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diseñoDiseño inteligente en la reproducción humana es el primer artículo de una serie completa sobre este tema de parte de tres doctores especialistas en la materia: Jorge Pamplona (cirujano), Loida Pamplona (ginecóloga) y Sarai de la Fuente (médico de familia). 

Son muchos los aspectos anatómicos y fisiológicos en los que se pone de manifiesto un diseño inteligente en el cuerpo humano, al igual que en toda la naturaleza. Pero es posiblemente en el ámbito de la reproducción de los seres vivos donde los creyentes vemos más evidencias de la planificación e infinita sabiduría de un Padre amante, nuestro Creador.

La teoría (más bien hipótesis no comprobada) de la evolución, que se nos intenta imponer como explicación única al origen de la materia y de la vida, no tiene una explicación para diversos aspectos de la reproducción en general, y para la humana en particular. Valga como ejemplo la incapacidad de la evolución para explicar estos tres: El origen de los sexos, masculino y femenino; la complejidad irreductible de los mecanismos reproductivos, y el amor como fundamento de la reproducción humana.

1. El origen de los sexos, masculino y femenino

En la naturaleza observamos que existen dos formas de reproducción para los seres vivos:

  • La asexual, en la que solamente interviene un individuo que da lugar a un descendiente (por partición de una célula en dos, por acodos, como las ramas de una higuera que dan lugar a un nuevo árbol…)
  • La sexual, en la que intervienen dos individuos, como ocurre en los seres humanos y en la mayor parte de los animales.

¿Para qué va a reproducirse una célula o ser vivo que ha surgido por azar? ¿Por qué aparecen los dos sexos? ¿Evolucionó el macho en hembra, o la hembra en macho? Y una vez que se diferenciaron macho y hembra, ¿cómo es que evolucionaron a la vez en paralelo? ¿Por qué hembra y macho de cada especie tienen las mismas características en todos sus órganos, excepto en los relacionados con la reproducción? La evolución nos plantea demasiadas preguntas sin respuesta. Por el contrario, el creacionismo tiene una repuesta clara y contundente para el origen de los sexos: “Y creó Dios al hombre (al ser humano) a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1: 27).

2. La complejidad irreductible de los mecanismos reproductivos

En su libro «El origen de las especies» pág. 152, Charles Darwin escribe: «Suponer que el ojo, con toda su inimitable complejidad… pudiera haber sido formado por la selección natural, parece, y lo confieso francamente, absurdo en sobremanera». Igualmente, Darwin podría haber dicho lo mismo respecto a la reproducción.

Creer que la inmensa complejidad de la fecundación, del desarrollo fetal, del parto, de la lactancia… sean el resultado de la selección natural, o de mutaciones aleatorias, como preconiza el neo-darwinismo, parece absurdo en sobremanera.

La capacidad de los seres vivos –de los humanos en nuestro caso– para reproducirse, dando lugar a una nueva vida, requiere de una complejidad irreductible, es decir, necesita que muchos mecanismos funcionen perfectamente a la vez. O todas las partes del ojo funcionan bien a la vez, o no hay visión. Igualmente, o todos los órganos reproductivos funcionan, o no hay reproducción y se termina la especie.

Solamente la intervención de un Creador infinitamente inteligente, que además es un Padre amante, puede dar respuesta a los desafíos anatómicos y fisiológicos que plantea la visión, o la reproducción de un ser humano, o cualquier otra función del cuerpo.

3. El amor como fundamento de la reproducción humana

La hipótesis no comprobada de la evolución no puede explicar la existencia del amor como fundamento de la reproducción humana. El amor que lleva a la unión íntima entre un hombre y una mujer con la intención de dar lugar a una nueva vida no tiene cabida en los postulados evolucionistas de supervivencia del más apto o de mutaciones aleatorias que supuestamente resultan beneficiosas.

El amor humano solamente puede proceder de un Creador amante, y no del azar evolutivo.

Una serie sobre diseño inteligente y la reproducción humana. 

Diseño inteligente en la reproducción humana es el primer artículo de una serie completa sobre este tema de parte de tres doctores especialistas en la materia: Jorge Pamplona (cirujano), Loida Pamplona (ginecóloga) y Sarai de la Fuente (médico de familia). 

Con este breve artículo iniciamos una serie que te asombrará, descubriendo algunos de los miles de detalles que nos hablan de un Creador en el proceso que lleva de un embrión a un bebé.

La doctora Loida Pamplona

Especialista en Ginecología y Obstetricia, señalará aquellos aspectos del desarrollo fetal que muestran de manera más evidente la existencia de un diseño inteligente. Si en la fecundación, que dura unos instantes, vemos un diseño tan inteligente, ¡cuánto más a lo largo de los 9 meses de gestación, y en el parto! La formación del embrión a partir de las dos células reproductoras masculina y femenina, el desarrollo de los órganos y de las diferentes partes del cuerpo, la adaptación de la madre para el parto, llenan de asombro y de admiración a cualquiera que los observa.

La doctora Sarai de la Fuente

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, se centrará en las evidencias de diseño inteligente que hay en el proceso de lactancia materna. Ya ha nacido el bebé, con todos sus órganos bien formados. Imposible de explicar mediante el azar evolutivo. Pero ahora hay que alimentarlo para que crezca y se desarrolle. ¿Puede ser resultado del azar la composición de la leche materna? ¿O puede haber surgido como resultado de numerosas mutaciones que al final dan con la fórmula ideal? ¿Por qué la lactancia materna es lo mejor para la criatura y para su madre?

Próximo artículo el miércoles 8 de febrero de 2023: La perplejidad ante la complejidad. Parte I

Autor: Jorge D. Pamplona Roger, Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada (España). Máster en Salud Pública por la Universidad de Loma Linda (Estados Unidos)
Imagen: Shutterstock

Revista Adventista de España