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Naciones Unidas acaba de lanzar una alarma urgiendo a reducir el consumo de carne como forma de frenar el calentamiento global y de evitar el deterioro del planeta. La crisis climática debe combatirse cambiando la alimentación de la humanidad.

Una dieta insostenible

Un panel de expertos de varios países bajo la dirección de la ONU ha llegado a al conclusión de que el modelo de alimentación prevaleciente en el mundo, a base de carne y de productos elaborados, resulta insostenible y contribuye significativamente al aumento de la temperatura de la Tierra y al cambio climático. Con más de 7.000 millones de personas en la Tierra, una buena parte de ellas deseando comer carne incluso varias veces al día, se necesita un cambio radical en los hábitos alimentarios de la humanidad.

La ecuación perfecta para una dieta ideal, según los expertos de Naciones Unidas y de la OMS es duplicar el consumo de nueces (frutos secos), frutas, hortalizas y legumbres, a la vez que reducir al menos a la mitad el consumo de carne y de azúcar añadido.

Y es que lo que comemos ejerce un gran impacto sobre el medio ambiente. La destrucción de bosques para cultivar soja (transgénica en su mayor parte) y cereales con los que alimentar al ganado y la emisión de metano por ventosidades intestinales de las vacas, son dos de las principales consecuencias negativas de la producción de carne mediante ganadería intensiva.

La Biblia tenía razón

Una vez más podemos exclamar con rotundidad: ¡Sí, la Biblia tenía razón! La alimentación ideal para el ser humano es a base de semillas, frutas y verduras u hortalizas. Cuánto sufrimiento se hubiera ahorrado la humanidad, cuántos grados de calentamiento se habrían evitado, cuánto mejor se habría preservado este bello planeta azul si los humanos hubiéramos seguido la dieta original para la que fuimos creados. Y de igual forma podemos decir, cuánto sufrimiento se habría evitado si los humanos hubiéramos seguido todas las leyes divinas, en lugar de ignorarlas o de cambiarlas arbitrariamente.

Vistas las amenazantes consecuencias de una alimentación a base de carne, los expertos de Naciones Unidas tienen que hacer sonar la alarma: “Comer a base de carne y productos animales degrada el medio ambiente y contribuye al aumento de la temperatura. Hay que comer mucha menos carne y más alimentos vegetales.” En otras palabras, hay que volver en cuanto sea posible a la dieta original, la que el Creador estableció en el principio.

Pero ciertamente un cambio de alimentación como el que propone la ONU no va a salvar el planeta, como algunos medios de comunicación anuncian. Aunque ahora todos los habitantes de la Tierra se hicieran vegetarianos, la degradación de la naturaleza y la maldad humana están llegando tan lejos que igual haría falta una re-creación total, igual seguiríamos necesitando “Cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3: 13), igual los seres humanos seguiríamos necesitando un Salvador.

Honrando al Creador

Los adventistas del séptimo día creemos que la única solución para terminar con el calentamiento global, con el deterioro de la naturaleza, con el sufrimiento y con el mal en todas sus formas pasa por una intervención divina sobrenatural que restablezca lo que se perdió en el Edén. Pero mientras tanto deseamos honrar al Creador cuidando del planeta y de nuestro propio cuerpo.

Puesto que todo va a ser renovado, no por ello hemos de descuidar la naturaleza, sino al contrario, manifestamos el deseo de conservar el medio ambiente y nuestra propia salud en el mejor estado posible. Así honramos al Creador y anunciamos su poder restaurador.

Sí, comer a base de vegetales según el plan del Creador contribuye a frenar el calentamiento global; es bueno para el planeta, y también es bueno para tu salud.

Autor: Dr. Jorge D. Pamplona Roger. Departamento de Salud, UAE
Imagen: Photo by Anna Pelzer on Unsplash

 

Revista Adventista de España