Cuéntamela otra vez: La Creación - Revista Adventista de España

Historias para leer y contar…

La Creación

El primer día

Hace mucho, mucho tiempo Dios decidió crear el mundo. Al principio el mundo estaba desordenado y oscuro. Desordenado como cuando tus amigos y tú termináis de jugar a los disfraces, y oscuro como cuando te despiertas por la noche y está todo negro. Pero Dios dijo “Hágase la luz”, y se hizo la luz. Dios llamó a la luz día y a la oscuridad, ¿cómo crees que la llamó? Sí, exacto, a la oscuridad la llamó noche. Y así acabó el primer día de la Creación.

El segundo día

Al día siguiente Dios hizo el aire, ¿puedes soplar aire por la boca?, si Dios no hubiera creado el aire no podrías hacerlo, no podríamos apagar una vela y, sobre todo, no podríamos respirar. En el segundo día de la Creación Dios también creó el agua. ¿Para qué utilizas el agua? Sí, el agua se usa para muchas cosas, para beber, para lavar, para regar las plantas… Dios separó el agua que hay en el cielo del agua que hay en la tierra. ¿Te gusta hacer pompas de jabón? Gracias al agua y al aire podemos jugar con ellas. Y así acabó el segundo día de la Creación.

El tercer día

El tercer día Dios creó la vegetación, ¿sabes lo que es? La vegetación son las hierbas del campo, los altos árboles, las ricas frutas, las hermosas flores… ¿Te gusta oler las flores en el campo? Gracias a que Dios las creó podemos hacerlo. Y así terminó el tercer día de la Creación.

El cuarto día

El cuarto día Dios creó algo muy importante. Él creó el Sol para darnos luz y calor y las brillantes estrellas para alumbrar las oscuras noches. ¿Ya has visto alguna vez las estrellas? Son un regalo de Dios para adornar las noches. Y así acabó el cuarto día de la Creación.

El quinto día

Al día siguiente Dios hizo algo maravilloso. Llenó el cielo de hermosos pájaros y el agua de peces saltarines. Los pájaros nos alegran con sus cantos y podemos ver a los peces saltar y jugar en el agua. Dios hizo pájaros tan grandes como las avestruces y también pájaros muy pequeños como los gorriones o los colibríes. También hizo animales acuáticos muy diferentes, desde grandes delfines y tiburones hasta pequeñas sardinas. Y así acabó el quinto día de la Creación.

El sexto día

El sexto día Dios creó los animales terrestres. ¿Puedes nombrar algunos? Sí, Dios creó grandes elefantes, altas jirafas, poderosos hipopótamos, majestuosos caballos, pero también creó al tierno gatito que nos espera en casa o al divertido perrito que siempre nos saluda moviendo la cola.

Pero Dios no había acabado de crear ese día. ¿Sabéis qué más hizo? Ese día, el sexto, Dios creó su obra maestra. Dios hizo a Adán y Eva. Dios creó a las primeras personas y las llevó a vivir al Jardín del Edén. Y así acabó el sexto día de la Creación y vio Dios que todo lo que había hecho era realmente bueno.

El séptimo día

Al día siguiente, el séptimo, era sábado. Ese día Dios no creó nada nuevo, su obra ya había terminado, así que, ¿sabéis que hizo? Dios pasó ese día en el Jardín del Edén con Adán y Eva. Les dijo que todos los sábados iban a ser días especiales. El sábado es un día para estar con nuestra familia. El día para descansar de nuestro trabajo. Es especial para estar con Dios.

Dios había terminado de crear nuestro mundo y todo era perfecto. Él nos hizo un gran regalo, nuestro planeta y nos pide que lo cuidemos y lo disfrutemos. Dios hizo todo porque nos ama.

Sugerencias para contar esta historia:

El tiempo de atención de los niños más pequeños (menos de 4 años) es muy limitado. Una buena manera de fijar las ideas de esta historia es utilizando imágenes y también canciones. Al final de contar cada día de la Creación se puede cantar una corta canción y enseñar imágenes que representen cada día.

Si los niños son algo más mayores, una vez contada toda la historia se pueden hacer manualidades que representen los días de la Creación o colorear dibujos, pero las canciones y las imágenes siguen siendo un buen recurso.

Si tu hijo o hija ya sabe leer puedes animarlo a leer la historia por sí mismo y después hablar sobre ella. Sería fantástico programar una salida a la naturaleza para observar el mundo que Dios ha creado.