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«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2ª de Timoteo 1: 7).

A través del tiempo, el Espíritu del Señor ha visitado a su pueblo para darle poder para hacer lo que no podría hacer de otra manera:
«Entonces el espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él» (Jueces 6: 34).

El Espíritu del Señor le dio a Gedeón, un guerrero asustado, coraje para tocar la trompeta, movilizar un ejército y enfrentar circunstancias imposibles.

«Entonces el espíritu de Jehová vino sobre Jefté, y éste recorrió Galaad y Manasés. De allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón» (Jueces 11: 29). El Espíritu del Señor proporcionó a Jefté el coraje para regresar al lugar de su rechazo, levantarse y convertirse en quien Dios lo había llamado a ser.

No temáis, no es vuestra guerra, sino de Dios. 

«Y estaba allí Jahaziel […] sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo: “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”» (2ª de Crónicas 20: 14-15). El Espíritu del Señor le dio poder a Jahaziel para levantarse y hablar; para ser la voz del coraje y la fe ante la crisis y la expectativa de fracaso.

«La mano de Jehová vino sobre mí, me llevó en el espíritu de Jehová y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos […]. Profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y se pusieron en pie. ¡Era un ejército grande en extremo!» (Ezequiel 37: 1, 10). El Espíritu del Señor vino sobre Ezequiel y le dio poder, en una visión, para llamar a los huesos secos a vivir y ser un ejército para Dios.

«Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó a gran voz: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”» (Lucas 1: 41- 42).

El Espíritu Santo llenó a Elisabet y le otorgó sabiduría de Dios para ser la primera en declarar, con valentía, la identidad profetizada del bebé que nacería de María.

El Espíritu de Dios te toma tal como eres, acude al lugar en el que estés y hace, en ti y a través de ti, aquello que tú no tienes poder para ser ni hacer por ti mismo.

Medita

«El Señor no tiene intención de hacer la obra para cuyo cumplimiento ha dado facultades al hombre. La parte del hombre debe ser realizada. Debe ser un colaborador de Dios, llevando el yugo con Cristo, y aprendiendo de su mansedumbre y humildad. Dios es el poder que todo lo controla. Él otorga los dones; el hombre los recibe y actúa con el poder de la gracia de Cristo como un agente viviente» (Elena de White, Fe y obras, página 25).

En la práctica

1. ¿Qué dones y talentos te dio Dios? Escríbelos en una lista.
2. ¿Cómo puedes utilizar esta semana tus dones para ser de bendición a quienes te rodean? Escribe dos ideas prácticas y planifica cuándo puedes llevarlas a la acción.

Participa en las reuniones por Zoom

Cada miércoles de estos 40 días, tendremos un encuentro por Zoom (6:30 AM).

Tema: Vive como Elías – 40 Días de Oración 2025
Cada semana, el miércoles.
Únete a la reunión de Zoom:
https://us02web.zoom.us/j/87603273658?pwd=WqRTlihGm778cuKW8GbCvOqGVYzk5J.1

ID de reunión: 876 0327 3658
Código de acceso: 223988

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