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Estos días leía el “Informe Barna” (un grupo de investigadores que ofrecen estadísticas sobre el estado de la iglesia cristiana en norteamérica) y allí encontré un comentario que me gustó especialmente. El pastor de Westside Family Church, decía que durante este distanciamiento social “el hogar es la nueva iglesia y los padres son los nuevos pastores”. Y no puedo estar más de acuerdo.

Desde el principio de toda esta situación he comprendido que iniciábamos un tiempo de oportunidad para nuestras familias. De  pronto nos podíamos detener. Nos veíamos forzados a estar juntos, y quizá, con suerte, mirarnos a la cara, hablar con franqueza y buscar juntos aquello que nos ayudaría a sobrevivir, de esta pandemia, y sobre todo, de este planeta.

Vuelco de la parentalidad fuera de la iglesia

Corría el año 2010 cuando nos volvimos padres con mi marido. Fue justo una época en el que la parentalidad comenzó a dar un vuelco. Congresos para padres, Universidad de padres, eventos multitudinarios para una paternidad consciente, respetuosa, talleres de disciplina positiva, etc. Pero, curiosamente, no oía este fuerte interés dentro de nuestra iglesia, el movimiento venía de fuera.

Desde entonces comencé a leer y buscar la forma de comprender cuál era la inspiración específica para nuestras creencias. Y comprendí entonces que teníamos una luz maravillosa, pero que no la estábamos aplicando.

Un día, terminando la lectura del Antiguo Testamento, llegué al último versículo y me quedé con la boca abierta:

“El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con destrucción total” Malaquías 4:6

¿Por qué iba el Señor a terminar el Antiguo Testamento de ese modo? Comprendí que aquello era en realidad una promesa. El Señor nos iba a “echar un cable” para que el desastre y la pérdida de vidas eternas no sea total. 

Nuestras familias están rotas, disgregadas por la explosión de multitareas, exigencias y tecnología. Si los padres no aprendemos a amar y educar a nuestros hijos, no hay esperanza para esta tierra. La violencia aumenta y aumentará por niños que crecen sin afectos profundos, sin valores claros, sin la compañía incondicional de sus padres.

“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” Mateo 24:12

Paternidades bíblicaente conscientes

El Señor nos llama a vivir paternidades bíblicamente conscientes, despiertos para percibir el tiempo en que vivimos, dispuestos a amar a nuestros hijos a hijas, de forma que puedan creer en el amor de Dios y así estar preparados para esperarle.

Por eso trabajo desde las áreas MIAF+ para despertar esa consciencia: que nos volvamos un pueblo amante de nuestra familia. Y os animo a sumarse al proyecto Iglesias Hogar, me parece una gran oportunidad para que entre todas las áreas de nuestra iglesia, colaboremos impulsando esta búsqueda de educar espiritualmente a nuestras familias y volviéndonos luz para aquellas familias amigas con las que nos relacionamos. 

Desde áreas MIAF+, aportaremos recursos y contenidos que podáis utilizar perfectamente en las  iglesias hogar que se organicen en vuestras iglesias. Para que, mientras educáis la espiritualidad, también abordéis las otras áreas que restauran nuestra espiritualidad: la relacional, la emocional, la social. Atender todas las áreas de nuestras familias nos volverán más saludables espiritualmente.

¡Ojalá que esta sea la experiencia de vuestras Iglesias Hogar, aquí estaremos para acompañaros en el camino!

Autora: Maijo Roth, responsable de las áreas MIAF+ (Ministerio de la Infancia Adolescencia Familia y 60+) de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España. 

Revista Adventista de España