Lección 13 para el 29 de marzo de 2025: EL AMOR ES EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY.
«Al poner a un lado la ley de Dios, los hombres no saben lo que están haciendo. La ley de Dios es la transcripción de su carácter. Abarca los principios de su reino. El que rehúsa aceptar esos principios, se está colocando fuera del canal por donde fluyen las bendiciones de Dios» (Elena G. White, Palabras de vida del Gran Maestro, página 246).
Si la Ley es la transcripción del carácter de Dios, debemos preguntarnos ¿cuál es el carácter de Dios? ¿Qué rasgos identifican a Dios?
La mejor definición que podemos dar es la que dio el apóstol Juan: «Dios es amor» (1ª de Juan 4:8). Por tanto, la Ley es amor. Observar sus requisitos es amar. Amar es el cumplimiento de la Ley.
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La naturaleza de la Ley:
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Amor y amor
- La Ley de Dios, registrada dos veces –una en Éxodo 20 y otra en Deuteronomio 5– tiene que ver con relaciones. Relaciones con Dios, y relaciones con nuestro prójimo:
- EL SEÑOR TU DIOS: (I) No te relaciones con otros señores; (II) No uses intermediarios en nuestra relación; (III) Se respetuoso en tu relación conmigo; (IV) Reserva un día a la semana para relacionarte conmigo.
- TU PRÓJIMO: (V) Respeta a tus padres; (VI) Respeta la vida de tu prójimo; (VII) Respeta a tu cónyuge; (VIII) Respeta lo que es de tu prójimo; (IX) Respeta la dignidad de tu prójimo; (X) Admira a tu prójimo, pero no codicies lo suyo.
- Tal como dijo Jesús, estas relaciones marcadas por la Ley deben ser una expresión de amor (Mateo 22:37-39).
- La Ley de Dios, registrada dos veces –una en Éxodo 20 y otra en Deuteronomio 5– tiene que ver con relaciones. Relaciones con Dios, y relaciones con nuestro prójimo:
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Santa, justa y buena
- La Ley, como trasunto del carácter de Dios, no solo refleja su amor, sino también otras características divinas (Romanos 7:12): Su santidad (Ap. 4:8), Su justicia (Juan 17:25) y Su bondad (Lucas 18:19).
- Escrita en piedra, la Ley es un testimonio del carácter inmutable de Dios (Salmos 19:7-8).
- Pero ¿acaso no invalidó Jesús la Ley al clavarla en la cruz, como muchos enseñan? Como dijo Pablo: «¡En ninguna manera!» (Ro. 3:31).
- El apóstol dice claramente que, una vez salvos por Jesús, no debemos seguir pecando (Romanos 6:1-2). Esto implica que la Ley sigue en vigor, pues es la que nos dice que somos pecadores (Romanos 7:7; 1ª de Juan 3:4).
- Cristo no vino a anular la Ley, sino a cumplir todo lo prometido en la Ley y en los Profetas. Por eso insiste en que «mientras existan el cielo y la tierra», «ni una letra, ni un punto de la ley, perecerá”» (Mateo 5:18).
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La función de la Ley:
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La Ley y la gracia
- Al igual que muchos piensan que el amor y la justicia se excluyen mutuamente, también piensan que la Gracia y la Ley son antagónicas. Pero lo cierto es que cada una tiene su propia función:
- La Ley nos enseña a diferenciar el bien del mal
- La Gracia nos perdona cuando infringimos la Ley, y nos capacita para seguir eligiendo el bien
- Además, funcionan unidas en propósito. La Gracia de Dios actúa en nuestro interior grabando la Ley en nuestros corazones (Jeremías 31:33; Hebreos 8:10).
- La Ley, por su parte, nos muestra nuestro pecado y nos lleva a Cristo, por medio del cual obtenemos el perdón (Gálatas 3:24).
- La salvación es un don gratuito de Dios (Efesios 2:8). No guardamos la ley para salvarnos, sino porque hemos sido salvados y, como consecuencia, queremos poner nuestra vida en armonía con la voluntad de Dios.
- Al igual que muchos piensan que el amor y la justicia se excluyen mutuamente, también piensan que la Gracia y la Ley son antagónicas. Pero lo cierto es que cada una tiene su propia función:
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La Ley y la libertad
- ¿La ley de la libertad (Santiago 2:12)? ¿No debería haber dicho Santiago la ley de las restricciones?
- Al repasar la Ley, Moisés nos dio una razón para guardarla: hemos sido liberados del pecado (Deuteronomio 5:15). El sábado (el cuarto mandamiento de la Ley) nos recuerda constantemente esa liberación.
- La libertad que Dios nos da nos debe llevar a un cumplimiento especial de la Ley: amar. El sábado también nos da un ejemplo del amor entretejido con el mandamiento.
- Isaías vincula el sábado con el amor a Dios (Isaías 56:6), y con el amor al prójimo (Isaías 58:10-14).
- El amor es el cumplimiento de la Ley (Ro. 13:10). Pero va más allá del cumplimiento formal. Guardar la Ley es hacer el bien activamente; realizar obras de amor; hacer justicia; preocuparse por los demás.
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La Ley y el amor
- Santiago nos muestra un ejemplo interesante: un hombre rico es tratado con deferencia, mientras que a un pobre se le trata con desprecio. ¡Y eso dentro de la iglesia! (Santiago 2:1-13).
- Agasajar a aquel de quien podemos obtener beneficios no es amar. Despreciar al que tiene problemas no es amar. Y el que no ama, no cumple la Ley (Santiago 2:8).
- Lo que nos define como seguidores de Jesús es el amor (Juan 13:35). Un amor que «cubre multitud de pecados» (1ª de Pedro 4:8).
- Cuando amamos al mundo como Cristo lo ama, entonces estamos preparados para el Cielo.
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Para meditar:
«Cuando la ley de Dios está escrita en el corazón, se manifiesta mediante una vida pura y santa. Los mandamientos de Dios no son letra muerta. Son espíritu y son vida, y someten la imaginación y hasta los pensamientos a la voluntad de Cristo. El corazón en el cual estén escritos será guardado con toda diligencia, porque de él mana la vida. Todos los que amen a Jesús y guarden sus mandamientos tratarán de evitar hasta la misma apariencia del mal, no porque estén obligados a hacerlo, sino porque estarán copiando un modelo puro y sentirán aversión por todo lo que no esté de acuerdo con la ley escrita en sus corazones». (Elena G. White, Cada día con Dios, 17 de mayo).
Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.