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Hoy quiero compartir algo que me ha estado sucediendo y que ha venido a ser una fortaleza e impulso para realmente crecer en mi vida espiritual y en mi ministerio.

Una de mis oraciones últimamente ha sido que Dios me permita ver mi vida no con ojos terrenales sino ojos espirituales para poder cumplir mi llamado de una manera eficiente.

Soy una persona que busca siempre la excelencia en todo lo que hace y más cuando es algo que me apasiona, por eso el motivo de mi oración constantemente es tener la visión de Dios, quiero que Dios este orgulloso de su hijo Saúl y que sepa que busco siempre ser excelente en mi vida y en las áreas en las cuales los pone a trabajar.

Vivo en la ciudad de Tijuana B.C. (México). Es una ciudad fronteriza de San Ysidro C.A. (Estados Unidos) – la frontera más transitada del mundo en la que hay muchas personas que son deportadas por no tener papeles y terminan como indigentes. Regresaba de Estados Unidos y empecé a ver a muchos indigentes en la zona fronteriza. Antes los veía como un estorbo para la sociedad pero ahora los veía como si fueran un familiar mío pidiendo ayuda. Pero algo era diferente en esa ocasión

De repente uno me pidió una moneda y le contesté “te la daré pero sólo si dejas que ore por ti”. Él estuvo de acuerdo, oramos y no me importo que la gente me mirara. Al final me comentó “Que Dios te cuide y te bendiga en todo lo que hagas” . Esto fue el primer destello de cómo Dios me permitía ver la vida con ojos espirituales y no terrenales.

A los pocos días me encontraba leyendo la biblia y me encontré con este texto:

Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, tu cuerpo está lleno de oscuridad. Asegúrate de que la luz que crees tener no sea en realidad oscuridad. Si estás lleno de luz, sin rincones oscuros, entonces toda tu vida será radiante, como si un reflector te llenara con su luz ” ( Lucas 11: 34-36 (NTV).

Jesús me hablaba de una manera clara y a la vez me decía la importancia de nuestros ojos y de cómo verdaderamente desarrollar unos ojos espirituales. Y saqué lo siguiente en conclusión.

Lo que vemos define en gran manera lo que somos

Todo lo que entra a través de la vista impacta de una manera poderosa a todo nuestro ser ya sea de una manera positiva o negativa. Recuerdo la frase “Los ojos son la ventana al alma”

Digamos que alimentas tu vista con palabra de Dios, programas que te fortalecen como persona en conocimiento y valores, entonces darán como resultado una persona llena de Dios, amor, fuerza y conocimiento.

Y si por el contrario te pasas alimentando tus ojos con programas como novelas, vidas privadas de famosos, peleas e inmoralidades, como resultado vas a ser una persona llena de ira, envidia, frustración y muchas cosas más.

No dejemos rincones oscuros

Jesús nos llama a autoexaminarnos de una manera constante para no dar lugar a lugares oscuros. Te expongo una situación personal:

Yo me sentía identificado en ocasiones con la frase “Ahora sí, Dios, haré lo que quieres“. Lo decía y era un momento muy emocional pero no quería dejar ciertas cosas como salir a bailar, tomar una cerveza de vez en cuando (Ojo, no lo satanizo) pero la verdad eran mis rincones oscuros, ya que por allí era por donde siempre caía y la falta de un autoanálisis genuino con una visión de Dios me hacia caer de nuevo en mi estilo de vida que según planeaba, nunca lograba dejar.

Ver con ojos espirituales es una bendición para ti y el mundo que te rodea

Tener ojos espirituales no sólo beneficia tu comunión y ministerio, sino que, como eres lleno de la visión de Jesús te vuelves una persona distinta que busca siempre el beneficio de aquellos en necesidad, conozcan o no a Jesús. Además para tu congregación, grupo familiar, etcétera, te vuelves un buen guía, como un faro humano, ya que pueden ver los beneficios de vivir en luz y sin rincones oscuros.

Conclusión

Cuando entendí que para alcanzar a tener esa visión que Jesús nos llama a tener uno se debe desarrollar no solo cuidando lo que vemos sino también autoanalizándonos y buscando guiar a otros a la luz, entiendes que es un proceso constante que no acaba y que las personas a tu alrededor podrán ver en ti un cambio genuino y también un amor por ayudar a otros y una pasión por avanzar en el reino de Dios.

Amigos y hermanos en la fe, busquemos siempre tener los ojos espirituales y la visión de Dios. Esto nos ayudará a desarrollar el carácter y el estilo de vida que Jesús nos manda y por consecuente ser luz para aquellos que viven en oscuridad.

Que Dios los bendiga.

Revista Adventista de España