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“Con Dios haremos proezas” Salmo 60:12

Con Dios, sin Dios…

Cuando Jesús dijo: “Sin mí nada podéis hacer” (Jn.15:5), nos reveló una realidad importante.

Este texto se ha constituido en el lema de la Convención pastoral de este año, y podría ser el lema que acompañará, por la realidad que expresa, los pasos de la vida de cada cristiano.

El ser humano, con mucha facilidad, cree ser algo, saber algo, tener algo, ser capaz de hacer algo. Pero cuando te pones a analizar ese “algo” te das cuenta de que se desvanece por lo inconsistente y efímero.

¿Qué es lo que puedes llegar a ser?

¿Qué es lo que puedes llegar a saber?

¿Qué es lo que puedes llegar a tener?

¿Qué es lo que puedes llegar a hacer?

Ha habido hombres que, estando cerca de Dios, nos han podido transmitir esencias de sabiduría:

Juan: “El mundo pasa y sus deseos, más el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”

Salomón: “La conclusión de todo discurso es este: teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre”.

“Siempre”, “todo”… en contraposición con “por un momento”, “nada”…

Con Dios puedes, podemos hacer proezas, en nuestro nivel personal y también en el marco del pueblo de Dios que se prepara para el encuentro. Sin Dios,… “nada podemos hacer”, ni siquiera pensar, sentir, hablar,… y menos actuar, de una forma consistente.

Pero, ¿qué significa “con Dios”?

Las palabras de Jesús se pueden ilustrar de la siguiente forma: imaginad que arrancamos un pámpano de la vid, y después lo aproximamos a menos de un milímetro de esa vid, y lo mantenemos allí. ¿Qué sucederá con ese pámpano? Sin duda se secará, porque no se trata de una cuestión de cercanía sino de unión real.

Sólo en la comunión con Dios, en la intimidad con Él se nos llena el alma de savia y somos capaces de alcanzar lo valioso, la “grandeza” verdadera. No es cuestión de estar “cerca” (ser miembro de iglesia, asistir a ella, mantener ciertas formas,…) sino de estar unido realmente a Cristo.

Analicemos nuestra vida y respondámonos si estamos “con”, o sólo “cerca”. La diferencia se hará evidente: en la cercanía no hay grandeza, ni consistencia, sólo temporalidad.

Revista Adventista de España