«Y les dijo:
—Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado». (Marcos 16: 15-16)
La iglesia está diseñada para la misión evangélica de predicación de las buenas nuevas de que en Cristo podemos ser personas diferentes.
Pero estamos en una época de oscuridad moral que rodea todo lo que vivimos y sentimos. Una cierta rebeldía se está viendo en todas partes. Desobediencia, luchas, guerras hacia todo lo que es la fe. Y Cristo sigue todavía llamando a hombres y mujeres a llevar su yugo, que es fácil.
Encontrando a Dios
Por un lado, los cataclismos naturales conducen a las personas a odiar más a Cristo por preguntarse dónde está frente a todo lo malo que ocurre. Por otro lado, la comodidad y la vida sin preocupaciones económicas trae sobre el mundo un tsunami de agnosticismo, secularismo e incredulidad, en una era glacial de postcristianismo.
Oh, creyente, mira en todas partes y verás… Parece que el enemigo de las almas, la vieja serpiente, está ganando terreno. Tengo en mi corazón preocupación por ver tantos desafíos que están delante de nosotros. Alcanzar a las almas con el mensaje del tercer ángel es el propósito del pueblo remanente, porque hay tanta mezcla de conceptos e ideas bíblicas que el engaño se hace cada vez más poderoso.
¿Qué solución tenemos en la Palabra de Dios para avanzar?
«Id y predicad el evangelio, bautizando», es la voz de Cristo, nuestro Maestro. Jesús y su mensaje nos animan. No fallaremos si le seguimos. Él nos lo dejó claro. Habrá intentos de destruir a la pequeña iglesia de Dios. Las olas del infierno y las hordas de los demonios buscarán desmotivarnos, pero no seremos vencidos. Cristo es el comandante que nos da las siguientes indicaciones:
- Id. Su mandato es para movernos. No debemos de olvidar que somos un movimiento. Hagamos todo para no permanecer quietos. Abramos los consejos hacia cualquier cosa que nos saque de la zona de confort. Todo lo que sea moverse es sano para la iglesia. No nos institucionalicemos: «así se ha hecho siempre». Busquemos alternativas para ver que nos estamos moviendo. Mira, aunque sea a 10 kilómetros por hora, ¡muévete! ¿Te estás moviendo con tu iglesia hacia algún objetivo? Tampoco es moverse por moverse, aunque es mejor que no hacer nada. Sin embargo, los movimientos del pueblo del Señor no deben ser erráticos. Nos debemos mover en la dirección de la predicación del evangelio.
- Predicad el evangelio. El primer ángel grita con voz fuerte el evangelio. No tengamos miedo de decir a los demás sobre el amor de Dios. No hay ningún ser humano en la tierra que pueda amar con tanto desinterés como Cristo. No existe iglesia que pueda amar como Cristo lo hizo, tendido sobre una cruz. No puedes encontrar organización que se arrogue el derecho de amar como Cristo lo hace. Por eso, ¿qué predicas tú? Si no predicas el evangelio, no formas parte de ese movimiento que se mueve en la dirección correcta. Si no predicamos el evangelio, las personas no buscarán el bautismo. Siempre me ha fascinado la actitud del carcelero en Filipos. Él pregunta en esa noche, después del gran terremoto, «Qué debo hacer para ser salvo», y Pablo le dice sin reservas: «bautízate».
- Bautizando. Se ha desvirtuado tanto el concepto integral del bautismo, que es como una fiesta de graduación por alcanzar los peldaños del conocimiento bíblico y de la supuesta santidad en vida de obediencia. Eso sí que es como el vino babilónico. Es un engaño para alejar más a las personas de la experiencia vital del bautismo. El bautismo no es solo una culminación de estudios bíblicos. Es el grito del alma por ser salvo. Cuando predicamos el evangelio, damos la posibilidad al Espíritu de penetrar las conciencias. De manera natural, las personas se dan cuenta de que deben cambiar. El bautismo nunca debería ser visto como una garantía de que la persona no caerá de los buenos caminos, sino como un paso de fe en los brazos de un Redentor, quien tiene poder para salvar a los más viles pecadores. Preparemos nuestras iglesias para bautizar. Más allá de las fotos, cánticos, poesías, ropas bautismales, el bautismo es salvación, no porque alguno de los pastores o predicadores tengan poder de salvar, sino porque el milagro ocurre cuando cumplimos lo que Cristo nos dijo: Bautizad.
Queda muy poco tiempo en este mundo. Cristo viene pronto en gloria y majestad. Hagamos movimientos en estas tres líneas: ID, porque no podemos permanecer en el mismo sitio; PREDICAD EL EVANGELIO, porque ahora hay muchos evangelios falsos; BAUTIZAD, porque bautizando es la única manera de comenzar a ejercer fe para la salvación.
Con amor.
Autor: Richard Ruszuly, secretario ministerial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.