10 días de oración 2023. Día 2 – Consagración y conmemoración
«… Y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová». (Génesis 12: 8).
Consagración y conmemoración
En la Biblia, los altares siempre representan lugares de consagración y conmemoración. Son un símbolo externo de la conexión personal con Dios, del reconocimiento y la adoración del Dios vivo y verdadero. Los altares se construían a menudo para conmemorar encuentros con Dios que tenían un profundo impacto en la vida de alguien. Cuando Dios hacía algo «sobrenatural» o «superespecial», los receptores del acto poderoso de Dios a menudo no querían olvidarlo, así que construían un altar —un lugar para recordar— en el lugar donde habían visto a Dios moverse.
Cuando Dios le dijo a Abram en Génesis 12: 8 que daría la tierra de Canaán a sus descendientes, Abram construyó un altar allí mismo porque su encuentro con Dios fue «sobrenatural». En ese momento, Dios prometió trascender todo lo normal en la vida de Abram y hacer de su descendencia un pueblo grande y poderoso.
Cuando Isaac vagaba por el desierto de Gerar y luchaba con los lugareños por el agua del pozo, Dios se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no temas, porque estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia» (Génesis 26: 24). Isaac conmemoró este encuentro divino construyendo un altar en ese mismo lugar porque su encuentro con Dios fue «sobrenatural». Dios había roto el orden natural de la vida de Isaac para afirmar que su promesa al padre de Isaac era ahora también la promesa de Isaac.
El hijo de Isaac, Jacob, viajó a un lugar llamado Betel (Génesis 35: 3) y construyó un altar en honor a Dios, que se le había aparecido durante su huida de Esaú. Como ese encuentro con Dios fue «superespecial», Jacob construyó un altar allí. Un temeroso Gedeón se llevó una grata sorpresa cuando Dios se le apareció en paz y lo llamó a liderar la nación hacia la victoria. Gedeón se sintió tan conmovido que construyó un altar en el lugar y lo llamó «Jehová es la Paz» (Jueces 6: 24) porque su encuentro con Dios fue «superpacífico».
Nunca olvides
Mientras que muchos ven los poderosos actos de Dios en sus vidas como meros momentos de coincidencia o casualidad, otros reconocen el movimiento de Dios y hacen todo lo posible para no olvidar nunca lo que Él ha hecho. Eso es consagración. Y hay un beneficio añadido a sus esfuerzos: los futuros viajeros en el camino de la vida son bendecidos por los altares establecidos por los creyentes. Elena G. White señala:
«Abraham, el “amigo de Dios”, nos dio un digno ejemplo. Fue la suya una vida de oración. Dondequiera que establecía su campamento, muy cerca de él también levantaba un altar, y llamaba a todos los que le acompañaban al sacrificio matutino y vespertino. Cuando retiraba su tienda, el altar permanecía allí. En los años subsiguientes, hubo entre los errantes cananeos algunos que habían sido instruidos por Abraham; y siempre que uno de ellos llegaba al altar, sabía quién había estado allí antes que él; y después de levantar su tienda, reparaba el altar y allí adoraba al Dios viviente». (Elena G. White, Servicio cristiano, p. 260.2).
¿Qué bendiciones celestiales quieres recordar en el futuro? Y, ¿qué altar para Dios vas a construir hoy? Hablemos con nuestro Dios.
Tiempo de oración (30-45 minutos)
Oración a través de la Palabra de Dios – Génesis 12:8
«… Y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová».
«Construyo un altar»
Dios, en este día, quiero recordar lo que has hecho en mi vida, cómo has intervenido cuando estaba en el camino equivocado, cómo me has rescatado. Quiero recordar y alabarte por tu amorosa gracia hacia mí. Recuerdo tu bondad, y en respuesta (re)consagraré mi vida a ti. Amén.
«Para el Señor»
Señor Dios, tú y solo tú mereces nuestra alabanza, nuestra adoración y nuestra consagración. No hay otro dios como tú: tan amoroso, tan bondadoso, tan paciente, tan misericordioso, tan poderoso y dispuesto a salvar y ayudar. Nuestros ojos están puestos en ti, Señor. Nuestros corazones son tuyos. Nuestra adoración y alabanza son solo para ti, porque tú eres digno. Amén.
«Que se le había aparecido a él»
Padre, tu presencia siempre nos rodea, sí, más cerca de lo que creemos. Te has dado a conocer, ya sea a través de la Biblia, del Espíritu de Profecía, de un sermón, de una oración o de otra persona, y te agradecemos por revelarte. Nos regocijamos en la realidad de tu presencia omnipresente a través de tu Espíritu Santo, y te invitamos a habitar nuestros cuerpos como vasos vivos. Glorifícate a través de nosotros. Muéstranos cómo amar a las personas que nos rodean y condúcelas a tu verdad. Amén.
Más sugerencias de oración
- Agradecimiento y alabanza: Dad gracias por las bendiciones específicas y alabad a Dios por su bondad.
- Confesión: Dedicad unos minutos a la confesión privada y a agradecer a Dios su perdón.
- Guía: Pedid a Dios sabiduría para los desafíos y decisiones actuales.
- Nuestra iglesia: Orad por las necesidades de la iglesia regional y mundial (ver la hoja separada con los pedidos).
- Pedidos locales: Orad por las necesidades actuales de los miembros de la iglesia, la familia y los vecinos.
- Escuchar y responder: Dedicad tiempo a escuchar la voz de Dios y responded con alabanzas o cantos.
Sugerencias de alabanzas
Himnario adventista: Mi redentor es Cristo (#373); No te dé temor (#559); Eterna roca es mi Jesús (#401)
Autor: Dwain N. Esmond, Ph. D (estudiante), es autor, editor y ministro ordenado. Sirvió como vicepresidente de servicios editoriales para la Review and Herald Publishing Association antes de unirse al Patrimonio de Elena G. White en 2015 como director/editor asociado. Ha dirigido varias publicaciones, incluyendo 11 años como editor de la antigua revista juvenil Insight Magazine.