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Para la sociedad la gratitud es un sentimiento o una capacidad; para Dios, dar gracias, es una actitud… y como todas las actitudes, es elegible y desarrollable. Vivir con una actitud de agradecimiento puede, sin duda, cambiarnos la vida. Por eso, aunque es maravilloso celebrar un día especial de gratitud a Dios (en mi hogar lo hacemos), lo ideal es vivir cada día con una actitud de agradecimiento; obtendremos un montón de beneficios al hacerlo.

El Día de Acción de Gracias, o Thanksgiving, es una fiesta nacional de Estados Unidos y Canadá, que también se celebra en otros lugares. En su origen, Acción de Gracias fue un día de gratitud a Dios por la cosecha, que los norteamericanos celebran actualmente el cuarto jueves de noviembre. También en Alemania, Suiza y Japón se conmemoran festividades similares al final del año.
Aunque se ha secularizado mucho, es una fiesta en la que la familia y amigos se reúnen alrededor de una mesa, con un delicioso menú, para agradecer a Dios por sus bendiciones.

Sin duda, dar gracias a Dios es algo hermoso que deberíamos practicar más de un día al año ¿no crees? Una vida repleta de agradecimiento es una vida mucho más feliz. La actitud de agradecimiento nos hace conscientes de nuestras bendiciones, nos hace felices y positivos, nos acerca a Dios, nos une a Él y entre nosotros.

Y no, no vamos a hablar del Día de Acción de Gracias, sino de dar gracias todos los días.

La gratitud

Podríamos definir la gratitud como: «la capacidad de apreciar los aspectos (no materialistas) de la vida y la voluntad de reconocer que los demás desempeñan un papel en nuestro bienestar emocional. Una emoción fuertemente relacionada con la salud mental, la satisfacción vital, el optimismo, la autoestima, las relaciones sociales y la felicidad que perdura a lo largo de la vida. Además, sería una habilidad esencial para lograr el autoconocimiento y la autogestión» [1].

Quizás sea como «un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá»[2], o tal vez la gratitud sea «sentirse agradecido por las cosas positivas de la vida. Pueden ser cosas que las personas damos por sentado, como tener un lugar para vivir, comida, agua potable, amigos y familiares. La gratitud es dedicar un momento a reflexionar sobre la suerte que tienes cuando ocurren cosas buenas, sin importar si es algo pequeño o muy importante»[3].

Curiosamente, la palabra «gracia» proviene del latín gratia, la cual deriva de gratus (‘agradable’, ‘agradecido’), y en origen gratia en latín significa la ‘honra’ o ‘alabanza’ que sin más se tributa a otro, para luego significar el ‘favor’ y ‘reconocimiento de un favor’. Gratus y gratia vienen de la raíz indoeuropea indoeuropea *gwerә- (alabar en voz alta), que nos dio palabras como: gracias (de «dar las gracias»), agradar y congratular. Pero sin lugar a dudas, mi favorita es «gracia» porque es el don, el regalo, la bendición, más grande que Dios pudo otorgar al ser humano: Su Gracia. Tan inmerecida como necesaria. Llena de amor, perdón y reconciliación. ¡Y solamente tenemos que aceptarla! ¡Somos salvos por la gracia de Dios! Por ese Amor tan grande. Y es que la gracia, está llena de amor, y el agradecimiento también.

Ser agradecido tiene que ver con la capacidad de ver, de darnos cuenta, de las ‘gracias’ o bendiciones que tenemos en nuestra vida; la mayor de las cuales es esa… la gracia de Dios, que incluye el don gratuito de la salvación.

Filósofos enfocados en la gratitud

Pero no solamente los cristianos apreciamos el agradecimiento. Además de Adam Smith, tal vez el pensador más relacionado con el tema de la gratitud, hay varios filósofos que han abordado esta temática desde diferentes perspectivas:

Cicerón: Este filósofo romano consideraba la gratitud como una virtud fundamental para la vida moral. En su obra «De Officiis» («Sobre los deberes»), explora la importancia de la gratitud en las interacciones humanas.

Emmanuel Levinas: Este filósofo contemporáneo, conocido por su ética de la responsabilidad hacia el otro, habla sobre la importancia ética de la gratitud como parte de las relaciones humanas y la responsabilidad hacia los demás.

William James: Aunque no centró su trabajo exclusivamente en la gratitud, este filósofo y psicólogo estadounidense abordó temas relacionados con la actitud mental, la atención y la gratitud en su obra sobre la voluntad y la filosofía de la mente.

Robert Emmons: Aunque es un psicólogo más que un filósofo, su trabajo sobre la psicología positiva y la gratitud ha sido influyente. Emmons ha investigado ampliamente sobre los efectos psicológicos y sociales de la gratitud, explorando cómo puede afectar la felicidad y el bienestar general de las personas.

Estos filósofos, entre otros, han abordado la gratitud desde diferentes enfoques, ya sea desde una perspectiva ética, psicológica o social, contribuyendo así a nuestra comprensión de esta virtud, sentimiento, actitud, capacidad o condición.

El valor de la gratitud

Y es que la gratitud tiene una serie de beneficios, tanto a nivel físico como emocional, que pueden impactar positivamente en nuestra salud y bienestar general:

Nos ayuda a reconocer los dones de Dios: Si tomamos un tiempo para revisar las bendiciones de Dios, no podremos sino estar agradecidos. También cuando vemos su sostén en las dificultades. Reconocer el Amor de Dios nos lleva a una actitud de agradecimiento.

Contribuye a nuestro bienestar emocional: Practicar la gratitud está relacionado con niveles más altos de emociones positivas, reducción del estrés, la ansiedad y la depresión. Se ha demostrado que las personas agradecidas suelen ser más felices y tienen una mejor salud mental en general.

Mejor calidad de sueño: La gratitud puede contribuir a un sueño de mejor calidad, ya que reduce el estrés y la preocupación, lo que facilita conciliar el sueño y tener un descanso más reparador.

Salud física: Se ha observado que las personas agradecidas tienen una mejor salud física en general. Pueden experimentar menos dolores y molestias, tener sistemas inmunológicos más fuertes y presentar una presión arterial más baja.

Relaciones interpersonales: La práctica de la gratitud puede fortalecer las relaciones. Mostrar aprecio y reconocimiento hacia los demás fortalece los lazos sociales y fomenta conexiones más profundas y significativas.

Resiliencia: La gratitud puede aumentar la capacidad de afrontar desafíos y superar adversidades. Las personas que practican la gratitud tienden a tener una mayor capacidad de resiliencia y a encontrar el lado positivo en situaciones difíciles.

Mayor optimismo: Practicar la gratitud se relaciona con una actitud más optimista hacia la vida. Ayuda a enfocarse en lo positivo, incluso en momentos difíciles, lo que puede mejorar la percepción general de la vida.

Ciertamente, la gratitud no solo nos beneficia emocionalmente, sino que también puede tener efectos positivos en la salud física, las relaciones interpersonales y la capacidad de afrontar desafíos. Es una actitud poderosa que puede influir significativamente en la calidad de vida.

La gratitud según la Biblia

Y es que, mucho antes de los filósofos, los médicos y los psicólogos, la Biblia ya nos hablaba acerca de la importancia de la gratitud. Desde la perspectiva bíblica, la gratitud se centra en reconocer y apreciar la bondad, la generosidad y las bendiciones de Dios, así como en responder con acción de gracias por todo lo que se ha recibido. Una forma de ser conscientes de sus bendiciones y, al reconocerlas, sentirnos más cerca de Él.

Por eso, en la Biblia, la gratitud está estrechamente relacionada con la adoración y la alabanza a Dios. Destaca como una actitud fundamental para el pueblo de Dios, independientemente de las circunstancias. Algunos puntos clave sobre la gratitud según la Biblia incluyen:

Dar las gracias a Dios: La Biblia enseña a dar gracias a Dios en todo momento, independientemente de las circunstancias. Esta acción de gracias se basa en reconocer que todas las bendiciones y provisiones provienen de Dios.

Reconocimiento de las bendiciones: La gratitud implica reconocer y valorar las bendiciones que se reciben de Dios, ya sean grandes o pequeñas. Esto incluye el don de la vida, la provisión material, la familia, la salud, entre otros.

Cultivar una actitud de agradecimiento: La Biblia insta a las personas a cultivar una actitud de agradecimiento en sus vidas diarias, no solo a través de palabras, sino también mediante acciones y actitudes que reflejen esta gratitud.

La gratitud como parte de la adoración: En la Biblia, la gratitud se vincula con la adoración a Dios. Expresar gratitud se considera parte integral de la relación con Dios y de la adoración a Él.

Actitud de humildad: La gratitud bíblica está relacionada con la humildad, reconociendo que todo lo bueno que se tiene proviene de la generosidad y la gracia de Dios, no por méritos propios.

Como vemos, en la Biblia la gratitud es una actitud del corazón que reconoce y agradece las bendiciones y la bondad de Dios, cultivando una relación de adoración, humildad y reconocimiento constante por Su provisión en nuestra vida.

Textos bíblicos sobre la gratitud

La gratitud es un tema recurrente en la Biblia y está presente en diversas partes de las Escrituras. Aquí hay algunas referencias clave:

1 Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” Esta es una de las citas más conocidas sobre la gratitud en la Biblia, instando a la acción de dar gracias en todas las circunstancias.

Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.” Aquí se enfatiza la importancia de combinar la oración con la gratitud al presentar nuestras peticiones a Dios.

Colosenses 3:17: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Esta escritura resalta la idea de que todo lo que hacemos debe hacerse con gratitud hacia Dios.

Salmos 100:4: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.”

Los Salmos contienen múltiples versículos que invitan a alabar y agradecer a Dios.

Hay muchos más versículos sobre la gratitud, que te invito a buscar en tus momentos de estudio personal.

En general, la Biblia enfatiza la importancia de la gratitud como una actitud fundamental en la vida de fe. Alienta a dar gracias en todas las circunstancias, a reconocer las bendiciones recibidas y a tener un corazón agradecido hacia Dios y hacia los demás. La gratitud se presenta como una forma de reconocer la bondad divina y de vivir en armonía con los principios espirituales.

Lo que Elena G. de White opina de la gratitud

Elena G. de White también enfatizó la importancia de la gratitud en varios de sus escritos. Animaba a las personas a cultivar una actitud agradecida hacia Dios por Sus bendiciones y providencia en la vida diaria. Algunas de sus citas sobre la gratitud incluyen:

«La gratitud ennoblece el corazón, y nos coloca en armonía con el Cielo». (Consejos para los Maestros, Padres y Estudiantes, pág. 366).

«Cuando consideramos la bondad de Dios y nuestras obligaciones hacia él, quedamos llenos de un profundo sentido de nuestra debilidad y de su gran amor; nos humillamos ante Dios y nos sentimos felices en el afecto que nos dedica, sabiendo que merecemos muy poco de él». (Testimonios para la Iglesia, vol. 2, pág. 202).

«Si los hombres y las mujeres fueran agradecidos a Dios y a quienes los bendicen, esta vida se llenaría de sol, de calor, de alegría, y una sonrisa de reconocimiento brillaría en sus rostros». (Review and Herald, 15 de mayo de 1894).

«La gratitud puede ser cultivada como una virtud. Expresad vuestra gratitud por cada don y bondad, y por el amor de Dios». (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 303).

«Cada uno de nosotros tiene mucho por qué estar agradecido. No es el hombre el que obra para sí mismo, sino Dios quien está obrando por él en la tierra. Dios cuida de nosotros y nos bendice más de lo que merecemos». (Mensajes para los Jóvenes, pág. 310).

«El corazón que está en armonía con Dios está lleno de amor y gratitud». (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 62).

«La gratitud es una de las cualidades más agradables del carácter; no se halla en todas partes, y es un tesoro precioso para quien la posee». (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 94).

«La gratitud es un atributo celestial. Cuando se la cultiva y ejercita, arroja un sol de alegría sobre toda la jornada de la vida». (Consejos para la Iglesia, pág. 207).

«La gratitud es una ofrenda aceptable al Señor y tiene un valor inconmensurable a sus ojos». (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 302).

«La gratitud es una ofrenda celestial, y al ser ejercitada, disipa las tinieblas del descontento y la desesperación». (El Camino a Cristo, pág. 30).

Estos ejemplos resaltan la importancia de la gratitud como una virtud fundamental en la vida espiritual y su poder transformador en la perspectiva de uno hacia Dios y la vida en general.

En sus escritos, Elena G. de White resalta la gratitud como una actitud que no solo honra a Dios, sino que también enriquece la vida espiritual de las personas al ayudarles a reconocer y valorar las bendiciones que reciben diariamente, fomentando así una relación más cercana con Dios y una mayor apreciación por Su bondad y cuidado.

Cómo practicar y desarrollar la gratitud

Y si es tan importante y tan maravillosa esta actitud de la gratitud para mi vida y la de mi familia, ¿cómo puedo desarrollarla de manera práctica? ¿Cómo puedo vivirla e inculcarla en mis hijos? ¡Hay varias formas de cultivar la gratitud en la vida diaria! Aquí tienes algunas estrategias para practicar y desarrollar esta virtud:

Orad y agradeced siempre al hacerlo: Somos propensos a pedir y no tanto a agradecer. Las oraciones personales y familiares nos elevarían y sanarían mucho más si tomamos más tiempo para agradecer que para pedir. También podéis hacer una «rueda de la gratitud» cada noche antes de dormir, y mencionar todo aquello por lo que os gustaría dar las gracias. Dentro de cada oración, es una parte clave que debería aparecer siempre.

Escribe, y anima a tus «peques» a escribir un diario de gratitud: Dedicad tiempo cada día para escribir algunas cosas por las que estéis agradecidos a Dios. Pueden ser pequeñas cosas cotidianas o grandes bendiciones. Este ejercicio ayuda a enfocarse en lo positivo y a reconocer el Amor del Padre. Los niños pequeños disfrutarán mucho de «una caja o un tarro del agradecimiento» en el que puedan colocar dibujos, frases cortas, etc. dando gracias al Señor por sus bendiciones.

Expresad vuestro agradecimiento: No subestimes el poder de decir «gracias» también a quienes te rodean. Expresa tu aprecio a las personas que te ayudan, te brindan apoyo o hacen algo por ti, y enseña a tus hijos a hacer lo mismo. Ya sea una nota, un mensaje o simplemente unas palabras de agradecimiento, esto fortalece las relaciones y fomenta el agradecimiento como actitud.

Se consciente del momento y revisa tus bendiciones: Toma tiempo para estar presente en el momento actual y enfócate en las cosas buenas que te rodean hoy. Aprecia la belleza de la naturaleza, el cariño de las personas, las bendiciones de Dios y las pequeñas alegrías de la vida diaria. A veces pasamos demasiado tiempo pensando en el pasado o en el futuro.

Sé generoso: Practicar la generosidad también puede ayudar a cultivar la gratitud. Compartir con los demás y ayudar a quienes lo necesitan puede crear un sentido de gratitud por lo que tienes y por la capacidad de hacer una diferencia en la vida de otros.

Enfócate en lo positivo: Intenta cambiar tu enfoque hacia lo positivo. A pesar de los desafíos, trata de encontrar aspectos positivos en las situaciones difíciles. Esto puede ayudarte a desarrollar una perspectiva más optimista y agradecida.

Al fin y al cabo, la gratitud es como un músculo que se fortalece con la práctica continua. Incorporar estos hábitos en tu vida diaria puede ayudarte a desarrollar y mantener una actitud más agradecida y feliz.

Conclusión

Atrévete a vivir, cada día, una vida agradecida. Sé consciente de tus bendiciones y busca la forma de ser una bendición en la vida de los demás. Vive la gratitud y provoca en los demás sentimientos de agradecimiento todo lo que te sea posible.

La gratitud es una actitud, de modo que puedes decidirla y desarrollarla en tu vida y en tu hogar cada día… y tal vez, ¿por qué no? también celebrar un día especial de gratitud a Dios, en familia.

Si yo tuviera que «cocinar» una receta de gratitud, para celebrar ese día especial, posiblemente los ingredientes serían:

– 1 taza de positividad
– 2 tazas de amor
– Una pizca de paz

Colocaría todos los ingredientes en una cazuela de bienestar, y los cocinaría a fuego lento. Por supuesto, serviría la gratitud antes de que se enfriara, y la compartiría con todos mis seres queridos.

Decídete hoy a vivir cada día con gratitud y, además, si quieres, ¡celebra tu gratitud a Dios con quienes amas en un día especial! El menú, te aseguro, será lo de menos.

Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Coeditora y redactora de la Revista Adventista en España y QueCurso.es, gestora de las redes sociales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España y asistente de dirección y producción en HopeMedia España.

Referencias:

[1] Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito

[2] Gratitud. Wikipedia

[3] KidsHeald.org

Lic. Teología & Comunicadora Editora Revista Adventista Productora radio y TV/ Redactora Web en HopeMedia Edit/coordin. Quecurso.com

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