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¿Usamos azúcar? ¿O mejor edulcorante? ¿Qué es mejor para cuidar nuestra salud? La respuesta es: ¡Ninguna de las dos cosas!

El azúcar se convirtió en un enemigo de la alimentación saludable debido a los excesos en su consumo.

Por su parte, los endulzantes irrumpieron en el mercado mostrándose como muy saludables y hasta presentan una variada gama de productos para niños, adultos, y especialmente para diabéticos.

Sin embargo, recientemente, la Organización Panamericana de la Salud incluyó a los edulcorantes en la lista de nutrientes críticos, como el sodio, el azúcar y las grasas saturadas.

Distintos estudios han comprobado que los edulcorantes dañan la flora intestinal y afectan el metabolismo de la glucosa. Por lo tanto, ya no podemos decir que sean tan inofensivos como pensábamos que eran.

Prueba con estas recomendaciones:

Estevia 100% natural: Su dulzor deriva de las hojas de una planta llamada. Debemos observar con cuidado que no tenga otros componentes asociados, para asegurarnos de que estamos usando un producto realmente natural.
Miel: Contiene antioxidantes, vitaminas (B, C, D y E) y numerosos minerales, como hierro, cobre, fósforo, potasio, calcio, magnesio, zinc y manganeso. Además de ser muy sabrosa y suponer un excelente suplemento del azúcar, lo ideal es no superar las dos cucharaditas al día.

Melaza: Es una sustancia espesa, dulce y de color oscuro que queda como residuo de la cristalización del azúcar de caña. Es una opción de edulcorante, ya que proporciona nutrientes como vitamina B y minerales como el magnesio, calcio, cobre, hierro y potasio. Cuanto más oscura sea la melaza de caña, más nutrientes tiene.

Dátiles: Contienen una gran cantidad de fibra dietética que ayuda a enlentecer la absorción del azúcar. Son ricos en antioxidantes. Estas frutas deliciosas contienen calcio, azufre, hierro, potasio, fósforo, manganeso, cobre y magnesio.

Autor: Daniela Camus, chef especialista en cocina saludable, diplomada en Orientación y Salud Integral.
Imagen: Foto de Mathilde Langevin en Unsplash

 

PUBLICACIÓN ORIGINAL: ¿Azúcar o endulcorante? 

Revista Adventista de España