillo: Yo seré vuestro Dios, os protegeré y os bendeciré; vosotros, obedeced mis leyes.

Tras escribir el pacto en un rollo, ambas partes debían ratificarlo. El pueblo lo ratificó diciendo que lo cumpliría. ¿Cómo lo ratificó Dios? Con sangre; con un banquete; y con un modelo que les ayudase a comprender el pacto.

  • El pacto:

    • La sangre del pacto (Éxodo 24:1-6, 8)

      • Dios reconoció a Israel como pueblo (12 columnas); valoró especialmente a los jóvenes; y se comprometió con cada persona de forma individual (rociando sobre ellos su sangre).
      • Dios desea una relación con nosotros, individualmente y como comunidad de creyentes.
    • El cumplimiento del pacto (Éxodo 24:7)

      • De una forma totalmente sincera, el pueblo se comprometió a guardar el pacto. Ese compromiso duró poco (Éxodo 32:8).
      • La siguiente generación también se comprometió a guardar el pacto (Josué 24:18b). Pero Josué les advirtió claramente: «No podréis servir a Jehová» (Josué 24:19).
      • ¿Qué nos impide obedecer a Dios, a pesar de nuestras buenas intenciones?
      • Por naturaleza, somos desobedientes (Romanos 7:18), y no podemos hacer nada para cambiar nuestra tendencia (Romanos 7:24).
      • Pero, si se lo permitimos, Dios sí puede cambiar nuestra naturaleza
        (Ezequiel 36:26-27). Él limpia, quita, da y pone para que podamos obedecerle. Solo Él nos hace fuertes (2ª de Corintios 12:10).
    • La comida del pacto (Éxodo 24:9-18)

      • Tal como vemos en el ejemplo de Jacob y Labán, en el antiguo oriente la ratificación de un pacto incluía una comida compartida por ambas partes (Génesis 31:44-54).
      • En Sinaí, Dios ofreció una “comida del pacto” a 74 personas: Moisés, Aarón, Nadab, Abiú, y 70 ancianos, en representación de todo el pueblo (Éxodo 24:9-11).
      • Cuando Jesús instituyó el nuevo pacto, también lo hizo compartiendo su comida con los 12 apóstoles (Mateo 26:26-28).
      • Cada vez que participamos de la Santa Cena, estamos renovando nuestro pacto con Dios. Al tomar el pan y el vino, celebramos el perdón y la salvación que tenemos en Jesús (1ª de Corintios 11:26).
      • A pesar de su rechazo final de la salvación, ni Nadab, ni Abiú, ni Judas fueron excluidos de esta «comida del pacto».
    • El modelo:

      • El propósito del modelo (Éxodo 25:1-9)

        • Como una seguridad de que cumpliría su parte del pacto, Dios decidió irse a vivir en medio del pueblo.
        • Pero la presencia física de Dios implicaría la muerte inmediata de todos ellos (Éxodo 33:20). Por ello, les ordenó construir un santuario en el que pudiese manifestar su presencia. Esta presencia se manifestaba en símbolos, ya que Dios no habita físicamente en ningún templo terrenal (Hechos 17:24).
        • A Moisés se le mostró el modelo, y se le dieron instrucciones concretas para su construcción. Al pueblo se le pidió que contribuyera con los materiales necesarios (Éxodo 25:2-7).
        • Tanto el santuario como el templo que construyó Salomón eran un modelo del santuario construido en el Cielo (Hebreos 8:1-2; 1ª Romanos 8:27, 30).
        • Cuando un israelita entraba en el santuario, entraba —simbólicamente— a la misma presencia de Dios… hasta que el velo se rasgó cuando Jesús murió.
      • La preparación del modelo (Éxodo 31:1-18)

        • Aunque Dios le dio a Moisés instrucciones muy detalladas sobre la construcción, no le indicó todos los detalles. ¿Qué aspecto debía tener la fuente de bronce, los querubines, las mitras de los sacerdotes, etc.? Así daba oportunidad para que el Espíritu Santo trabajase con los dones de los constructores.
        • En medio de las instrucciones sobre la construcción del santuario, aparece una mención especial al sábado (Éxodo 31:12-17). ¿Qué tiene que ver el sábado con todo esto?
        • La santidad es la clave. Para acercarse al Dios Santo, debemos ser santos como Él. El sábado es esa señal de esa santidad (Éxodo 31:13; Ezequiel 20:12, 20).

Para meditar:

«En cuanto a la construcción del santuario como morada de Dios, Moisés recibió instrucciones para hacerlo de acuerdo con el modelo de las cosas que estaban en los cielos. El Señor lo llamó al monte y le reveló las cosas celestiales; y el tabernáculo, con todo lo perteneciente a él, fue construido a semejanza de ellas.

»Así reveló Dios a Israel, al cual deseaba hacer morada suya, su glorioso ideal del carácter. […] Pero, por sí mismos, eran impotentes para alcanzar ese ideal. La revelación del Sinaí únicamente podía impresionarlos con su necesidad e impotencia». (Elena G. White, La educación, pág. 35).

 

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