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Lección 13 para el 24 de septiembre de 2022: CRISTO EN EL CRISOL.

Nacemos en un mundo de pecado, inmersos en un conflicto entre el bien y el mal. Nada podemos hacer al respecto. ¡Nacemos dentro de un crisol!

A diferencia de nosotros, Cristo eligió voluntariamente entrar en el crisol de este mundo. No solo lo hizo para darnos ejemplo (Heb. 4:15). Gracias a que Él soportó un crisol más intenso y mucho más especial que el nuestro, podemos nosotros tener esperanza en nuestros crisoles.

  • El crisol en su niñez.

    • Al elegir hacerse hombre, Jesús tuvo la opción de escoger el entorno en el que nacería.
      • Su familia no merecía un lugar especial en el mesón (Luc. 2:7)
      • Sus padres eran pobres (Luc. 2:22-24; Lev. 12:6-8)
      • Siendo aún un bebé, quisieron matarle (Mt. 2:13)
      • Creció en una aldea de mala fama (Jn. 1:46)
    • Imagina lo que tuvo que padecer Jesús durante su niñez y juventud cuando actuaba perfectamente de acuerdo con la voluntad de Dios. La única persona sin pecado, entre personas habituadas al pecado (y con fama de pecadores).
  • El crisol en su ministerio.

    • Jesús, durante su ministerio, “anduvo haciendo bienes…” (Hch. 10:38). Sin embargo…
      • Le acusaron de hacer un pacto con el diablo (Mt. 12:24)
      • Sus vecinos y familiares le despreciaron (Mt. 13:55-57; Jn. 7:5)
      • Quisieron matarle en varias ocasiones (Lc. 4:29-30; Jn. 8:59; Jn. 10:31)
    • Jesús lloraba por el rechazo de aquellos a los que había venido a salvar (Mt. 23:37; Jn. 1:10-11).
  • El crisol en Getsemaní.

    • En Getsemaní, Jesús se enfrentaba al fin con su destino. No era solo morir, era sufrir la muerte eterna para poder pagar nuestro pecado. Era arriesgarse a fallar, a perderlo todo, a separarse eternamente del Padre.
    • Deseaba la intercesión que sus amigos no le dieron. Deseaba ser librado del dolor. En su agonía, sudaba sangre. Finalmente, un ángel vino a consolarle. La decisión estaba tomada: bebería la copa del dolor por amor a nosotros (Lc. 22:39-45).
  • El crisol en la cruz.

    • Jesús fue condenado a la muerte más vergonzosa ideada por los romanos: la crucifixión. Sin embargo, los sucesos que rodearon a la cruz nos muestran que allí ocurrió algo más que la muerte de un inocente debida a un error judicial (Lc. 23:44; Mr. 15:38; Mt. 27:51; Mt. 27:52).
    • La “ira de Dios” hacia el pecado fue desviada de nosotros a Cristo. Él cargó sobre sí nuestros pecados. Jesús sufrió la “segunda muerte” en nuestro lugar, para que nosotros podamos vivir por Él (Ap. 20:6).
  • En el crisol con Cristo.

    • ¿Cómo nos ayuda a enfrentar nuestros crisoles entender cómo y por qué enfrentó Jesús sus crisoles?
    • En primer lugar, sabemos que Él nos entiende (Heb. 4:15). Además, su sufrimiento fue mayor que el nuestro, debido a su pureza moral.
    • En segundo lugar, nos da “la esperanza de la vida eterna” (Tito 1:2). Nuestro crisol temporal empequeñece cuando lo miramos a través de la perspectiva de la eternidad.
    • Cualesquiera que sean nuestros sufrimientos aquí, debemos dar gracias a Jesús, a su vida íntegra, a su sacrificio perfecto. Gracias a Él, hasta el crisol de la muerte pasará.

Para meditar:

«Al separarnos del mundo y de sus costumbres, afrontaremos el desagrado de los mundanos. El mundo odió a Cristo quien era la personificación de la virtud, porque era mejor que ellos. […] Si la majestad del cielo vino a esta tierra y soportó una vida de humillación y una muerte vergonzosa, ¿por qué retrocederemos al ver que la obediencia involucra una cruz? Si Él fue perseguido, ¿podemos esperar nosotros un tratamiento mejor? […] Él confortará y sostendrá a todos los que acudan a Él en busca de ayuda». Elena G. White (Alza tus ojos, 7 de noviembre).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

One Comment

  • Alberto dice:

    Les felicito por su ardua labor espiritual, deseo que el Señor Jesucristo les colme de su gracia y poder Salvador, les comparto este Link
    Mil bendiciones. Saludo desde Armenia, Quindío Colombia.

Revista Adventista de España