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Mientras me acercaba a la oficina esta mañana, no pude sino quedar sorprendido y anonadado ante la terrible noticia del atentado en Bruselas. Otras personas de bien, que se dirigían a su lugar de trabajo, buscando la defensa de las libertades y derechos como un servidor, hoy no han llegado a su destino.

Como padre y esposo, me horroriza pensar siquiera en el drama que se está desarrollando en estos momentos, las dolorosas llamadas que muchos familiares estarán recibiendo en estas horas, la preocupación de aquellos que estarán buscando a sus seres queridos sin encontrarlos aún.

Como Secretario General de la ADLR me horroriza la idea de la responsabilización de un colectivo religioso que no tiene nada que ver con religión sino con fanatismo e irracionalidad. Ninguna religión puede buscar su imposición a ningún precio, y menos usar la violencia en nombre de ningún Dios. El terrorismo es sólo y nada menos que eso, terrorismo.

Desde la Asociación de la Defensa para la Libertad Religiosa se promueve el respeto y derechos de la libertad de conciencia, religión y creencia, pero siempre en el marco de los derechos humanos que reclamamos donde es necesario, y defendemos en todo momento.

El derecho a la vida es fundamental, el primero y básico, sin vida no hay capacidad de raciocinio ni de ejercicio de libertad religiosa. El concepto universal de religión es “re-ligar”, o volver a unir, al ser humano inmanente con el ser divino trascendente, e invitar a los semejantes a disfrutar de esa experiencia espiritual que impregna, o debería impregnar, el diario vivir con una experiencia reconciliadora en todos los niveles, en lo trascendente y con los semejantes. Cualquier otro tipo de experiencia que no sea de esa naturaleza, que impone, no respeta, e incluso usa la violencia despreciando el primer derecho básico a la vida, no puede ser tildada de religiosa en absoluto.

Como Secretario General de la ADLR y defensor de los derechos religiosos de todos los grupos que realmente se preocupan de la experiencia mística-trascendente buscando el beneficio del prójimo, me preocupa grandemente la posible injusticia social que pueda sufrir el colectivo musulmán, inocente y víctima a la vez de esta barbarie terrorista que se realiza falsamente en su nombre.

Condenamos profunda, enérgica y rotundamente los atentados de hoy en Bruselas y todos los actos de intolerancia y especialmente los que atentan contra la vida de los semejantes. Nuestros pensamientos y ruegos están junto a aquellos que sobreviven y sufren tras esta terrible tragedia, así como con los familiares de aquellos que vieron su vida violentamente segada esta mañana.

Por las noticias que sabemos, el Secretario General de la AIDLR, rama europea de la ADLR con sede en Bruselas no ha sido afectado por esta tragedia. Extendemos un sentido y fuerte abrazo a la vez hacia aquellos que desde el corazón de Europa siguen luchando por las libertades y derechos de los ciudadanos, rogando que no se desanimen ante cualquier reacción natural humana ante la barbarie, y a defender los derechos de la gran mayoría de ciudadanos del mundo que son gente de bien.

Revista Adventista de España