Las emociones son un aspecto intrínseco del ser humano relacionado con todo lo que hacemos. Y no solo en lo que hacemos, sino además en cómo nos relacionamos con los demás y con el mundo. Saber manejar nuestras emociones influye en nuestra salud mental. Por eso, debemos ser conscientes de que la salud emocional comienza a educarse en el hogar.
Desarrollar ciertas competencias y habilidades emocionales hace que los niños sean más autónomos, tengan mejor autoestima y predisposición para superar adversidades, mayor empatía, mejores relaciones sociales, etc.
Cuando practicamos y desarrollamos nuestras habilidades basándonos en la conciencia propia, la autogestión, la conciencia social, la construcción de relaciones y la toma de decisiones, estamos mejor equipados para navegar por los factores estresantes, las ansiedades y los desafíos de la vida.
La práctica regular es clave, al igual que lo es para cualquier otra habilidad como la lectura, las matemáticas o el salir a hacer ejercicio todos los días.
Teniendo esto en cuenta y recordando la importancia del hogar como un espacio en el que todos los seres humanos deberíamos recibir las bases para la gestión emocional, ¿cómo podemos practicarlo en casa?
Consejos para la educación emocional en casa
Hoy compartiré contigo algunos consejos que toda familia, sobre todo nosotros, los adultos, podemos seguir para promocionar una buena educación emocional:
1. Empieza por ti
Para cultivar las habilidades sociales y emocionales en tus hijos, debes cuidar tu propio bienestar mental, social y emocional. Recuerda que no puedes dar lo que no tienes.
2. Las emociones son… emociones
Tenemos que aprender que las emociones no son positivas o negativas, ¡su gestión lo es! Tener rabia no es negativo; lo negativo es descargarme con mi hija (quien no tiene nada que ver con lo que me pasó en el trabajo).
3. Estar no es lo mismo que estar presente
Muchos de nosotros estamos trabajando fuera o dentro de casa, estresados, ocupados… lo que nos hace menos disponibles emocionalmente. Si esto está ocurriendo en tu hogar, trata de establecer momentos de desconexión del trabajo y conexión con tus hijos.
4. Involucra a tu familia en actividades misioneras o de voluntariado
Practicar la bondad y el altruismo hacia los demás nos ayuda a desarrollar un espíritu agradecido y nos ayuda a ser más conscientes de lo bendecidos que somos como individuos y como familias.
5. Desarrolla actividades en familia en las que se promueva la creatividad
Como cocinar juntos y pintar, por ejemplo. El ser creativo es un proceso que nos permite aprender cosas nuevas sobre nosotros mismos y sobre los demás, aprender nuevas formas de comunicarnos y vincularnos.
6. Celebra las pequeñas cosas
Trata de encontrar algo pequeño para celebrar cada día: celebra la salud, celebra la llegada de un nuevo día, celebra que tus hijos hicieron su cama en la mañana… En los últimos años, las investigaciones han demostrado que cuando nos detenemos a saborear las cosas buenas desarrollamos resiliencia ante los eventos negativos que puedan estar sucediendo en nuestra vida.
7. Practica la escucha activa.
No asumas saber exactamente lo que tu hijo/a siente o piensa. Haz preguntas, escucha activamente, modela el contacto visual, y luego valida y reconoce sus sentimientos, miedos y preocupaciones. Si no lo haces tú, ¿quién lo hará?
8. Ayuda a tus hijos a expresar e identificar sus emociones.
Esto ayudará a tus hijos a entender qué es lo que están sintiendo y por qué lo están sintiendo. Si los niños tienen dificultades para identificar sus emociones, pídeles que las expresen a través de dibujos, una expresión facial o un movimiento.
¿Quieres brindarles a tus hijos un regalo para toda la vida? Entonces, recuerda que la educación emocional comienza por casa.
Autora: Cynthia Hurtado-Müller, licenciada en Psicología y Magíster en Psicopatología y en Neuropsicología. Es fundadora de la plataforma Neurofy, y se desempeña como docente en la Universidad Adventista de Chile.
Imangen: Foto de Picsea en Unsplash
PUBLICACIÓN ORIGINAL: Empieza por casa