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Basta de SilencioLa Iglesia Adventista del Séptimo Día desarrolla «Basta de Silencio», un proyecto que alerta sobre los riesgos del uso de Internet, con énfasis en la protección de los menores.

En 2025, el gobierno español, a través del Ministerio de Igualdad y la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, ha lanzado campañas para visibilizar y combatir la violencia digital, considerándola una violencia real. La violencia digital afecta a más del 73% de las mujeres en España que usan Internet, abarcando el acoso en redes sociales y la difusión no consentida de imágenes íntimas.

Pero es que, además, el 97% de los jóvenes afirma haber sufrido algún tipo de violencia sexual en entornos digitales cuando eran menores, según un nuevo informe de Save the Children sobre la explotación sexual online de la infancia y la adolescencia.

Ante este escenario, la edición 2025 de Basta de Silencio busca generar diálogos urgentes sobre los peligros ocultos en el mundo virtual y promover un ambiente seguro para las interacciones en línea. La campaña invita a conversaciones francas sobre estos riesgos y estimula el uso consciente y responsable de la tecnología.

Basta de Silencio

Creado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Basta de Silencio es un programa educativo anual enfocado en la prevención de diferentes formas de abuso y violencia. Cada edición aborda, desde hace más de 20 años, un tema específico que promueve concienciación y movilización social contra diferentes formas de violencia, a través de materiales diseñados para adultos, adolescentes y niños, que se distribuyen en iglesias, escuelas y comunidades.

En cada edición, un tema específico es abordado en escuelas, iglesias y comunidades y finaliza con el llamado «Día D» el cuarto sábado de agosto. Pero, más allá de una fecha especial, el tema se trabajará durante todo el año mediante materiales educativos, charlas y actividades en escuelas, iglesias y espacios públicos.

El tema central este año es la violencia en el entorno digital, pero también se abordan problemáticas como las fake news, el ciberbullying, la pornografía y la captación de menores, que afectan a innumerables personas y convierten a muchos en víctimas frecuentes de delitos en línea. La campaña de este año de Basta de Silencio resalta la necesidad de supervisión, protección y cuidado continuo, además de mostrar datos relevantes sobre la violencia digital y sus principales señales de alerta.

Los peligros del mundo digital afectan a muchos adultos y, cada vez, a más a niños y adolescentes. Algo que les deja marcas profundas. Las denuncias realizadas por sobre el uso de redes sociales por menores de edad han dado mayor visibilidad a casos de abuso, amenazas y ataques ocurridos en el entorno virtual. Frente a esta realidad, la Iglesia Adventista refuerza, con este producto creado para Sudamérica, pero útil en todo el mundo, su preocupación por los riesgos digitales para niños, jóvenes y adultos.

Alertas sobre la adultización infantil

El profesor de neurociencia y doctor en psicobiología, Adauto Junior, advierte sobre el impacto negativo que la adultización y la exposición temprana a redes sociales tienen en el desarrollo físico y mental de niños y adolescentes.

Además, explica que el ser humano atraviesa etapas fundamentales para un crecimiento saludable. Cuando esas fases no se respetan y se aceleran, surgen comportamientos que requieren una madurez aún no alcanzada, lo que compromete seriamente el desarrollo físico, mental y social de la persona.

«Especialmente durante la adolescencia, la construcción de la identidad es un desafío crucial que se ve afectado si la mente se expone a contenidos y conductas inapropiados para esa edad. Incluso pueden producirse alteraciones hormonales en los niños, que pueden desencadenar daños en su salud física y mental para toda la vida», resalta el especialista.

Los peligros de la exposición precoz y el abuso digital

Adauto detalla que la exposición precoz y los abusos digitales están vinculados a múltiples problemas como depresión, ansiedad, automutilación, suicidio, trastornos alimenticios, conductas delictivas, consumo de drogas, comportamiento antisocial, embarazo precoz, enfermedades de transmisión sexual, entre otros.

Los padres son responsables de proteger a sus hijos menores. En primer lugar, no deben permitir que los niños tengan acceso a pantallas, especialmente durante la primera y segunda infancia. Más adelante, corresponde limitar el tiempo de uso y supervisar de cerca lo que consumen sus hijos en las redes sociales», enfatiza el doctor.

También recuerda que existen aplicaciones de control parental que pueden ser útiles en esta tarea difícil. «Sin embargo, es fundamental mantener un diálogo abierto con los menores, establecer límites claros y denunciar siempre cualquier situación de abuso», concluye.

Violencia digital, un riesgo para todos

La violencia digital ha tomado proporciones cada vez mayores, alcanzando hogares, escuelas e iglesias. De esta forma, deja víctimas que muchas veces sufren en silencio los dolores y las heridas dejados por los criminales sin rostro del otro lado de la pantalla. Ya sea mediante contenido inapropiado o amenazas silenciosas, muchas personas se sienten atrapadas y avergonzadas, sin saber cómo reaccionar.

Jeanete Lima, pedagoga y coordinadora del proyecto Basta de Silencio, resalta la importancia y urgencia de tratar este tema, que «se ha convertido en parte esencial de nuestra vida, tanto para niños como para adultos». «Las escuelas lo utilizan, dependemos de él para el trabajo, las relaciones y la comunicación. Gran parte de nuestra vida actual ocurre en el mundo virtual, que nos brinda muchos beneficios, pero no es un terreno neutro», —explica—.

«Abordar esta temática significa alertar a las familias y cuidar a los niños y adolescentes que son más vulnerables», —afirma Jeanete—. También recuerda que el proyecto, desarrollado por la Iglesia Adventista, reafirma la responsabilidad institucional de «promover la concientización, orientar y mostrar caminos para enfrentar los desafíos que surgen».

«Hablar sobre la violencia en el mundo virtual es un acto de amor y responsabilidad, especialmente con esta generación. Queremos aprovechar los beneficios de la tecnología, pero hacerlo con sabiduría, límites y seguridad», —concluye la educadora—.

En un mundo cada vez más conectado, el territorio digital ha pasado de ser un espacio para compartir información, conocimiento y entretenimiento a convertirse en un entorno complejo y arriesgado.

Riesgos y soluciones

La especialista Glaucyã Cândido Rodrigues, colaboradora del proyecto Basta de Silencio, explica los impactos emocionales de los delitos virtuales y ofrece pautas para un uso responsable de internet.

La violencia digital es un fenómeno reciente y, a la vez, cada vez más frecuente. Así lo afirma la psicóloga Glaucyã Cândido Rodrigues, graduada en Psicología con especializaciones en el área infantojuvenil y en neuropsicología, quien actualmente trabaja en su propio consultorio y apoya con charlas y actividades de concienciación la campaña adventista Basta de Silencio.

Qué es la violencia digital

Rodrigues explica que muchas personas aún no creen que la violencia digital pueda alcanzarlas. Ese es uno de los mayores peligros: «Internet no es un lugar sin consecuencias. La exposición puede dejar vulnerables a los usuarios y generar ansiedad, depresión, melancolía u otros síntomas».

Entre las formas más comunes de violencia digital se encuentran el cyberbullying, la pornovenganza y el stalking virtual.

Impactos emocionales y señales de alerta

Los efectos más frecuentes en las víctimas incluyen ansiedad, miedo constante, vergüenza, retraimiento social, baja autoestima, depresión e incluso pensamientos suicidas. En niños y adolescentes, la psicóloga menciona la caída en el rendimiento escolar, alteraciones del sueño, irritabilidad y regresiones de conducta.

Rodrigues recomienda prestar atención a las señales de alerta: aislamiento, cambios bruscos de humor, preferencia por lo virtual antes que las relaciones personales, dificultades de concentración y memoria, así como descuido en la higiene y responsabilidades diarias.

El papel de las familias

Para reducir riesgos, la especialista subraya que el exceso de exposición es un factor crítico. «No es necesario compartir todo. El uso responsable de internet comienza con limitar la exposición», afirma.

La campaña de este año enfatiza el papel de la familia como primera red de protección. «El diálogo es una base segura. Establecer acuerdos sobre el tiempo de uso y dar ejemplo en casa es fundamental», añade.

Caminos de ayuda y esperanza

Frente al silencio que muchas víctimas mantienen por miedo o vergüenza, Rodrigues aconseja buscar apoyo inmediato: «Habla con alguien de confianza o recurre a profesionales como psicólogos, psiquiatras o abogados especializados. Lo fundamental es no enfrentar esto en soledad».

Finalmente, la psicóloga recuerda que internet también puede ser un espacio positivo, incluso para el evangelismo: «Prediquemos con amor. Antes de publicar, preguntémonos: «¿Qué escribiría Jesús?»».

A quienes ya sufrieron violencia digital, les deja un mensaje de esperanza: «Tu vida y tu identidad importan. Esta tormenta pasará. Usa este momento para crecer con esperanza y amor propio».

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Autora: Esther Azón Fernández, teóloga y comunicadora. Redactora y editora de revista.adventista.es

Fuentes:

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