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Esta pasada semana del 7 al 14 de noviembre ha sido especial en muchos sentidos: hemos disfrutado de la I Semana de Oración Integrada con el título “El camino a casa. Fidelidad en el estilo de vida cristiano.”

Pero si ya es especial la convocatoria en sí a nivel mundial, para el grupo de mujeres esposas de pastor que integran AMAF (Asociación Ministerial del Área Femenina), ha sido, si cabe, doblemente especial: cada día, una compañera nos compartía su reflexión en audio sobre la lectura de la revista de la semana de oración. Además, Nancy Figueras, nuestra coordinadora de AMAF, nos compartía los motivos y peticiones de oración para poder tenerlas presente durante todo el día. Así comenzaba la jornada.

Pero el momento más especial era por la tarde, cuando abríamos una ventana al encuentro virtual, con la reunión de oración por vídeo llamada grupal. Al gozo de saludarse y compartir, se sumaba el tiempo de oración en conjunto y las muestras de apoyo entre las participantes.

Testimonios

Así han expresado la experiencia algunas de las compañeras:

Para mí ha sido muy entrañable, no era consciente de cuanto me alegraba ver a mis compañeras y estando separadas, sentirlas cerca. Me he sentido muy cómoda y entre amigas, esperando el momento de poder orar juntas, y saber el anhelo que tenemos todas de ‘volver a casa’.” (T.F. Zona Madrid).

Creo que la idea principal se repite en el sentir de todas. Ha sido un momento de compañerismo compartiendo nuestras alegrías y también algunas cosas que nos preocupan, teniendo la oportunidad de llevarlas juntas a los pies de Jesús.”  (L.G. Zona Aragón).

Por mi parte, respecto a las reuniones de Zoom, he visto caras conocidas y otras que no, a unas me ha emocionado verlas después de largo tiempo. (…) Han sido tres veces por mi parte, pero espero que haya más ocasiones para seguir compartiendo sonrisas. Quizás algún mensajito corto, como una frase o un pensamiento estaría bien.” (MC.G. Zona Levante).

Aunque yo solo he estado un día, para mi fue bonito poder ver caras de compañeras y compartir en oración, oír algunas oraciones me trajo mucha paz. A la vez me hizo recordar que no estamos solas en esta lucha. A pesar de que termina la semana de oración, las oraciones no cesan.” (A.G. Zona Sur-Andalucía).

Reflexiones sobre una carta de EGW

El artículo con el que ha concluido el segundo sábado de la Semana de Oración, es una carta que Ellen G. White escribió sobre cómo vivir en el tiempo del fin, que fue publicada en verano de 1889.

La sociedad del tiempo en que escribió esta carta, estaba en el auge de la llamada Segunda Revolución Industrial, que poco le llevaba a reflexionar sobre un fin cercano. Todo lo contrario.

Era la época de la construcción de las grandes líneas de ferrocarril, de progresos en la aviación; en las ciudades los rascacielos eran el símbolo de prosperidad económica. Había importantes avances científicos y técnicos, a pesar de los muchos conflictos geopolíticos: se desarrollaba la iluminación eléctrica con Edison, nombres como Ferrari, Tesla, Benz, avanzaban con el motor eléctrico, Isaac Peral creó con éxito su famoso submarino, etc.  Fueron figuras de la literatura de ese tiempo: Nietzsche, Mark Twain, Dostoievsky, Stevenson con ‘La isla del Tesoro’, Conan Doyle con ‘Sherlock Holmes’, se publicó Ben Hur… Florecían artistas como Van Gogh, o Brahms en la música. Pocos meses antes de esta carta se había inaugurado la Torre Eiffel en París.

Pero ¿qué mundo era aquél para esperar que se terminara o para enfocarse hacia un final, si parecía que el progreso, el conocimiento, la ciencia, la educación, la tecnología hacía imparable al ser humano?

Desde luego, no podría haber sido más impopular un mensaje sobre estilo de vida para vivir el fin del mundo ¿Qué fin? ¿Qué últimos días? ¡Si acababan de comenzar los días de gloria humana!

Nuestra responsabilidad es ofrecer luz en medio de la oscuridad

Pero la misma Ellen G. White explica en esta carta que no podría haber dejado de predicar el nombre de Cristo. La responsabilidad del pueblo de Dios siempre es y ha sido ofrecer luz en medio de la oscuridad, aun cuando el mundo en tinieblas no reconoce que lo está. Fue así para Noé antes del diluvio, para los profetas antes de la deportación a Babilonia, para Jesús mismo antes de la caída de Jerusalén.

Quien vive en un tiempo que finaliza no siempre puede o sabe reconocerlo. Pero Dios conoce de un modo que los seres humanos no alcanzamos a ver.

En este nuestro tiempo, en el que no nos gusta nada que sea como está siendo, no están tan lejos las ideas colectivas de final: la ecología denuncia hace mucho que el planeta va con fecha de caducidad como siga así, el terrorismo amenazaba el sistema de vida occidental desde fuera, hasta que ha dado el relevo a la pandemia que lo sigue amenazando desde dentro. No debemos olvidar los permanentes conflictos geo-políticos, territoriales, tribales, guerras, hambres, desastres que asolan los países más pobres, y no tan pobres: todo está patas arriba. No es difícil pensar en un fin del mundo conocido.

Pero más que anunciar el fin en clave catastrófica, estamos llamados a ser luz. A ser un pueblo que viva lo que anuncia, que refleje con su estilo de vida la esperanza que predica, que desee más que el final, el principio; más que el terminar, la restauración, la recreación, la vuelta a la vida. Y que esa vida pueda ser disfrutada desde ya, con el Reino de Dios presente en nuestro día a día, con el Dios con nosotros, con el camino de luz, el camino a casa.

Contadles del amor de Cristo

Concluye White la Semana de Oración: “Contadles del amor de Cristo, habladles de su poder, y disfrutaréis en este mundo un anticipo de las glorias del cielo. Responded a la luz de Dios, y seréis como un jardín regado; vuestra salud brotará prestamente; vuestra luz se alzará en la oscuridad, y la gloria del Señor será vuestra recompensa.

Es el deseo de cada una de las mujeres que formamos parte de AMAF, que la próxima Semana de Oración sea verdaderamente especial porque podamos celebrarla ya en nuestro Hogar Celestial, donde no harán falta redes ni plataformas online para reunirnos, porque podremos encontrarnos ante la presencia de nuestro Salvador, alabarle y agradecer su amor por la eternidad.

Autoras: Nancy Figueras y Sarai de la Fuente. Nancy Figueras es la coordinadora de AMAF, Asociación Ministerial del Área Femenina. Sarai de la Fuente ha colaborado en la redacción del artículo para AMAF.
Imágen: Photo by Amy Hirschi on Unsplash

Revista Adventista de España