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Lección 3 para el 16 de octubre de 2021: EL PACTO PERPETUO.

Cuando el pecado entró en el mundo, Dios se comprometió en un pacto de salvación con la humanidad que Él mismo había diseñado “desde antes de la fundación del mundo” (1P. 1:20). Ese es el pacto perpetuo.

Aunque el pacto perpetuo atañe a toda la humanidad, Dios escogió a una nación concreta, el pueblo de Israel, para ser su depositario.

El pacto perpetuo está recogido en el libro de Deuteronomio. Allí podemos ver los términos relativos al pacto en ese momento concreto. Por ello, es conocido como “el libro del pacto”.

  • El fundamento del pacto.

    • El pacto perpetuo tiene tres fundamentos:
      • La gracia: Cualidad divina que le mueve a ofrecer la salvación a todos.
      • La fe: Medio por el cual la persona acepta el pacto, y esta es aceptada por Dios.
      • La obediencia: Respuesta humana a los requerimientos del pacto.
    • En resumen, la salvación es solo por la fe, concedida por gracia. Como resultado, la persona vive de acuerdo con las estipulaciones del pacto.
    • Esa fue la experiencia de Abraham. Aunque el pacto fue ratificado con sus descendientes, toda la humanidad (tanto judíos como gentiles) pueden abrazarlo (Gál. 3:7).
  • El pueblo del pacto.

    • El Pacto se basa en la gracia divina. No hay mérito alguno en el hombre, ya sea como persona o como nación. Dios escoge a Israel por gracia, cumpliendo las promesas que había hecho a Abraham, a Isaac y a Jacob (Dt. 9:5).
    • Así ocurre con nosotros hoy. No podemos hacer nada para merecer el favor divino, ni somos capaces de vivir de acuerdo con sus estipulaciones (los Diez Mandamientos).
    • Pero, por Su gracia, Dios nos extiende su Pacto, nos perdona cuando lo quebrantamos, y nos ayuda a mantenernos fieles a él.
  • El libro del pacto.

    • Deuteronomio es conocido como “el libro del pacto”. Su definición del pacto es breve y sencilla: guardar los Diez Mandamientos. Ésta es la parte humana del Pacto. La parte divina estaba decidida desde antes de la creación de nuestro mundo: Jesús se ofreció a morir por el pecador.
    • Antes de recordarles los mandamientos, Moisés busca un compromiso personal (Dt. 5:3). El Pacto había sido hecho con los padres (Abraham, Isaac y Jacob). Pero ahora el pacto lo hacía con ellos, con cada uno de ellos en particular.
    • Debemos recordar que el Pacto es personal: Dios y yo.
  • El compromiso con el pacto.

    • Israel necesitaba hacer un compromiso serio con Dios. Sin duda, iban a sentirse atraídos por las costumbres corrompidas de las naciones de Canaán, pero debían apartarse completamente de ellos y ser perfectos ante Dios (Dt. 18:13).
    • Fueron colocados en el mundo para ser una luz que iluminase a las naciones y los llevase al conocimiento de la verdad.
    • Los que hoy entramos en el Pacto con Dios necesitamos el mismo compromiso. Debemos ser luces que conduzcan a otros a la Verdad (Jn. 14:6).
  • Imágenes del pacto.

    • El Pacto es presentado como un acuerdo legal entre dos partes. Sin embargo, este formalismo lo puede hacer parecer algo frío y distante, exento de vitalidad y relación. Por eso, Dios usa también otras imágenes para representar Su relación con nosotros: gracia y amor para los que no lo merecemos.
    • Dios nos trata como un padre trata a su hijo, y nos ama como un padre (ideal) ama a su hijo (Dt. 8:5; 14:1; 32:6).
    • Él nos saca del “horno de hierro” (Dt. 4:20); nosotros somos su heredad, el terreno donde Él habita (Dt. 32:9).

Para meditar:

La salvación de la raza humana siempre ha sido el objeto de los concilios celestiales. El pacto de misericordia fue hecho antes de la fundación del mundo. Ha existido desde toda la eternidad y se lo llama el pacto eterno. Tan cierto como que nunca hubo un momento en que Dios no existiese, así de seguro nunca hubo un momento en que manifestar su gracia a la humanidad no fuese la delicia de la mente eterna”. Elena G. White (Dios nos cuida, 6 de marzo).

“Nosotros mismos debemos todo a la abundante gracia de Dios. La gracia en el pacto ordenó nuestra adopción. La gracia en el Salvador efectuó nuestra redención, nuestra regeneración y nuestra exaltación a ser coherederos con Cristo. Sea revelada esta gracia a otros”. Elena G. White (Palabras de vida del Gran Maestro, pg. 195).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

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