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La Biblia nos habla acerca de la gratitud y fuera de ella científicos, médicos, psicólogos, filósofos y pensadores también la han alabado. Por dar un ejemplo, Cicerón decía que la gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás

Pero ¿qué es la gratitud, aparte de una virtud? Se me ocurre que podríamos definirla como un sentimiento de felicidad, mezclado con cariño, hacia la persona o hecho que nos ha beneficiado de algún modo. La RAE dice que es un sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera [1] .

¿Recuerdas la última vez que sentiste gratitud por algo o alguien? ¿Tal vez la lluvia dejó de empapar tu cara, salió el sol y la cálida brisa secó tu rostro? Seguramente sentiste alivio y hasta alegría. ¿Quizás alguien te ayudó a cargar aquel pesado paquete?, ¿te ayudó a terminar aquella agotadora tarea?

La gratitud es un sentimiento relacionado con el amor. Nos acerca a quien nos beneficia, o nos ayuda a valorar lo que nos hace felices.

Por supuesto es fácil saber lo que es la gratitud contrastándola con su opuesto: la ingratitud. Valorando ambos sabemos que la gratitud nos hace felices, nos llena, nos “agranda” por dentro… y la ingratitud todo lo contrario. Sin embargo, muchas veces somos ingratos. Y en ocasiones ni siquiera eso, simplemente ignorantes o despistados.

Beneficios del agradecimiento para tu salud

¿Sabías que la gratitud tiene muchos beneficios para tu salud? Eso dicen los expertos. Tanto para tu salud mental como para la física. Y es que somos indivisibles y todo lo que afecta a nuestro cuerpo lo hace a nuestra mente y a la inversa. Una vida positiva, de agradecimiento y felicidad, fortalece nuestro sistema inmune, etc.

Muchos estudios encuentran que las personas que practican la gratitud obtienen beneficios que van desde la resistencia emocional y la mejora de la salud física a las ventajas sociales y profesionales. Además disfrutan de una mayor empatía. [2]

Según el Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA, (Mindfulness Awareness Research Center) expresar gratitud cambia literalmente la estructura molecular del cerebro, mantiene la materia gris funcionando y nos hace más saludables y felices. Cuando sientes felicidad, el sistema nervioso central se ve afectado. Eres más pacífico y menos reactivo. Además, la gratitud es la práctica más efectiva para estimular los sentimientos de felicidad.

Investigando los beneficios de la gratitud

La psicología positiva, que estudia todo aquello que brinda bienestar psicológico, inició una investigación sobre los efectos de la gratitud a finales de los años 90, a través de Robert Emmons de la Universidad de California y Michael McCullough de la Universidad de Miami [3].

Dicho estudio consistió en conformar tres grupos de personas, asignados al azar, con la indicación de llevar un diario semanal. El primer grupo tendría que escribir en su diario las cosas por las que estaba agradecido; el segundo, escribiría todo lo que les enfadaba; mientras que el tercer grupo se enfocaría en los eventos neutrales. Después de diez semanas, los resultados revelaron que las personas que escribieron sólo agradecimientos presentaron mejor salud que el resto de los participantes.

Northrup [4], dice que cuando encontramos algo por lo cual estar agradecidos, por más pequeño que sea, y mantenemos ese sentimiento de gratitud por 15 a 20 segundos, nuestro cuerpo experimenta varios cambios fisiológicos sutiles y beneficiosos, por ejemplo: la disminución de los niveles de estrés y el fortalecimiento del sistema inmunológico; mejor flujo sanguíneo; el ritmo cardiaco se armoniza y la respiración se vuelve más profunda, por lo que aumenta la cantidad de oxígeno en los tejidos.

La gratitud te acerca a Dios

Ser agradecidos es bueno para nosotros, y Dios es la fuente de todo lo bueno. Por eso si a alguien necesitamos agradecer es a Él. Podemos darle gracias por crearnos, por salvarnos, por perdonarnos, por buscarnos, por los amaneceres, por el alimento, por la familia, por los amigos, por la vida… Hay mil motivos… Pero más allá de lo tangible, hay millones de motivos menos explícitos para darle gracias.

Muchas veces el Señor nos cuida y no nos damos cuenta. En ocasiones nos enfadamos con Él porque nuestros planes se frustraron para comprobar, tiempo después, que eso era lo mejor para nosotros y le alabamos por ello.

Ese texto que dice que al que ama a Dios todas las cosas le ayudan a bien de Romanos 8:28, nos indica que Dios nos ama tanto que traza caminos donde no los hay. Abre puertas y cierra puertas, si ponemos nuestra vida en Sus manos y le pedimos que dirija nuestras vidas. No significa que facilite nuestro camino, pero si que nos acompaña a lo largo del mismo. Este mundo está corrompido por el pecado y en nuestro caminar nos afectarán negativamente las consecuencias de nuestros actos equivocados e, injustamente, las consecuencias de los actos equivocados de los demás. Sin embargo, si decidimos hacer las cosas como Dios quiere, con Su ayuda, las consecuencias serán mejores y contaremos con compañía. Aunque más que acompañar… lo mejor sería que le permitiéramos dirigir nuestra vida. Alguien me dijo una vez: Si Dios es tu copiloto, debes cambiar de asiento, y en mi experiencia personal he comprobado que es cierto. Él conoce mejor el camino.

Además, dar gracias a Dios nos llena de felicidad porque nos hace conscientes de sus muchas bendiciones y de su gran amor por nosotros.

Pablo nos exhorta a dar gracias en todo

La palabra “gracias” aparece, de diferentes maneras, numerosas veces en la Biblia. En el Nuevo Testamento Pablo escribió al menos 46 veces acerca de dar gracias. En sus epístolas, él nos anima a dar gracias. Incluso llega a decir Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para con vosotros (1 Tesalonicenses 5:18). 

“En todo”: ese es el reto. Cuando vemos bendiciones estamos agradecidos por las cosas que el Señor ha hecho por nosotros, pero nos resulta difícil darle gracias cuando nuestra situación es compleja. Sin embargo, Pablo nos dijo que dar gracias en todo es la voluntad de Dios para nosotros.

Pablo no tuvo una vida fácil o sin problemas. Fue náufrago, prisionero, perseguido y golpeado, y sin embargo, él estaba lleno de acción de gracias en toda circunstancia. (Hechos 16:24-25 y 27:35) De manera que, cuando Pablo dijo “dar gracias en todo” lo dice desde su propia experiencia, aun en las situaciones más difíciles. Su vida nos muestra que es posible dar gracias al Señor también en medio de las situaciones complicadas.

El secreto de Pablo

En Efesios 5:20, Pablo nos da el secreto: Dando siempre gracias por todo a nuestro Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

El secreto es hacerlo “en el nombre de Jesús”. Sabemos que el nombre denota la persona. Por tanto, obrar en el nombre del Señor es vivir en Cristo, reflejar Su carácter, que él sea nuestro modelo en todo. 

Así es, para poder dar gracias en todo necesitamos vivir una vida en armonía con lo que Dios quiere, una vida como la de Jesús. Buscar reflejar a Cristo. Y Jesús era agradecido. En los evangelios hallamos ejemplos maravillosos de Jesús dando gracias. A menudo lo vemos dando gracias al Padre por la provisión básica del alimento y por escuchar Sus oraciones.

Pero los evangelios también nos muestran cómo Jesús daba gracias y alababa en las situaciones más adversas. Por ejemplo, en Mateo 11 cuando fue rechazado y calumniado repetidamente en las ciudades que había visitado. Jesús no se quejó, sino que oró: Te enaltezco, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

Pablo dio las gracias en todo porque él era uno con Cristo. Nosotros debemos aspirar a ese nivel de comunión, para poder dar gracias en todo y beneficiarnos de esa actitud humilde. Porque cuando hacemos esto Dios puede obrar en nosotros y a través nuestro. 

Gratitud, alabanza y adoración

Y es que, cuando nos damos cuenta de ese amor tan grande que Dios tiene por nosotros, no podemos evitar que de nuestros corazones salga un canto de alabanza directo a nuestros labios. Es tanta la felicidad que sentimos, tanta la gratitud por todo lo que Él hace, que necesitamos expresarlo de alguna manera.

En Israel cantaban salmos, con panderos y salterios, incluso danzaban de alegría y amor por Dios. Era su manera de darle gracias, de mostrarle lo felices que Él les hacía. Y en esos momentos se sentían más cerca de Dios. Tomados de Su mano, metafóricamente hablando, reían con Él.

Alabar es la consecuencia natural de agradecer. Alabamos a Dios con nuestra vida, con cada cosa que hacemos o decimos honrando Su nombre. Si la gratitud conlleva corresponder, vivir como verdaderos cristianos imitando el carácter de Cristo con Su ayuda es la mejor manera de hacerlo. Del mismo modo, cada madre y padre esperamos que nuestros hijos correspondan a nuestro amor comportándose como esperamos de ellos.

Alabamos a Dios con alegría, le adoramos con solemnidad. Y ambas cosas provienen de nuestra gratitud hacia Él. También a través de la adoración reconocemos las bendiciones de Dios, pero son momentos diferentes. Hay ocasiones en las que río y juego con mi hijo, y otras en las que hablamos seriamente. Ambas son necesarias. Ambas nos unen y en ambas me muestra su amor y gratitud prestándome su atención.

Gratitud, confianza y obediencia

Confiar en Dios, está muy relacionado con agradecerle. Dios es bueno y para siempre es su misericordia, como dice el Salmo 136. Él desea nuestro bien y podemos confiar en Él. Como Padre, Dios desea vernos felices. Por eso nos regaló la Salvación en Cristo (que nos lleva a la vida eterna) y la Ley (que nos lleva a vivir mejor aquí). Como dice Deuteronomio 4:40 Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que Yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.

Si la gratitud es, como dice la RAE el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera, no se me ocurre forma mejor de agradecer Su amor que amándole, confiando en Él y obedeciéndole. Yo espero que mi hijo agradezca nuestro amor y cuidados, de su padre y míos. Y lo único que deseamos a cambio de nuestros desvelos es su amor, su confianza y su obediencia para poder cuidarle y protegerle, formarle y ayudarle a crecer feliz. Dios es tu Padre y desea eso mismo de ti.

Conclusión: cultiva la gratitud

Como cristianos, la gratitud es parte fundamental de nuestra relación con Dios, pero también con los demás. Reconocer cuando otros nos hacen bien, y ser nosotros mismos agentes de bondad, nos llena el corazón de gozo. Cuando damos, recibimos mucho más de lo entregado. Dar y recibir gratitud es un lazo que nos une.

Al dar nos hacemos mas generosos, mas humildes… Dicen que el amor es la única cosa que cuanto más das, mas tienes. Y es cierto. Dar es el mayor de los regalos, porque no se puede comprar la sensación de felicidad que otorga el ayudar a los demás.

Dar, recibir… ser agradecidos. Lo más maravilloso es que este sentimiento, esta actitud frente a la vida, se puede cultivar. Podemos comenzar por dedicar un tiempo a reflexionar, tal vez durante nuestros momentos de oración, en todo lo que Dios hace por nosotros. Pensemos también en lo que hemos hecho, o en lo que podemos hacer por los demás; y pensemos en lo que otros han hecho por nosotros.

A veces tenemos la terrible costumbre de solo pedir en nuestras oraciones. Necesitamos agradecer más. No podemos tener una relación saludable en la que siempre pedimos o nos piden… y no podemos tenerla tampoco con Dios. No es saludable. Necesitamos aprender a dedicar más tiempo en oración a agradecer que a pedir. Nuestra vida espiritual cambiará seguro. 

Si nos decidimos a cultivar el agradecimiento creceremos como personas, nuestras relaciones personales mejorarán, y nuestra relación con el Señor será mas feliz y más plena. Notaremos cuanto nos ama nuestro Padre y desearemos corresponder a ese amor. De ese modo, nuestra relación será fortalecida y nuestra vida transformada. Viviremos mejor aquí, y por la eternidad con Cristo.

No lo dudes, el mejor momento para comenzar a experimentar las bendiciones de una vida de agradecimiento es ahora.

En la práctica

  • Dedica tiempo para dar gracias a Dios en oración por todas sus bendiciones. Invierte algún tiempo en recordarlas.
  • Agradece y sé agradecido con quienes te rodean.
  • Da gracias por todo. También por todas esas experiencias y decisiones que te llevaron hasta este momento, porque aún de las malas experiencias se aprende y se adquieres madurez. Las dificultades fortalecen tu carácter y te preparan para tomar mejores decisiones el día de mañana. Dios está contigo siempre, también en los momentos complicados.
  • Agradece de manera auténtica y sincera, porque hacerlo abre las puertas a una mejor salud, además de fomentar la buena relación contigo mismo y con los demás, en todos los ámbitos de tu vida.

Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Coeditora y redactora de Revista.adventista.es y QueCurso.es, gestora de las redes sociales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España y asistente de dirección y producción en HopeMedia España.

Imagen: Photo by Josh Boot on Unsplash

NOTAS:

[1] Real Academia de la Lengua Española (2017). Diccionario de Lengua Española. Madrid: RAE.
[2] The Science of Gratitude: More Benefits Than Expected; 26 Studies and Counting (https://www.happierhuman.com/the-science-of-gratitude/)
Por qué la gratitud nos hace más felices según la neurociencia (https://intimind.es/por-que-gratitud-nos-hace-felices-segun-neurociencia/)
Psicología de la gratitud: beneficios del ser agradecido (https://psicologiaymente.com/psicologia/psicologia-de-la-gratitud)
The Value of Positive Psychology for Health Psychology (https://www.happierhuman.com/research-review-the-value-of-positive-psychology-for-health-psychology-progress-and-pitfalls-in-examining-the-relation-of-positive-phenomena-to-health/)
[3] McCullough, M. y Emmons, R. (2003). Grateful moods to individual’s differences and daily emotional experience. Journal of Personality and Social Psychology, 86, 377-389.
McCullough, M.; Kilpatrick, S.; Emmons, R. & Larson, D. (2001). Is gratitude a moral affect? Psychological Bulletin, 127, 249-266.
Moyano N. (2011). Gratitud en la psicología positiva. Psicodebate, 10, 103-117.
[4] Northrup C. (2012). Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer (Crecimiento personal). Recuperado el 15 de noviembre de 2018 de: http://offermaxs.com/download/e/ libro.php?asin=8479537485
Valencia, J. (2016). Orígenes de la psicología positiva y el estudio científico de la gratitud. Rev. Psicol., 101-117.

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