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Foto: (cc) Flickr/Prozac74.

Escribo esto mientras veo (a ratos) el eclipse. Y es que otra ventaja de estar donde estoy es que tocaba que fuese de noche durante el súper eclipse primero de la tétrada. Por cierto, cuánto vende eso de “Luna Roja”. Supongo que el sueño altera la percepción de los colores…

El caso es que llevo rato pensando en eclipses. Sí, creo que no solo los hay astronómicos. Creo, sé, que los hay de todo tipo. Personales, profesionales…

Pensando en ello, me he dado cuenta de algunas cosas. A ver si te parecen tan interesantes como a mi.
Vamos en primer lugar a la definición de eclipse que hace el diccionario RAE.

eclipse.
(Del lat. eclipsis, y este del gr. ἔκλειψις, desaparición).
1. m. Astr. Ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste.
2. m. Ausencia, evasión, desaparición de alguien o algo.
~ lunar.
1. m. Astr. eclipse que ocurre por interposición de la Tierra entre la Luna y el Sol.
~ solar.
1. m. Astr. eclipse que ocurre por interposición de la Luna entre el Sol y la Tierra.

Como estoy aprovechando reflexiones fruto de la observación de un fenómeno astronómico, me voy a quedar con la primera: Ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste.

Un eclipse es una ocultación. Y es que sí, a veces quedamos ocultos. A veces las circunstancias, los acontecimientos que nos rodean, otras personas, otras empresas, nos ocultan a la vista de casi todo y casi todos. La mayoría deja de vernos. Puede que ni nosotros seamos capaces de vernos en ciertas circunstancias. Quedamos eclipsados, ocultos, y casi inexistentes. El de hoy es un eclipse TOTAL. O sea, completo.

Y qué mal, ¿Verdad? No verte. O verte, pero creer que nadie te ve. Que  no tienes efecto, impacto en nada ni nadie. Creer que lo que haces, lo que hagas, no sirve para nada. Pensar que nadie lo va a ver o valorar. Es lo que actualmente siente mucha gente al no tener un trabajo, y algunos vendedores al obtener pocos resultados del suyo. Saben que están luciendo, pero su luz está oculta, eclipsada por las circunstancias (propias o externas).

Pero si vuelves a mirar el eclipse (el de la luna) en directo, como yo, o en las fotos que inundan tu pantalla de ordenador, observarás varios detalles.

Incluso durante el eclipse “total”, se ve algo. Hay un resplandor. He podido comprobarlo y ya estaba despierto del todo, no era “efecto legaña”.

Tanto en las fotos, como en la definición, aparecen más cosas que “ocultación”. Si seguimos leyendo lo siguiente es “transitoria”. O sea, temporal. De hecho, además de no ser total de verdad, la “ocultación” es muy cortita. Unos minutos. Al poco de “desaparecer” ha ido apareciendo poco a poco (todavía lo está haciendo).

Al aparecer, con todo su esplendor, todavía parecía más luminosa de lo habitual. Casi deslumbra. Y es que la reaparición suele ser impactante.

Y, por cierto, este eclipse era “total”, pero ya sabemos que no todos lo son. De hecho, casi siempre son parciales. O sea, aun cuando puedas estar siendo “ocultado” de la vista general por algo o alguien, lo más probable es que, además de ser temporalmente, no te llegue a ocultar del todo. Así que, no desfallezcas innecesariamente. No creas que ya no vale la pena esforzarse. Seguramente, parte de lo que aportas a tu entorno, personal o profesional, va a seguir viéndose, incluso durante el eclipse. Así que redobla el esfuerzo. Es cuestión de tiempo, pero mientras, aprovecha lo que sí se ve.

Pero hay más. ¿Te has parado a pensar en que en un eclipse, el protagonista es el eclipsado y no el que eclipsa? Eclipse de luna. La tierra se interpone, eclipsa a la luna, pero se habla de la luna, no de la tierra. Eclipse de sol, la luna se interpone y “tapa” al sol. El protagonista es el sol, aunque es al que tapan. Y pienso que en el caso de las personas, podemos ser protagonistas de nuestro propio eclipse. Podemos lograr que, aunque no se nos vea, se hable de la belleza de nuestra persona o trabajo que ha quedado temporalmente, total o parcialmente, oculta a la vista de la mayoría.

Y tengo más. ¿Te das cuenta de que en realidad el verdadero eclipse NO EXISTE? La verdad es que la luna ha quedado oculta a la vista, temporalmente, DESDE NUESTRO PUNTO DE VISTA. Desde donde nosotros miramos, la tierra, se ha dejado de ver la luna durante unos minutos. Pero alguien situado en otro punto del sistema solar, la habría seguido viendo. Alguien situado en la luna, la vería (y la sentiría suavemente bajo sus pies). Igual que alguien que esté junto a ti puede que no deje de verte aunque tú sientas que eres eclipsado o eclipsada. O sea, un eclipse, astronómico o personal, icluso si es “total”, es FALSO. No te dejes engañar por las apariencias. No dejes de brillar porque creas que nadie te ve.

Y, casi terminando, volvamos a la definición.

Si eres como yo, crítico y buscando siempre darle la vuelta a las cosas, me dirás que esto va de astros, que la definición dice “de un astro por… otro cuerpo celeste”. Y quizá estás pensando que tú no eres una estrella.

Bueno, hay mucho que responder a eso. Te podría decir que vales más que una estrella. Incluso que para muchos que estamos cerca de ti, que luces y alumbras más que una estrella. Sí que creo que eres un astro. No eres el único astro del universo, pero serlo, lo eres. Como dice Robin Sharma, ¿Por qué jugar a pequeño cuando estás destinado a ser grande?

Así que, si te sientes abrumado, insignificante, oculto a la vista de la mayoría, desapercibido, respira hondo, piensa que sin que te des cuenta, puede que algunos sí que te estén viendo y observando, y esta noche, alza la mirada y mira la luna. Ayer estuvo oculta un rato, pero ahora esta espléndida luciendo para todos, iluminando caminos e inspirando. Como tú ahora mismo, o dentro de un poquito.

Vive con pasión, aunque a veces creas que no se nota…

Revista Adventista de España