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En boca de todos está el “Brexit”. Con muchos a favor, y aún aparentemente más en contra… pero ganó el Brexit.

La sensación que da al oír las noticias es que muchos están enfadados con el “sistema” y pretendían protestar votando a favor del Brexit, pensando que esta opción nunca ganaría el referéndum. Ahora muchos se lamentan públicamente diciendo que, de haber sabido el resultado, habrían votado en contra y habrían buscado una alternativa para manifestar el desacuerdo. En cualquier caso, la salida del Reino Unido de la Comunidad Europea ya es irreversible.

Muchas veces tomamos acciones represivas, opresivas, incluso ofensivas y condicionantes para influir en los demás. Pensamos en estrategias, en hacer notar el desacuerdo, o disimularlo con un voto oculto, como en el referéndum británico, sin darnos cuenta de que, de tanto estirar, la cuerda se puede romper.

No es cuestión ahora de analizar la política, ni soy la persona indicada, pero de esta noticia sacamos bien en claro que la profecía de Daniel 2, se cumple ante nuestros ojos. Juntos, pero no revueltos. Se nos acaba de caer un dedo del pie, y no precisamente el meñique. Lo interesante de todo este embrollo es que a los adventistas, esta noticia no les tiene que sorprender lo más mínimo, conociendo la profecía. Al contrario, debe animarnos aún más al tener una evidencia adicional de la seguridad de la providencia y la presciencia divina. Dios sigue controlando la historia, y nos llevará a puerto seguro.

Pero yendo más allá de la macro-historia sagrada, llevemos la reflexión a la micro-historia sagrada de cada uno. ¿Cuántas veces nos vemos envueltos en situaciones que pueden llegar a ser opresivas, asfixiantes y prolongadas en el tiempo? Puede parecer que se desdibujan las promesas de las páginas de nuestra Biblia cuando las buscamos, como si las letras se derritieran de esas finas hojas chorreando hacia abajo. En el momento de mayor incertidumbre, cuando parece que aquella profecía se había quebrantado, aparece un rayo de luz repentino que rasgando la oscuridad del alma vuelve a iluminar el camino de la vida devolviéndonos la perspectiva y la seguridad de que nuestro Salvador sigue ahí, a nuestro lado, como siempre lo estuvo, y lo estará.

Ante los grandes cambios de la vida, como el Brexit, unos se asustan, otros se alegran, otros lo miran desde lejos con incredulidad, duda e incertidumbre, incluso preocupación. Pero todo movimiento inesperado, por muy abrupto o incomprensible que pueda parecer, como salir de la zona de confort que brinda la “Comunidad Europea” particular de cada uno, siempre estuvo en los planes divinos para cumplir un propósito. Ese propósito, a la luz de la Biblia marca un camino seguro, ignorado por aquellos ajenos a la Mente que nos dice: “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10).

Revista Adventista de España