Skip to main content

Como padres y maestros siempre nos asalta la misma pregunta: ¿Qué debemos enseñar a nuestros hijos para guiarlos en su relación con Dios? ¿Qué deben aprender sobre Dios para construir una base firme de todas las experiencias espirituales de su vida?

Si Dios pudiera escribirnos una carta posiblemente sería algo parecido a esta:

Queridos padres:

¿Recordáis cuando nació vuestro hijo? Tenía por delante una vida que aprender y allí os puse Yo, para que se sintiera seguro y protegido mientras crecía.

Desde el principio le habéis rodeado de un ambiente de seguridad y satisfacción. Al principio cosas tan elementales como mantenerlo alimentado y limpio o el sentirse caliente abrazado a vuestro pecho. Más tarde el “besito” en la “pupita”, el abrazo al salir del cole o el darle la mano al cruzar la calle. Simples gestos que hacen que se sienta seguro y protegido a vuestro lado.

Él está seguro de que lo queréis como a nada ni a nadie en el mundo, sin condiciones, porque es un trocito de vosotros y porque no podéis hacer otra cosa que amarle. No importa que discuta con sus hermanos, que rompa el jarrón, que os mienta… seguiréis amándolo porque no podéis hacer otra cosa que amarlo.

Ahora es el momento de que aprenda a sentir también la seguridad de la Salvación. Quiero que sepa, y para eso os he puesto a vosotros, los padres, que Yo le Amo porque es mi criatura, porque es un trocito de mí y porque no puedo hacer otra cosa que amarlo.

Él no me puede ver, pero os puede ver a vosotros. Vosotros sois el espejo en el que ellos me ven a Mi. Si vosotros oráis con él, él aprenderá a orar; si vosotros estudiáis la Biblia con él, él aprenderá a valorar mi Palabra; si vosotros estáis seguros de mi Amor por vosotros, vuestro hijo se sentirá seguro de que Yo lo Amo.

Mostradle mi salvación viviendo salvos, con la naturalidad y la alegría que demuestra que sois salvos, sin condiciones. Vuestro hijo necesita vivir sin miedo, sin la angustia de si será lo suficientemente bueno para Mí. Necesita vivir con la seguridad de que, aunque se equivoque, siempre me tendrá a su lado. Necesita vivir con la certeza de que la Tierra Nueva es un proyecto para él.

En vuestras manos he dejado mi tesoro más querido porque confío en vosotros. Y cuando crezca, ya hablaré Yo con él.

 

Autora: Esther Villanueva. Maestra de educación infantil y primaria. Coordinadora de la sección infantil de Aula7activa y del proyecto Mi Biblia, mi tesoro.

Foto: Manuel Schinner en Unsplash

Revista Adventista de España