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Lección 6 para el 10 de agosto de 2024: DE ADENTRO HACIA AFUERA.

Un tema que enfrentó en diversas ocasiones a los fariseos con Jesús fue la tradición.

Frotar unos cereales con la mano en sábado; comer sin purificar sus manos; dedicar objetos al servicio de Dios para evitar que otros puedan disfrutarlos; no tocar a un gentil ni comer con él… Muchas y diversas eran las tradiciones que hacían la religión farisaica difícil y dura de seguir.

A causa de sus tradiciones, eran guías ciegos (Mateo 23:16), que cerraban al pueblo la entrada al Reino de los Cielos (Mateo 23:13).

  • Los problemas de la tradición:

    • Sustituir los mandamientos de Dios. Marcos 7:1-13.

      • Llevados por un exceso de celo, los judíos habían extendido un mandamiento dirigido a los sacerdotes a todas las personas, para evitar la contaminación ritual (Éxodo 30:17-21).
      • La pregunta de los escribas y fariseos estaba destinada a probar que Jesús no respetaba los Mandamientos (Marcos 7:5). Pero esa pregunta se volvió en su contra.
      • Jesús sí respetaba los Mandamientos. Eran ellos los que los quebrantaban y los sustituían por sus propias tradiciones (Marcos 7:6-8).
      • Un ejemplo: Si dedicaban algo a Dios [Corbán] –p.e. una casa–, se convertían en usufructuarios hasta su fallecimiento, pero no podían usarla para otro fin, como el de ayudar a sus padres (Marcos 7:9-13).
    • Lo que contamina y lo que no. Marcos 7:14-19.

      • La «carne santificada» (de un animal sacrificado), se volvía «inmunda» al ser tocada por alguien ritualmente inmundo (Hageo 2:12-13).
      • En la tradición farisaica, esto se extrapolaba a cualquier alimento (permitido por Levítico 11), y a cualquier persona, estuviese o no impura. La cuestión planteada no tenía nada que ver con los alimentos que se podían o no comer, sino con la manera en la que se comían (con las manos purificadas –lavadas– o sin purificar –inmundas).
      • Pero Jesús dejó claro que un alimento limpio no se hace impuro por comerlo sin realizar el rito tradicional (Marcos 7:18-19).
      • Si embargo, lo que realmente contamina a la persona es lo que tiene dentro. De nuestros deseos y pensamientos surgen nuestros pecados (Marcos 7:20-23).
  • La tradición y los gentiles:

    • Perrillos que superan a sus amos. Marcos 7:24-30.

      • Según la tradición, un judío no podía tocar a un gentil (pagano, extranjero), ni entrar en su casa, ni comer con él o ella.
      • Al tratar con esta mujer griega, Jesús parece apoyar estas tradiciones (Marcos 7:26-27). En esta descripción, los judíos son los hijos de Dios, y los paganos «perrillos» (perros domesticados).
      • La mujer captó las pistas que Jesús dejaba en su mensaje, se aferró a ellas por fe, ¡y le ganó a Jesús la discusión! (Marcos 7:28).
        • «Deja primero»: Ella podía pedir el segundo puesto y aprovechar las migajas de los saciados.
        • «Perrillos»: Los perros domesticados (no los callejeros) formaban parte de la familia y, por lo tanto, podían disfrutar de sus beneficios
    • Oídos que se dejan abrir. Marcos 7:31-37.

      • Al llegar a Decápolis le trajeron a una persona para ser sanada. Tomándolo aparte, usó un sistema peculiar para sanarlo (Marcos 7:32-34). Con sus acciones, Jesús le permitió a este hombre ejercer fe en que Él podía sanarle. Como resultado, muchos se maravillaron de Jesús (Marcos 7:35-37).
      • ¿Pero por qué gimió Jesús al exclamar: «Sé abierto»? El sordo pudo oír con claridad, y las primeras palabras que oyó fueron las de Jesús. Más Jesús pensaba en aquellos que, oyendo, no querían oír sus palabras, ni recibir su mensaje.
      • Jesús desea que tengamos nuestros oídos prestos a escuchar sus mensajes, y también para escuchar el clamor de aquellos que necesitan oír de nosotros una palabra oportuna.
  • La levadura de la tradición. Marcos 8:11-13.

    • Cuando llegaron a Dalmanuta, Jesús se encontró con los «fariseos sordos», que le pedían una señal de su autoridad (Marcos 8:10-11).
    • Se negó a darles señal alguna. Nada podía convencer a los que no querían ser convencidos. Decepcionado, dejó la región, embarcándose con sus discípulos (Marcos 8:12-13).
    • Durante el trayecto, Jesús les habló de la “levadura de los fariseos”, es decir las enseñanzas y tradiciones que permeaban la religión y la corrompían (Marcos 8:15).
    • Los discípulos no entendieron la metáfora. Olvidaron que Jesús puede poner a nuestra disposición recursos ilimitados (Marcos 8:16-21).

Para meditar:

«El último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición». (Elena G. White, Dios nos cuida, 12 de diciembre).

«No nos conviene flotar con la corriente, guiados por la tradición y por presuntuosos sofismas. Somos llamados colaboradores con Dios. Levantémonos, pues, y brillemos. No hay tiempo que perder en controversias. Los que tienen un conocimiento de la verdad como está en Jesús, deben ahora unificarse en corazón y propósito. Deben eliminarse todas las diferencias. Los miembros de la iglesia deben trabajar unidos bajo la dirección del que es la gran Cabeza de la iglesia.
»Los que tienen un conocimiento de la verdad, levántense y brillen. “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta”. Isaías 58:1. No mutiléis más la verdad. Clame el alma por el Dios viviente».(Elena G. White, Mensajes selectos, tomo 1, pg. 108).

Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España