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Discípulo y discipulado. Miércoles 25 de mayo 2022.

SEMANA DE ORACIÓN: Id y Haced Discípulos. La Carta Magna de Jesús: el discipulado.

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Definiendo “discípulo”

Entre los hebreos, en el Antiguo Testamento, “discípulo” era la traducción de talmidim, e indicaba a “aquellos que seguían a algún rabino específico y su escuela de pensamiento”[1]. En el Nuevo Testamento hay varias palabras que se relacionan con las ideas de discípulo y/o discipulado. Una de ellas es akoloutheo (seguir), que “indica la acción de un hombre que responde al llamado de Jesús y cuya vida recibe nuevas directrices en obediencia”[2].

Otra palabra es opiso, y puede ser traducida como “ir atrás de alguien”, significando “participar de la comunión, de la vida y de los sufrimientos de Cristo”[3]. El auténtico discípulo de Jesús no puede, y no debe, mirar para atrás. Su vida debe ser vivida en la perspectiva del futuro al lado de Dios[4].

El principal vocablo griego traducido como discípulo es mathetes, usado en los Evangelios para referirse a un seguidor, un aprendiz, alguien comprometido con Jesús[5]. Por lo tanto, un discípulo “es alguien que atiende al llamado de Jesús y se transforma en su seguidor”[6]. Alguien solamente podía ser un mathetes en la presencia de un didaskalos, un “maestro” o “profesor”[7]. De modo que la figura del discípulo se refiere a alguien que sigue a Cristo[8].

Una idea parecía ser clara y consensuada entre los primeros cristianos: no debería haber diferencia entre ser discípulo y ser cristiano. Por ejemplo, en Juan, mathetes es frecuentemente utilizado para expresar proximidad y compromiso con Cristo (Juan 8:31; 13:35; 15:8). Por lo tanto, diríamos que “discípulo” es sinónimo de “cristiano”[9].

Si algún tipo de diferencia se establece entre estas dos ideas, la práctica del cristianismo quedará comprometida.

Discipulado

Para entender más claramente el significado de discipulado, es importante comprender lo que el discipulado no es[10]. En primer lugar, discípulo/discipulado no es un programa. Es decir, no es meramente un currículum que debe ser aprendido. En realidad, siendo que el discipulado es fundamentalmente la elección de seguir a Jesús, involucra un modo de vivir por toda la vida, y no meramente determinados requisitos que deben ser cumplidos. Podemos aprender buenas técnicas y habilidades, pero son herramientas, y no el proceso en sí mismo.

En segundo lugar, discípulo/discipulado no es una línea de producción. No podemos pensar en producir discípulos al por mayor. Al contrario, el discipulado es un proceso lento, pues requiere acompañamiento e involucra cambios graduales. En el discipulado, una persona hace discípula a otra persona o a un grupo pequeño de personas.

En tercer punto, discípulo/discipulado no es solamente para recién convertidos. El discipulado es para todos y durante toda la vida, al lado de Cristo.

Finalmente, discípulo/discipulado no es únicamente para líderes. La historia del cristianismo a veces parece demostrar que el entrenamiento espiritual era una exclusividad solamente para los dirigentes espirituales. Sin embargo, la Reforma rechazó esa idea, rescatando el concepto bíblico del “ministerio de todos los creyentes”.

Características del discipulado

“El discipulado cristiano es una relación de maestro y alumno con base en el modelo de Cristo y sus discípulos, en la que el maestro reproduce tan bien en el alumno la plenitud de vida que tiene en Cristo, que el alumno es capaz de entrenar a otros para que enseñen a otros más”[11].

En el párrafo anterior tenemos un elemento importante: relación que tiene como objetivo la reproducción. Eso quiere decir que el discípulo se relaciona de manera tan próxima con su maestro, que termina reproduciendo en su propia vida la vida de su mentor. El discípulo se transforma en un maestro. Podemos afirmar, entonces, que el “discípulo es el alumno que aprende las palabras, los hechos y el estilo de vida de su maestro, con la finalidad de enseñárselos a otros”[12].

Obviamente, este no es un proceso rápido ni fácil, razón por la cual la palabra discípulo está relacionada con la idea de disciplina. Observamos este aspecto en el ministerio de Jesús. Él no llamaba a las personas meramente para que lo siguieran; ordenaba que sus seguidores renunciaran a todo. El discipulado implica cuestiones de vida y de muerte, porque su meta es la vida eterna[13]. Como afirma el teólogo John Piper, “hay un yugo y una carga esperándonos a cada uno de nosotros, cuando nos aproximamos a Jesús (si no fuese así, no habría ningún mandamiento); pero el yugo es suave y la carga es liviana”[14].

De modo que es algo muy bueno ver personas reunidas, confraternizando, cantando y escuchando la Palabra de Dios, pero es necesario más que eso: el discípulo deberá transformarse en un formador de discípulos. Hacer menos que eso es desvirtuar “la religión establecida por Jesús”[15]. Sin embargo, la gran tragedia es que “es posible la existencia de una sociedad religiosa en la que las personas se reúnen y disfrutan de la compañía unas de las otras, y hasta cumplen con algunas buenas obras, sin retener la naturaleza de un verdadero discipulado”[16].

Discípulos según el modelo

Jesucristo es nuestro modelo como maestro. Aunque no haya dejado una definición para discípulo, brindó algunos principios que deben caracterizar al discípulo:

  • Está dispuesto a negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguir a Cristo (Luc. 9:23).
  • Está dispuesto a priorizar a Cristo, incluso en detrimento de sí mismo, de la familia y de los bienes materiales (Luc. 14:25-33).
  • Está comprometido con las enseñanzas de Jesús (Juan 8:31).
  • Está comprometido en evangelizar al mundo (Mat. 9:36-38).
  • Ama a las personas como Cristo las amaba (Juan 13:34, 35).
  • Permanece en Cristo, es obediente, produce frutos y glorifica a Dios (Juan 15:7-17).

Consideraciones finales

En resumen, discípulo y discipulado es todo eso que acabamos de considerar. Es decir, es todo aquel que, negándose a sí mismo, está dispuesto a tomar diariamente la cruz de Cristo, priorizándolo incluso en detrimento de sí mismo, de su familia, de sus bienes. Y eso es demostrado por la comunión diaria con él, en el compromiso con sus enseñanzas, en la demostración de buenos frutos, en el amor al prójimo y en la predicación del evangelio.

LA GRAN TRAGEDIA ES QUE «ES POSIBLE LA EXISTENCIA DE UNA SOCIEDAD RELIGIOSA EN LA QUE LAS PERSONAS SE REÚNEN Y DISFRUTAN DE LA COMPAÑÍA UNAS DE LAS OTRAS, Y HASTA CUMPLEN CON ALGUNAS BUENAS OBRAS, SIN RETENER LA NATURALEZA DE UN VERDADERO DISCIPULADO».

Autor: Adolfo S. Suárez

Referencias

[1] Russel Norman Champlin, Enciclopédia de Bíblia, Teologia e Filosofia, 6a ed. (San Pablo: Hagnos, 2002), t. 2, p. 181.
[2] Lothar Coenen y Colin Brown, Dicionário Internacional de Teologia do Novo Testamento, 2a ed. (San Pablo: Vida Nova, 2000), p. 578.
[3] Ibíd., p. 590.
[4] Ibíd.
[5] Bill Hull, The Complete Book of Discipleship: On Being and Making Followers of Christ (Colorado Springs, Colorado, EE.UU.: NavPress, 2006), p. 32.
[6] Lothar Coenen y Colin Brown, Dicionário Internacional da Teologia do Novo Testamento, p. 578.
[7] Ibíd., p. 581.
[8] Bill Hull, The Complete Book of Discipleship: On Being and Making Followers of Christ, p. 33.
[9] Lothar Coenen y Colin Brown, Dicionário Internacional de Teologia do Novo Testamento, p. 587.
[10] Hull, ibíd., p. 35-41.
[11] Keith Phillips, A Formação de um Discípulo, 2a ed. (San Pablo: Vida, 2011), p. 20.
[12] Ibíd., p. 19.
[13] Russel Norman Champlin, Enciclopédia de Bíblia, Teologia e Filosofia, 6a ed. (San Pablo: Hagnos, 2002), t. 2, p. 180.
[14] John Piper, O que Jesus Espera de Seus Seguidores: Mandamentos de Jesus ao Mundo (San Pablo: Vida, 2008), p. 47.
[15] Ibíd.
[16] Ibíd.
[17] Bill Hull, The Disciple-Making Pastor: Leading Others on the Journey of Faith, p. 75; Russel Norman Champlin, Enciclopédia de Bíblia, Teologia e Filosofia, t. 2, p. 181.

Hay un comentario

  • Ana dice:

    Buena descripción de un verdadero discípulo.
    Diariamente renovar nuestros votos,coger la cruz y seguir al verdadero gran Maestro.
    Bendiciones!

Revista Adventista de España